Revista Sociedad

Cuando Fox News hace a los terroristas el favor de sus vidas

Publicado el 06 abril 2013 por El Patíbulo
Política navyseals

Publicado el 6 abril, 2013 | por Óscar Sainz de la Maza

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Cuando Fox News hace a los terroristas el favor de sus vidas

La palabra Yihad, si bien tiene otras acepciones menos belicosas, se entiende ante todo como la Guerra Santa musulmana, la cruzada del siglo XXI contra el infiel. Es la motivación última (que no la causa) de la mayor parte del terrorismo integrista a lo largo y ancho del mundo. En cuanto a Fox News, creo recordar que ustedes ya la conocen: mi compañero de publicación, Ignacio de la Cierva, retrató en su artículo Fox News, el enemigo mediático de Obama a esta cadena ultranacionalista norteamericana, propiedad del magnate Murdoch, que día tras día combina el derechismo militante con una curiosa manera de entender el negocio de la información.

Lo que no está tan claro es cómo una cadena como Fox News puede decidirse a echarle un cable a algo como la Yihad islámica. La cadena vive en constante denuncia del “terrorismo”, ya sea acusando a Wikileaks de practicarlo o protestando con que los “liberales” (léase el Partido Demócrata) no estarán satisfechos hasta que Estados Unidos regale bonos de comida a los terroristas. En suma, cuando no están atacando el matrimonio homosexual por coartar la libertad religiosa del pueblo americano, los chicos de Fox encuentran en el terrorismo su filón preferido.

Quizá por eso, deba (o quizá no) sorprendernos lo que ocurrió el pasado jueves 23 de agosto de 2012, cuando los directivos de la cadena dieron la orden de publicar un nombre y un apellido: Matt Bissonnette.

Pero nos estamos adelantando. He estado a punto de contarles el final, mejor retrocedamos un año. Meses después de la famosa operación en Abbottabad, donde un equipo de Navy SEALS dirigido por una agente de la Inteligencia norteamericana liquidó al enemigo público nº 1 de los Estados Unidos, Osama Bin Laden, uno de los supuestos integrantes de ese grupo de operaciones especiales decidió escribir un libro relatando su experiencia en la misión.

El relato del soldado ha despertado innumerables controversias, en un país particularmente reacio a esa manía española de poner en duda las versiones oficiales de sus políticas en el exterior. El ex-marine –que firma con el pseudónimo de Mark Owen- afirma que Bin Laden no fue abatido al retroceder en busca de sus armas como se había dicho. Simplemente asomó la cabeza, recibió un disparo, y fue acribillado mientras yacía malherido en el suelo rodeado por sus desconsoladas esposas. Los detalles controvertidos no se quedan ahí. Owen también afirma que uno de sus compañeros se sentó en el féretro del líder de Al Qaeda mientras lo trasladaban a territorio americano en helicóptero. La declaración oficial aseguraba que Bin Laden había sido sepultado en el mar, de acuerdo con el rito islámico pertinente.

Ahora bien, llegados a este punto, conviene aclarar que el señor Owen no se posiciona en contra de su Gobierno ni sus políticas; mucho menos contra el desarrollo de la misión en sí. Cuenta sus vivencias con un alto grado de respeto y admiración por sus compañeros, así como de desprecio por el enemigo al que tanto costó abatir. Pero aun así, revelar detalles de misiones secretas ha sido siempre un tema peliagudo de cara a la razón de Estado norteamericana. Y las reacciones a la publicación no se hicieron esperar.

Primero fue la posibilidad de abrir una investigación por parte de la Casa Blanca, el Pentágono o la CIA. Aparentemente, Owen no había sometido el texto a su aprobación previa. Por su parte, el veterano Chuck Pfarrer (también de los SEALS) cuestionó detalles de la operación citados en el libro que, a su juicio, eran inverosímiles. En todo caso, admitió que Owen podía haber equivocado algunos de sus datos a propósito –como hizo con los nombres de sus compañeros de equipo- con el objeto de proteger a estos del debate público o las represalias integristas.

Lo cierto es que Owen es de los pocos miembros del comando que hoy en día necesitan protección. La mayoría ha caído presa de lo que la prensa sensacionalista ha dado en llamar “La maldición de Bin Laden”: el hecho de que sólo dos de los veinticinco participantes en la operación hayan vivido para contarlo dos años después. Tras el derribo de un helicópero y un accidente de paracaidismo, Owen y el marine restante muy probablemente fueran los únicos que necesitaban protegerse tras un manto de anonimato frente a sus furibundos enemigos islámicos.

