Cuando la succión del bebé no es correcta

Por Doulatelde @doulatelde

Muchos de los fracasos tempranos del amamantamiento están ligados a supuestos problemas del succión del niño. Con frecuencia las madres comentan que su bebé no sabía succionar, no hacía sino morder el pezón, se desesperaba en el pecho, no subía de peso, le agrietaba los pezones… Es cierto que un cuadro de estos puede engendrar a la vez dolor en los pezones de la madre, insatisfacción del bebé y frustración en la madre, todas ellas buenas razones para suspender la lactancia. Sin embargo, al igual que la mayoría de los problemas encontrados al comienzo del amamantamiento, se trata generalmente de problemas inducidos por una mala práctica al amamantar, y los cuales se pueden evitar.

Cómo succionan los bebés

Para comprender mejor los problemas de succión, lo mejor es comenzar por estudiar qué es un buen agarre del seno. En el seno, las mandíbulas y la lengua del bebé deben trabajar de manera coordinada. Cuando el bebé toma el seno, su lengua forma un canal debajo del pecho y se apoya rítmicamente, presionando el seno de su madre contra el paladar. Esto aplana y alarga la parte de la areola situada atrás del pezón. Entonces, la parte posterior de la lengua del bebé forma un canal antero-posterior, que permite a la leche salir del pezón. Enseguida el bebé traga y respira. Sus labios son retraídos y apretados contra el pecho para mantener la succión.

La confusión pecho/chupete

El ejemplo típico de los problemas de succión producidos por una mala práctica de lactancia, es el de la confusión pecho/chupete.

Los biberones y los chupos de entretención parecen hacer parte integral de la vida de los bebés de nuestra sociedad occidental, al punto que pocas personas están dispuestas a admitir que podrían ser nocivos y comprometer el comienzo del amamantamiento.

No obstante, un gran número de bebés, sin duda la mayoría, se confunden si deben succionar a veces de un chupete y otras veces del pecho, durante las tres o cuatro semanas siguientes al nacimiento. Para ciertos bebés, bastará una semana para que comiencen los signos de confusión. Para otros, uno o dos biberones (u otros chupos, por ejemplo las pezoneras de silicona), serán suficientes para provocar los problemas.

En efecto, cuando un bebé amamantado toma leche del biberón como si succionara del pecho de su madre (en la forma descrita más arriba), es inmediatamente inundado por un mar de líquido. Esto lo obliga a disminuir el flujo de la leche echando su lengua hacia la parte posterior de la boca para evitar ahogarse. Sus labios se cierran sobre el chupo rígido y sus mandíbulas no tienen nada que hacer. La leche llega inmediatamente sin esperar un reflejo de eyección (reflejo de bajada o de subida según donde, calambres, etc…).

Si enseguida él amamanta de la misma manera que come del biberón (lengua al borde del pezón en vez de estar debajo del seno, mejillas punzadas sobre el pezón), no obtiene casi nada de leche y en cambio hay un gran riesgo de provocar dolores y grietas en el pezón de su madre.

Otros problemas de succión pueden deberse a una plétora o congestión importante en la madre debido, con frecuencia, a un comienzo tardío del amamantamiento o a amamantadas muy espaciadas y cortas. El pecho se encuentra tan lleno y tenso, que el bebé no alcanza a cogerlo en su boca.

Y no olvidemos los problemas causados por una mala colocación del bebé en el pecho: cuando el bebé está muy lejos o debe voltear la cabeza para amamantar, no lleva el pecho lo suficientemente profundo a su boca para que se desencadene un reflejo de succión eficaz. De nuevo en esta situación, lo más probable es que la madre se agriete y como el bebé no succiona bien, no obtiene suficiente leche. Esto genera un círculo vicioso en donde la deficiente colocación del bebé al seno lleva a una pobre ingesta de leche por parte del bebé, quien entonces querrá comer con mucha frecuencia, lo que agrava la situación de los pezones de su madre. Se hace necesario, ante todo, corregir la colocación del bebé al pecho. Lo demás vendrá por añadidura.

¿Cuál es entonces la colocación ideal que debe tener el bebé al amamantar? Debe estar de frente a su madre, barriga contra barriga, de manera que no tenga que voltear la cabecita hacia el pecho para agarrarse; el pezón y buena parte de la areola deben estar dentro de su boca; sus labios deben estar evertidos como si fuera a silbar; su nariz y su mentón deben tocar el pecho de su madre; el bebé debe estar a la altura del pecho, no más abajo; ninguno de sus dos brazos debe ser un obstáculo que le impida a cercarse totalmente a su madre; su lengua debe quedar extendida y adelantada en el piso de la boca de manera que cubra la encía inferior del bebé para que al subirla y bajarla acompasadamente con la mandíbula, presione el pezón y la areola para obtener la leche. Un bebé así colocado, obtiene suficiente leche y además no lastima a su madre.

Los bebés que tienen una succión débil

La inmensa mayoría de los bebés nacidos a término y en buena salud, saben succionar y deglutir desde el nacimiento y no tendrán problemas si no hay interferencia con los biberones de complemento y chupetes.

No obstante, un pequeño número de bebés no alcanzan a succionar eficazmente. Las razones más frecuentes, aparte de la prematurez, son las perturbaciones durante el período neonatal como hipoglicemia, hipoxia, ictericia, anestesia y analgesia de la madre durante el parto, incluida la epidural, así como la llamada inmadurez del sistema nervioso central.

Algunos de estos problemas pueden ser evitados cuando las condiciones del nacimiento y de los primeros días propician la cercanía de la madre con su bebé. Los investigadores reportan desde hace varios años, por ejemplo, que el riesgo de ictericia disminuye fuertemente si el bebé amamanta frecuentemente desde el comienzo.

