¿Os fijáis siempre una hora determinada para finalizar vuestra sesión de poker?
Los que vivimos exclusivamente de este juego solemos tener un horario bastante flexible, lo que conlleva que no tengamos compromisos que hagan que nuestras sesiones de juego tengan una hora fija para terminar. Para algunos es igual que jugar a un videojuego; se pueden tirar horas y horas seguidas sin descanso sin importar las circunstancias. Otros terminarán cuando el número de mesas rentables sea bajo, cuando les llame la novia/madre, cuando empiece el fútbol, o cuando ya no le quede más remedio tras reventar el ratón y/o el teclado a golpes tras perder un par de botes gigantes ante sendos two outers.
Pero, a pesar de disfrutar de esa libertad de horarios, creo que hay que tener en cuenta los elementos que deben decidir cuando dar nuestra sesión por terminada:
La duración
Si nos hemos preparado adecuadamente para jugar, al empezar tendremos la mente atenta y concentrada, dando el 100%. Creo que todo el mundo estará de acuerdo en que el rendimiento disminuye a lo largo de la sesión. Según las capacidades de cada uno, esto ocurrirá a un ritmo distinto, pero no creo que nadie juegue mejor a las 3 horas de estar en las mesas que a los 30 minutos de haber empezado (en circunstancias normales). A pesar de que hace tiempo descubrí cuando una sesión de poker se me hace larga, no siempre limito su duración a lo que es adecuado para mí. Esta es la relación de mis sesiones de un par de meses (en verde las que terminaron en positivo y en rojo las otras):
Si desestimamos las que tienen una duración menor a media hora, que son porque se va la luz en casa (cosas del monzón en Tailandia) o porque mi novia tiene algún asunto “de vida o muerte” entre manos al que debo prestar atención inmediatamente, podemos hacer una relación entre la duración de las sesiones y el resultado global de las mismas:
de 30 a 60 minutos: 28 sesiones – 8 en negativo
de 60 a 80: 32 sesiones – 8 en negativo
de 80 minutos: 23 sesiones – 13 en negativo
Aunque esta muestra es pequeña (os invito a que echéis un ojo a vuestras bases de datos y compartáis vuestros hallazgos en los comentarios), en otras ocasiones he encontrado unos datos similares: cuando llevo más de 1 hora y veinte minutos jugando es menos probable que termine en números verdes.
Como he dicho antes, cada uno tendrá unos ritmos y capacidades diferentes, pero hay que saber cuando la duración de la sesión hace que pasemos de nuestro juego “A”, al “B” o al “C”, y dejar de jugar antes de que esto suceda.
El tilt
Estábamos muy deep y con posición sobre la ballena de la mesa hasta que… ¡zasca! Nos badbeatea nuestros ases tras ir all-in pre-flop, nos caza el proyecto runner runner más peregrino y/o nos comemos el cooler del año. Ya la tenemos liada: por nuestra cabeza sólo pasa recuperar nuestro dinero lo antes posible. Y si alguien osa interponerse en nuestro camino, se le intenta echar del bote a toda costa. Al cabo de un rato lo único que hemos conseguido ganar es frustración: la ballena se ha pirado sin volver a jugar a lo loco como lo había hecho hasta nuestro encontronazo y los regulares nos han dado un dolor de cabeza tremendo al aprovecharse de las situaciones comprometidas a las que nos hemos expuesto debido al tilt.
Cuando pasamos la raya y nos tildamos es cuando resulta más difícil y más rentable es dejar de jugar. Va contra todos nuestros instintos emocionales, pero nuestra parte racional sabe que es lo mejor que podemos hacer. En caliente nos intentaremos engañar y auto-convencernos de seguir jugando, pero el 80% de las veces nos acabaremos arrepintiendo de no habernos ido a dar un paseo.
No hace falta que tengamos una mano fatídica para llegar al tilt, sino que este puede aparecer por una sucesión de errores menores que van acumulando sentimientos negativos en nuestro cerebro. Cuanto peor sea nuestro nivel de juego, más fácil será que esto ocurra, por lo que es muy importante no pasarnos en la duración de las sesiones para que esto no ocurra.
Además, si nos acostumbramos a establecer una hora para dejar de jugar, estamos entrenando nuestra fuerza de voluntad para irnos de las mesas cuando queramos, y esto hará que seamos capaces de levantarnos cuando el tilt llame a la puerta. Porque, aunque no nos demos cuenta, muchos somos yonkis del poker. “No, si yo dejo de jugar cuando quiera”, ya, anda que opinarán lo mismo tu novia, madre, compañero de piso o los colegas que sufren tus retrasos cada vez que “dejas de jugar cuando quieres”.
Tope de pérdidas
Otro momento crucial para dar por terminada nuestra sesión es llegar al tope de pérdidas que afecta al nivel de nuestro juego. Este es un aspecto al que casi nunca he dado mucha importancia, pero creo que es muy a tener en cuenta. Lo primero, porque a partir de una determinada cantidad hace que, o bien aparezca el tilt, o dejemos de rendir a nuestro nivel “A”. Cuando habéis llegado a una cantidad considerable de pérdidas en una sesión y habéis seguido jugando, ¿que ha ocurrido más a menudo: la remontada épica o el descenso en picado? En mi caso, y estoy seguro que en el de la mayoría, lo segundo.
Cuando me leí el libro “The Poker Blueprint” creo que la única parte que se me quedó en la memoria fue la siguiente:
“Por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo [el dejar de jugar al llegar a un tope de pérdidas] ya que siempre queremos recuperar y quedarnos a cero. Pero saber que ni de coña vas a remontar te ayuda a alejarte de las mesas. Va a ser duro hacerlo. Yo todavía tengo problemas con ello a día de hoy. Sin embargo, ahora soy mucho mejor en el momento de dejar de jugar. La principal razón por la que he mejorado es el mirar a mi historial de sesiones.
Analisís de tu historial de sesiones
Si miras tu historial de juego durante el último año, verás que el total de ganancias es casi igual a la suma de tus 15 mejores sesiones. Ese es el número de cajas para mí en 10/20 NL. Si juegas más alto, entonces es un poco menos que el total. Si juegas más bajo, las ganancias serán algo superiores que tus 15 mejores sesiones.
Ahora, echa un vistazo a las 15 peores sesiones. Si, de alguna manera, consiguieras recortar las pérdidas de la mitad de esas sesiones, serías un hombre mucho más rico. Lo sé, es duro levantarse cuando estás atascado, pero espero que al analizar estos datos seas consciente de la influencia que tiene el tope de pérdidas en tus ganancias. Así fue como me yo me di cuenta de que minimizar las sesiones negativas puede incrementar tus ingresos de manera dramática”
Yo, que juego muchísimo más bajo que el autor del libro, no sé si sus números serán muy aproximados. Lo que sí sé es que si hubiera mantenido mis más sonados descalabros en un límite aceptable, no sólo tendría más dinero sino que sería mucho más feliz.
¿Y vosotros? ¿Tenéis tope de pérdidas? ¿de cuantas cajas?