Y es precisamente en este momento donde entra Fox News. Enojada con este militar que quizá acabó con el mayor enemigo del país pero que se atrevió a contradecir las verdades pentagónicas habituales, la cadena publicó en agosto de 2012 el verdadero nombre del soldado: Matt Bissonnette. Los mismos que habían pedido que Julian Assange fuera asesinado por revelar nombres comprometedores para la diplomacia americana destapaban ahora la identidad secreta de uno de los dos únicos hombres en el mundo a los que se puede acusar directamente de haber acabado con Osama Bin Laden.

El asunto quizá recuerde al caso Libby, donde se filtró deliberadamente el nombre de Valerie Plame, una agente de la CIA cuyo marido, un ingeniero que también había trabajado para la Agencia, se atrevió a denunciar en público que el Irak de Sadam Husein no poseía el material adecuado para fabricar armas de destrucción masiva. La vida de la espía cambió para siempre, se convirtió inmediatamente en objetivo militar y sus operaciones fueron canceladas: no pudo sacar a tiempo del país árabe a los científicos del proyecto nuclear iraquí antes de que los encontrara el Mossad (el servicio secreto israelí practica desde hace tiempo una política de asesinato contra aquellas personas que puedan colaborar con países enemigos en el desarrollo de bombas atómicas, procedimiento que últimamente ha practicado en Irán).

A pesar de que el Washington Post negó la versión de Plame, muchos sabemos lo cerca que los editoriales del Post han llegado a estar de la verdad oficial desde tiempos de la Guerra Fría. Y en definitiva, las fuentes que permitieron reconstruir el caso Libby (entre ellas, el propio George Tenet, director de la CIA y halcón de George W. Bush, un hombre nada sospechoso de querer amenazar la Seguridad Nacional) resultaron más contundentes que las plumas insidiosas del Post o de Judith Miller en el Wall Street Journal. Ambos intentaban amortizar el apoyo que prestaron en su día a las mentiras de su gobierno, y en el caso de Miller, su implicación personal en la filtración de las actividades de Valerie Plame.

Pero volvamos a la historia que nos ocupa. El soldado Matt Bissonnette (dejemos ya de usar su pseudónimo, no hay militante de Al Qaeda que no conozca su nombre verdadero) es un hombre que jamás faltó al respeto, puso en duda o amenazó la seguridad de su país. Un marine leal y suponemos que algo obtuso en términos ideológicos. No obstante, su visión de los hechos no llegó a ser lo suficientemente mentirosa para Fox News, para quien no seguir una mentira oficial a pies juntillas justifica la represalia inmediata. No se puede olvidar, tampoco, el hecho de que tanto el New York Times como Associated Press o Business Insider se han apresurado a reproducir el nombre real del soldado en cuanto lo filtró la cadena de ultraderecha. La CBS, sin embargo, sigue negándose a publicar el nombre de cualquier miembro de unidades antiterroristas encubiertas.

Desde luego, Fox no asume responsabilidades por haberse anotado un tanto (¿en propia meta?) ante Al Qaeda. Entre bueyes –donde, ya se sabe, no hay cornadas-, se han felicitado por haber “reforzado la democracia” y apuntan que, si uno escribe un libro, se expone a que estas cosas “ocurran”. Las protestas de periodistas de la Fox sugiriendo que si buscas conservar el anonimato, no publiques nada, parecen no tener en cuenta el hecho de que Bissonnette escogió de manera nada casual adoptar un pseudónimo para su trabajo. “Una vez escribes un libro –afirma con tranquilidad John Moody, el editor ejecutivo de Fox– no puedes esperar privacidad, lo hayas hecho de forma anónima o no”.

Y privacidad es lo que ha perdido este maltratado héroe americano. Mientras su relato provoca airadas reacciones en una derecha que le acusa de “traidor” pero no llega a resultar lo suficientemente sensacionalista para los teóricos de la conspiración, los yihadistas de medio mundo han tenido menos problema en aceptar su versión, y han comenzado enseguida a pedir su cabeza desde portales y páginas web, siempre con fotografía incluída. En una de ellas, el pie de foto reza: “Primera imagen del perro que mató a Bin Laden. Oh, Alá, haz de él un ejemplo, y permítenos presenciar sus días más oscuros”. Pueden estar tranquilos. Fox News está trabajando en ello.



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