Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/
Ediciones B, Marzo 2011
Género: Novela
354 Páginas
Hollywood, años treinta. Michael Ford es un joven actor sumido en una crisis personal y profesional. A su alrededor actores, directores y escritores se organizan para ayudar a la República española: Humphrey Bogart, Charles Chaplin, Dashiell Hammett…
El Comité de Actividades Antiamericanas está tras la pista de todos ellos, sospechosos de simpatizar con el comunismo. En ese contexto, Michael recibe la misión de llevar fondos a España bajo el pretexto del estreno de su última película. Pero cuando llega a Barcelona todo se complica.
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La nueva novela de Esteban Martín, autor de La clave Gaudí (2007) y El pintor de sombras (2009), se desarrolla en dos escenarios distintos, que coinciden con las dos partes del libro. El primero se ubica en el Hollywood de los años treinta, el segundo en la Barcelona de la Guerra Civil. Cuando parecía que ya estaba todo escrito sobre el conflicto armado que sacudió nuestro país, Esteban Martín nos proporciona un nuevo episodio sobre la guerra, con un enfoque original y fresco.
La acción se inicia en Hollywood en 1952, cuando Michael Ford, un antiguo niño prodigio del cine, está a punto de comparecer ante el Comité de Actividades Antiamericanas para responder sobre su posible relación con el comunismo. Dicho Comité, que había iniciado su andadura en los años 30, alcanzó su cota de paroxismo más elevada bajo el auspicio del senador McCarthy y su famosa caza de brujas de los 50.
Es entonces cuando Michael Ford recuerda su primer contacto con el cine, en 1932, cuando a los diez años es descubierto por un productor que lo convierte en una estrella del celuloide.
Esteban Martín hace desfilar por sus páginas a personajes reales y de ficción para mostrarnos cómo funcionaba la industria del cine en aquella época: productores, guionistas, actores, directores y escritores, y cómo algunos de ellos pasaron a formar parte de las listas negras del citado Comité. Muchos, preocupados por la situación internacional y por la Guerra Civil Española, no dudaban en demostrar su apoyo a la República, el gobierno legítimo de nuestro país. Dicho apoyo les acarreó no pocos problemas, al ser sospechosos de simpatizar con el comunismo o de militar en sus filas. Y varios tuvieron serias dificultades para continuar trabajando en el sector o se vieron obligados a abandonarlo.
Cada capítulo de la novela lleva el título de una película, elegida con gran acierto para encajar con lo que en él se narra. Títulos tan emblemáticos como La quimera del oro, Sucedió una noche, La loba, El halcón maltés o La diligencia, nos hacen recordar a los grandes clásicos de la historia del cine. Toda esa primera parte es un canto al séptimo arte, aderezado con algunas suculentas anécdotas y con pequeños guiños a los aficionados al género.
En la segunda parte del libro, que parece casi una novela independiente, el protagonista se traslada a la Barcelona de 1937, una ciudad víctima de los bombardeos y de las luchas intestinas por el poder. Michael Ford, que lleva consigo una imagen idealizada del conflicto, descubre que los distintos partidos de la ciudad, básicamente comunistas y anarquistas, parecen menos preocupados por ganar la guerra que por asegurarse un puesto en la composición del gobierno, hasta el punto que el personaje llega a preguntarse por qué, habiendo tantos partidos marxistas en Barcelona, no lograban entenderse entre ellos.
Mientras está allí mantiene un encuentro casual con el escritor George Orwell, que estuvo en la guerra y escribió sobre ella, y que es quien pone la guinda final al desengaño del joven, relatando las condiciones en las que se luchaba en el frente, con soldados demasiado jóvenes, mal adiestrados y con escasos pertrechos.
Los capítulos que se desarrollan en Barcelona poseen un carácter más aventurero, con persecuciones, intrigas y asesinatos para impedir que el joven lleve a cabo la misión que le ha sido encomendada por sus compañeros de Hollywood, tanto por parte del FBI como por los nazis afincados en la zona. El ritmo es ágil y rápido, introduciendo algunos apuntes sobre los personajes del momento, sobre los distintos partidos y sobre los ataques a la ciudad.
Aunque en algunos momentos, sobre todo en la segunda parte, el planteamiento o la actuación de los personajes puede parecer un tanto simplista, es innegable que la novela no carece de interés. Es poco conocido el apoyo a la República por parte de un amplio sector de Hollywood y las campañas que se llevaron a cabo para dar a conocer el conflicto, algunas de las cuales fueron sometidas a censura. Esteban Martín nos ofrece con este trabajo un homenaje a la industria del cine norteamericano y a la ciudad de Barcelona, una combinación inusual y muy enriquecedora.
Cuando la muerte venía del cielo es una novela fresca y sugerente, un magnífico recorrido por los años dorados del cine y por los escombros de una sociedad en guerra, capaz de mantenernos pegados a sus páginas hasta la última línea.