Estos niños, durante los primeros días y semanas (incluso los primeros meses, pero esto es raro) no alcanzan a coordinar suficientemente los movimientos de su lengua y mandíbulas para realizar una succión y deglución eficaz. Pasan a menudo “todo el día” en el seno, son muy tónicos o al contrario apáticos y dormilones, y amamantan con poca frecuencia.

El tiempo, y a veces la reeducación de la succión, así como la utilización de diversas técnicas particulares (alimentación con vasito, utilización del suplementador para ayudar al amamantamiento), permiten pasar esta etapa difícil. Las dificultades evolucionan siempre a la mejoría, sin que se pueda decir cuando se va a solucionar el problema, pues esto varía de un bebé a otro.

Los problemas de la lengua

Cuando se comprende cómo hace el bebé para succionar, se sabe que todo aquello que impida que la lengua se ponga en posición correcta debajo de la areola, puede causar problemas del amamantamiento.

Frenillo muy corto. Cuando este es el caso, el frenillo tira de la lengua e impide que la punta de ésta se sitúe correctamente, es decir debajo del pezón y la areola, y sobre la mandíbula.

Cuando el examen del bebé confirma el hecho de que su lengua no puede cubrir, aún a veces ni siquiera alcanzar a la mandíbula inferior (a veces el frenillo tira tanto de la lengua que ésta tiene la forma de un corazón estilizado), la solución es cortar el frenillo. La mamá puede amamantar luego a su bebé, generalmente sin más problemas.

Lengua retráctil. Acá también, así no sea por un frenillo muy corto, la lengua est< mal situada: está tirada hacia atrás y frota los lados de los pezones. La punta de la lengua puede herir de manera repetida la punta del pezón. En estos casos, la explicación es que el bebé nació con la lengua demasiado corta.

La lengua se enrolla hacia arriba. En estos casos, la lengua está claramente sobre el seno. La succión es claramente imposible y los pezones de la madre tienen el riesgo de sufrir pues el frenillo frota el pezón y lo hiere.

Como en el caso precedente, estas posiciones anormales son frecuentemente resultado de la confusión pecho/chupete, pero también se ven bebés que sufren alergias y utilizan la lengua para rascarse el paladar que les pica.

Otros problemas. Los bebés trisómicos (Síndrome de Down), tienen una lengua muy gruesa, con tendencia a la profusión. Esto entraña problemas de succión y demanda mucha paciencia de la madre.

Algunos bebés nacen raramente con una parálisis más o menos total de la lengua, a veces luego de un nacimiento traumático.

El reflejo de extrusión de la lengua

Se piensa generalmente que el reflejo de extrusión de la lengua es un mecanismo de supervivencia, destinado a sacar todo objeto que se ponga en la boca del bebé, a fin de evitar su inhalación. Este reflejo se dispara entre 4 y 6 meses, con la madurez de la motricidad oral, y explica por qué es tan difícil hacer tragar sólidos a un bebé pequeño: él rechaza con su lengua los alimentos introducidos en su boca.

Cuando el bebé sitúa su lengua sobre la mandíbula inferior para introducir el seno en su boca a fin de amamantarse, esto se considera un reflejo de extrusión normal. Este comportamiento se encuentra en el 97% de los recién nacidos; el 3% restante que no presenta este reflejo, tiene problemas de succión.

Saca la lengua!

En todos los casos donde la posición de la lengua es incorrecta, se debe hacer una reeducación del bebé. Es suficiente hacer presión suavemente sobre el mentón mientras se le amamanta. Esto ayuda a la lengua a avanzar sobre la encía. Al mismo tiempo, se le puede decir al bebe: “Saca la lengua, saca la lengua!”, felicitándolo cuando lo haga. ¡Aún si él no comprende las palabras, parece que esto ayuda! Si no es suficiente, se puede hacer una pequeña caminata sobre la lengua, con un dedo.

En los problemas de posición de la lengua, parece útil amamantar poniendo al bebé en una posición en que el mentón prácticamente toque su pecho, lo cual permite a la lengua retraerse y elongarse. La mamá puede fajar su bebé de manera que los hombros y la cabeza se dirijan hacia su pecho. Amamantar al bebé manteniéndolo sentado o en posición modificada de balón de fútbol, también puede ayudar.

El bebé que cierra sus encías

Este reflejo que el bebé tiene generalmente desde el nacimiento, y que no debe ser confundido con el reflejo de mordedura tónica (problema neurológico raro que impide que el bebé se pueda poner al pecho), lleva al bebé a cerrar las encías sobre todo objeto que se introduzca en su boca. Esto lastimará los pezones, los cuales a menudo van a sangrar luego del amamantamiento.

Mientras se espera que este reflejo desaparezca espontáneamente, se puede distensionar al bebé con masajes, baños tibios, apoyar sobre el mentón durante el amamantamiento, etc.

Luego de esta revisión en detalle de todo lo que puede perturbar la succión de los bebés, es necesario repetir una y otra vez, casi con el riesgo de chocar… que una buena conducta al amamantar (buena posición del bebé en el pecho, no biberones de complemento y amamantar realmente según la necesidad del bebé), suprimirán, o más bien evitarán la aparición de la inmensa mayoría de los problemas de succión. Falta ayudar al pequeño número de bebés que nacen con un impedimento para la succión correcta. Hay técnicas para ayudar a la mayoría de ellos.

¿Es esto utópico? Eso podríamos pensar conociendo la situación del amamantamiento en la mayoría de los países occidentales. ¿Qué pasó con los problemas de succión en Noruega, donde el 99% de los bebés son amamantados?

Fuente: LLL