Autora: Mercedes de Vega
Editorial: Plaza&Janés
SinopsisUna excepcional novela sobre el amor y el destino, la memoria y los secretos de familia. En los albores de la Segunda República, Lucía Oriol es una joven esposa aristócrata en una sociedad en plena transformación, cuya vida da un vuelco cuando conoce a Francisco Anglada, viudo empresario de origen judío, que compra una residencia a la familia Oriol en la calle Pintor Rosales. Lo que comienza como una tórrida aventura amorosa, se enreda cuando aparece Jimena, la conflictiva hija de Francisco. La relación entre Jimena y Lucía, la doble vida de ésta y el pasado oculto de los Anglada destaparán un torbellino de celos, venganza y traición de los que nadie saldrá indemne.
El amor de Lucía Oriol por un hombre atrapado en el laberinto del pasado y la necesidad de contar la verdad y de hacer justicia, alimentan este retrato de dos linajes, inspirado en hechos reales, en un Madrid convulsionado al borde de la Guerra Civil.
Con la riqueza de una sobresaliente prosista, Mercedes de Vega bucea en nuestra historia más personal para mostrar que en todas las familias se esconden secretos que pueden resultar letales. Cuando estábamos vivos no es solo la historia de una mujer que debe elegir entre la razón y el corazón, también es el fresco de una época y de una ciudad que marcarán los destinos de sus protagonistas.
Opinión personalCuando estábamos vivos cuenta la historia de dos familias, enmarcada en el contexto de la guerra civil española. Se me complica hablar de una novela que me ha parecido tan excepcional pero trataré de hacerlo lo mejor posible. Destacar que está basado en hechos reales pero de ésto hablaré más tarde.
Os habréis dado cuenta que en la descripción de Cuándo estábamos vivos no he puesto el género que trata la novela a pesar de que sí suelo hacerlo. La razón es que esta novela toca tantos géneros y los enreda en una telaraña tan bien tejida que difícilmente se podría explicar con una, dos o tres palabras de "género": Los secretos de una familia, traiciones, amor, locura, adulterio o el contexto histórico contada desde una perspectiva indispensable: el de los últimos años del reinado de Alfonso XIII, la II República y el comienzo de la Guerra Civil Española.
Cuando estábamos vivos me ha hecho disfrutar de una historia emocionante con constantes giros de tuerca, personajes complejísimos a los que podías entender y odiar a la misma vez y diálogos con chispa, entre otras muchas cosas.
"-No pienses más en ese libro, Lucía. No hay en él más que palabras, y las palabras solo existen si son leídas.Sabía perfectamente de lo que estaba hablando, y no era de literatura. -¡No es verdad! ¿Quiere decir que si se pierde un libro nunca ha existido su historia?"
Lucía Oriol es la protagonista de nuestra historia junto con la familia Anglada. Ella es el punto de unión entre la familia Oriol y los Anglada. Se trata de una mujer fuerte, quizás algo adelantada a su época, cabezota e impulsiva. Su vida da un vuelco al conocer a Francisco Anglada, con quien comienza una relación clandestina. Desde el principio, se nos muestra cómo disfruta con libertad de este adulterio, pues su marido fue impuesto por conveniencia.
Así comienza la historia de estas familias a las que no les ha faltado tragedia. El principio es algo así como la calma que precede la tormenta, en la que nos permite conocer a los personajes más profundamente antes de verlos actuar en situaciones drásticas.
"Son gente peligrosa, unos fanáticos. Lo que no entiendo es... por qué contigo es de otra manera y te consiente que lo engañes y lo tengas de cornudo por todo Madrid. No parece un hombre tonto, o es demasiado listo y un día nos pega un tiro en la calle a los dos"
Francisco Anglada es un hombre lleno de orgullo y ego, torturado por su pasado y la historia de su familia. En un primer momento, lo vemos como el típico Don Juan pero a lo largo de la novela descubrimos que realmente siempre ha ido buscando un hueco y su identidad. Se puede pasar de odiarlo a acabar comprendiéndolo para terminar amándolo.
