Cuando nuestros pequeños cumplen seis meses el pediatra nos indica que comencemos a introducir en su alimentación los sólidos. Hay que aclarar que en la alimentación de los bebés se considera “SÓLIDO” a todo alimento distinto a la leche, materna o de fórmula, aunque sea un puré o una papilla.Entonces es lógico, no tienen dientes, nunca han probado otra cosa que su teta o su biberón y su sistema digestivo aún se debe preparar para asimilar otros alimentos, por eso se recomienda comenzar a introducir otros alimentos muy poco a poco.
Todo alimento que le ofrecemos estará perfectamente pasado y sin grumos para que lo puedan tomar y digerir mejor. Van pasando los meses y seguimos alimentando a nuestros hijos con purés y papillas, pero, ¿Cuándo debemos ofrecerle comida de verdad?, pues en realidad depende de cada niño, normalmente son ellos los que nos harán notar que tienen ganas de masticar y de probar otros alimentos distintos de los purés. Querrán probar todo lo que comemos nosotros y querrán coger la comida con sus manitas. Por otro lado se dice que el niño estará preparado cuando se pueda mantener sentado sin ayuda, pero eso no siempre es así..Cuando mi hijo comenzó con los sólidos no tuve ningún problema, le gustaba todo, la fruta le encantaba y los cereales también, pero cuando cumplió los siete meses me lleve la sorpresa de que comenzó a rechazar el biberón de cereales, miraba la tetina con cara de asco (claro, no era como su teta), la tocaba y no quería tomar. Probé a darle los cereales con cuchara y si…una, dos cucharadas, pero no más, después de unos días así no lo intenté más.
Pronto quiso probar de lo nuestro, nos pedía pan y le dábamos trocitos que chupaba con mucho ahínco hasta dejarlo bandito (así volvió a tomar cereales, el trigo del pan es un cereal), más tarde comenzó a comer trocitos de plátano maduro, luego el pan a bocados pequeñitos, luego manzana rallada, galletas, granitos de arroz, sémola, pasta…en fin…poco a poco fue probándolo todo y sin problemas, sin atragantamientos, y sí, manchándose mucho, pero es que eso forma parte de su aprendizaje y de su aventura con la comida.
Si queremos que los niños aprendan a comer como nosotros debemos dejarlos experimentar con la comida, jugar con ella, tocarla, aprender texturas, colores, formas, sabores…un día sólo jugarán con la comida y al siguiente quizá quieran probarla y se la llevarán a la boca, y para eso deben ensuciarse y pringarlo todo, pues se limpia y ya está. No hay que tener miedo teniendo cuidado, y para quien le asuste mucho el tema de los atragantamientos siempre podéis utilizar las recedillas que venden para eso, que a mi no me gustan pero son una buena opción.
Alejandro hoy en día tiene once meses y come todo lo que puede él solito con sus manitas desde los ocho meses. Come manzana a bocados, como nosotros, el plátano también lo come así, come mandarinas, arroz, pasta de todo tipo, pan, galletas, carne, pollo, pescado, queso fresco, tortilla francesa…de todo, y todo sin pasar, cortado a trocitos pequeñitos que él mismo coge y come.En mi familia a día de hoy aún les asusta ver como come mi hijo, siempre con el “ay que se va a ahogar”… el otro día estuvimos comiendo en un wok y la gente alucinaba viéndolo comer a él solito pechuga de pollo y una patata mientras miraba la tele, y eso se ha logrado gracias a haberlo dejado experimentar con la comida y aprender a comer.
Es verdad que para ello debemos de armarnos de paciencia pues lo ensucian todo y tardan mucho más en comer que cuando le damos nosotros un tazón de papilla con la cuchara, para nosotras es más cómodo así, peor ellos no disfrutan igual y además no aprenden nada, además tardarán más en asimiliar la comida pues todo lo comieron siempre pasado. Si aún así hay algún niño que no quiere masticar ¡no importa!, le daremos la comida pasadita hasta que ellos decidan, pero que no sea por no haberles dejado intentarlo.