Tengo una vecina de hace muchos años, a la que llamamosVillalobos, o entre los que llevamos más años en el vecindario simplemente nos referimos a ella como La Celia. Creemos que ella, naturalmente, no lo sabe, y eso suele ser lo bueno de estos jueguecitos, aunque a algunos los puede cargar el diablo, pero el nombre le va como anillo al dedo.
Las reuniones de vecinos sin ella no serían nada. Y es que a nuestra Celia Villalobos, como a la original, le gustan los charcos una “jartá”. Es capaz de convertir uno de ellos, y sin esfuerzo, en piscina olímpica y homologada.
Nuestra Celia también tiene un mucho de clase social, y es que cuando te mira y te habla, nadie sabe cómo lo hace, pero parece que es desde arriba y, siempre, siempre, perdonándote algo; y con ese aire de cabeza mecedora, moviéndola de arriba abajo, con la que te está dando a entender que el tiempo le dará la razón, porque incluso fue ella la creó el tiempo, o que cuando llegó el tiempo, el de medir, el que viene y pasa, ella ya estaba.De este año se puede decir, que antes de las primeras nieves, vinieron las primeras rastas, al menos al Congreso, y con ello ha quedado más que claro que en España siempre hemos sido un país de apariencias.
Esa foto que ha “rodado” tanto esta semana, en la que se ve a un Mariano Rajoy aluci-anonadado (ya que su expresión merece la invención de una palabra para denominarlo), mirando a Alberto Rodríguez, diputado de Podemos, es la viva imagen de cómo han cogido los nuevos tiempos en política a los que estaban encerrados en su círculo de poder, y esta vez al menos no les ha funcionado, y eso que lo hacen muy bien, lo de meter miedo.
Por cierto, y ya para terminar, es curioso que los que son de derechas siempre se denominan del centro, y en cambio, a los que son de izquierdas, ellos mismos, les ubican en la extrema-extrema izquierda. Deben de tener algún problema con el espacio. Eso quizás, el problema del espacio, puede ser la explicación, del por qué alguno de ellos, para guardar lo supuestamente suyo, se va a Suiza.*FOTO: DE LA RED