"Me besó con ansia en los labios y en la frente. No le importaba lo que hubiese a nuestro alrededor: su mundo se hundía y vi sus zapatos descuidados por primera vez desde que lo conocía"
Todo empieza a tambalearse (incluso antes de que la guerra estalle) cuando aparece Jimena. Gracias a ella la historia sufre importantes giros. Jimena Anglada es hija de Francisco Anglada y Juliana Roy. Huérfana de madre, siempre ha sentido cierto resquemor hacia su padre y éste se hace mayor cuando Francisco la traslada a Madrid para estudiar.
He de decir que es uno de los personajes que más he llegado a querer, uno de esos que dejan huella. Tímida al principio, rebelde luego y llegando a perder algo de cordura. MINI SPOILER No podía describir la fascinación que siento por este personaje sin hablar de su locura, su enfermedad y como lucha por un amor que no le pertenece pero ella cree merecer como si en su alma viviera más su madre que ella. Ella y su hijo acaban siendo el símbolo de la traición y los secretos de toda la familia. FIN.
La historia es narrada a través de dos narradores; Lucía Oriol en primera persona y un narrador omnisciente que nos cuenta los hechos que ella no pudo presenciar:
"He sido testigo presencial de casi todos los hechos que voy a desvelar; y a los que no asistí, me lo confirmaron sus protagonistas y los hermanos Anglada. El resto lo conoce Dios, que también narra esta historia"
Esto nos viene a confirmar, como he dicho antes, que la novela está basada en hechos reales. En una entrevista a Mercedes de Vega sobre Cuándo estábamos vivos, ella afirma lo siguiente:
“Yo soy una Anglada. Madrid es mi ciudad y la ciudad en que vivió y murió Jimena, que es el alter ego de mi abuela y a quién cito en una de las dedicatorias de la novela”.
"Mi padre era un hombre demasiado reservado, nunca nos hablaba de su infancia. Solo contaba que había salido en un orfanato en la calle de López de Hoyos, regentado por unas monjas, obra de caridad de una aristócrata madrileña"
Tras leer la novela y con esta información, es fácil adivinar su sitio en esta historia e ir un poco más allá del fin de la novela. Tengo que reconocer la gran labor de Mercedes de Vega con esta novela, pues habrá sido cuanto menos, un trabajo bastante arduo.
Cuando estábamos vivos se divide en tres partes tituladas: "Madrid, 1928-1931", "El comienzo del fin (1933)" y "Ciudad del amor y de la muerte (1936)". Los títulos ya nos dejan bastante claro el tipo de división: Una introducción, un desarrollo de una historia que empieza a ser tensa y donde la guerra se empieza a vislumbrar y un estallido.
La ambientación histórica, retrata perfectamente una Madrid al borde de la guerra con sus disputas y sus tensiones. Las descripciones del panorama, los sitios y las calles son reiteradas y a veces extensas, lo que a veces ralentiza la historia. Lejos de ser un punto negativo, no concebiría la misma historia sin esa profundidad de contexto, tan necesario también para el destino de ambas familias.
"Intentamos hacerle entender que vivir en España era lo de menos, lo importante era Madrid. No podría dejar de comprar el capón de Navidad en la plaza Mayor, ni de perderme por las saladas de Velázquez del Museo del Prado, ni renunciar a acudir los domingos por la mañana al Rastro para hacerme con baratijas y muebles viejos en los puestos con capotas de tela hecha jirones. Sin contar mi barrio de la Moncloa en el que había nacido"
En definitiva, Cuando estábamos vivos es una historia que me ha resultado emocionante, he aprendido, he vivido y me ha llenado de sentimientos contrapuestos. La recomiendo sin duda a todo el mundo de manera general y sobre todo a aquellos que deseen una lectura para tomárselo con calma, sentarse y leer su pluma impecable porque no es una novela para leer a la ligera.
"Hicieron el amor una y otra vez, como si sus cuerpos no fueran de carne, sino de la materia desconocida de la que están construidos los sueños. Para seguir soñando eternamente"