Algún que otro post he escrito cuando se sacrifica a una mascota. Los veterinarios realizamos el acto que tanto nos cuesta hacer, el sacrificio. El propitario nos dice con los ojos que lo hagamos, les cuesta tomar esa decisión que es la mejor para el perro o el gato, no mas sufrimiento, no mas inyecciones, no mas pruebas. En todos nos involucramos puesto que nuestra labor es mantener con vida a nuestro amigo, pero esa vida ha de tener una mínima calidad. Hay casos como la que me ocurrió hace unas horas, Goofy, un foxterrier de pelo duro con 13 años, y desde que nacio lo conozco porque fue mío, tenía a su padre y se vendío con la cuarentena. Es curioso su padre ( Fox) también murió con su edad, su hermano Donal también me toco sacrificarlo y en estos casos que llevas tantos años atendiendolo cuesta un poco mas, sientes un poco mas. Te reconoce, le acaricias ,le tranquilizas, afeitas su pata y coges aire y le inyectas , en segundos descansa, un leve suspiro y sus dolores desaparecen. Ese suspiro me dice que hice lo mejor por él y por su familia humana. Nos dejará un hueco en el corazón, nos dejará innumerables momentos de alegría, cientos de fotos para el recuerdo y com me dijo su propietario mientras me estrechaba la mano, quízás nos veamos de nuevo con otro Fox. Adios Goofy gracias por haber dado momentos buenos a quienes te rodearon y ahora podrás jugar con Fox, con Plash y con tantos otros perros que nos dejaron .