El sector hotelero, además, está en primera línea de toda esta explosión digital de marketing y comunicación, aunque, repito, haya muchos aún que todavía no se han enterado.
¡Qué bueno es este entorno! ¡qué bueno es el 2.0! Pues tampoco es tan bueno...
El primero, por las circunstancias que sean, tiene un problema con una mujer representante del colectivo de campesinas de Guatemala y el segundo, parece que prohibió la entrada a un grupo de personas con síndrome de Down, porque, según dicen todas las noticias, podían molestar al resto de clientes. El caso del Don Pío lo conozco de cerca, porque lo estudié detenidamente y puedo aseguraros que la situación fue muchísimo menos grave que lo que se ha publicado por todos los medios. Y me temo que el caso del hotel ZT CaboGata es similar, es decir, una equivocación (aún sin aclarar) de algún empleado del hotel, cuyos efectos se multiplican hasta límites desastrosos empujados por las hordas atacantes en las redes sociales que, en muchos casos, buscan un protagonismo en Twitter o Facebook ante noticias de las que sólo han oído campanas. En estos casos comprendo la desazón que se genera en los periodistas profesionales que se han pasado su vida laboral contrastando la veracidad de las noticias sobre las que escriben.
Vaya por delante que, si ambos sucesos hubieran sido tal y como nos los han presentado en diferentes medios y que estas hordas a las que me refiero han difundido, sin contrastar, para que, entre otras cosas, sus seguidores vean lo güay que son; si estos sucesos son tal y como los cuentan - digo - yo sería el primero en renegar de estos dos hoteles y en denunciar unos hechos que no tendrían justificación alguna. Pero me temo que no va a ser el caso. No va a ser el caso, porque, como ocurre desde el principio de los tiempos, las masas se mueven por cosas que muchas veces ni comprenden, ni se han molestado en comprobar, que ni siquiera han dado la opción al linchado para que se justifique y, si lo ha hecho, no han querido escucharle. Lo que pasa es que mola mucho contar las cosas de manera catastrofista. Así lucen mucho más, caiga quien caiga. Para esto, las redes sociales son un lugar insustituible; el mejor lugar, con millones de personas que pueden leer lo que escribes.
Si, estoy un tanto indignado por ese linchamiento fácil, sin comprobar - insisto - y quizás resulte algo exagerado mi discurso. Pero, al final, esto existe y está ahí; las redes sociales están ahí, para lo bueno, que es mucho y también para lo malo que, aunque menos, también convive. Y lo que todos debemos meternos en la cabeza es que, al menos, tenemos la oportunidad de defendernos y de atajar cualquier problema que pueda surgirnos con agilidad y rapidez; sin demora; con un plan previamente establecido porque, no lo olvidemos, nos puede ocurrir a cualquiera, aunque todavía haya muchos que no se hayan enterado.
Una reacción a tiempo, planificada y estudiada de ante mano, será muy útil y beneficiosa, tanto para momentos malos como los del ejemplo, como para los buenos, los cuales, por suerte, superan ampliamente a los otros en número. Pero eso es algo que no tiene nada de sencillo y que conviene dejar en manos de profesionales. A estas alturas, aún hay muchos que todavía no se han enterado.
Imagen: Fusil de chispas.