Yo sé que lo mío muchas veces es de diván. Odio los circos pero me fascinan las películas que se desarrollan en uno y detesto la Navidad pero me fascinan las películas que la tienen de trasfondo. Es que hace mucho que esta fecha dejó de ser- si es que alguna vez lo fue realmente- un día de recogimiento espiritual que haga honor al nacimiento de Jesús, el salvador. Más allá de religiones y otras cuestiones, este día debería ser el día de la bondad, la caridad y la solidaridad por sobre todas las cosas. ¿No les parece?. Sin embargo la Navidad ha sido tomada por el impulso consumista del juntarse a comer, gastar, regalar y ponerse en una curda sideral.
Pero entonces llega Lucho Bender, un cineasta fallecido muy joven en el 2004, que se ganaba la vida dirigiendo comerciales (muchos de ellos premiados) y nos muestra la contracara de la Navidad. Como sabiendo que la sociedad y el hombre no son cuestiones perfectas como las que nos quieren vender en la tele, Bender toma a varios personajes cuya soledad a horas de la Navidad es más que evidente y los entrecruza muy sutilmente, casi en forma superficial y rodeados de las situaciones más surrealistas. Y como si la soled
Es un film que se va ensombreciendo considerablemente, de esos que hacen llorar y emocionar porque después de todo en Navidad, como en cualquier otro día, hay quienes nacen y quienes mueren, quienes aman y quienes están solos, quienes extrañan y son extrañados. Pero claro, en Navidad las cosas que sienten el doble; la soledad de no tener con quien brindar, con quien mirar por el balcón los fuegos de artificio, duelen más.
Se destaca por sobretodo en esta película las actuaciones de todos. Sorprende la cantidad de cómicos que interpretan extraordinariamente papeles dramáticos o personajes curiosos. Alfredo Casero- quien ganó por este film el premio revelación en los Condor; Belloso, que a pesar de personificar a un comediante sobresale con sus parlamentos; Cacho C
Felicidades, ese saludo que pareciera aparecer aquí en los momentos más inadecuados de la forma más banal, termina siendo un film triste y sombrío, pesimista y agobiante en una Navidad de principios de milenio, que muestra que el mundo debería cambiar como lo pide el cómico en ese brindis de mate en mano mientras espera resignado la ayuda que nunca llega:- "y por un mundo mejor"- dice casi incrédulo.