Cuando las cifras hacen sombra

Publicado el 05 diciembre 2012 por Peligrociencia

Por Antonio Mangione

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Número de manuscritos publicados por Investigador. Extraído y modificado de World Mapper.

En una nota publicada hoy por Nora Bär,  en el diario La Nación, El desempeño científico local, a la luz de las cifras, la periodista hace referencia  al trabajo de Cristian Merlino-Santisteban, de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata publicado en la  Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad. La nota resalta el incremento de la “producción” científica de Argentina en los últimos años. Tanto en la nota periodística como en el artículo científico, la palabra producción esta vinculada a la de “desempeño”.

Sobre esto último me gustaría compartir una idea.

El manuscrito científico original (ver aqui) titulado “Desempeño científico argentino en cinco áreas prioritarias de I+D. Una mirada a través del SCImago Journal & Country Rank”  presenta un análisis bibliométrico de lo publicado en materia científica (I+D – investigación y desarrollo) en Argentina y lo compara con los mismos indicadores en América Latina y el Caribe entre los años 2001 y 2010.

Dice el autor del trabajo original en su artículo:  ”En líneas generales, aunque en el período analizado se advirtió un aumento importante en el esfuerzo argentino en I+D (de representar el 0,42% del PBI en 2001 pasó al 0,62% en 2010, con un aceleramiento en los últimos años) y en la cantidad de 22 investigadores equivalente jornada completa …, la producción científica nacional no ha reflejado, al menos en las áreas temáticas contempladas, un salto cuantitativo y cualitativo interperíodo significativo. Es de esperar, siguiendo esta línea creciente de participación en investigación y desarrollo y en investigadores, que en los próximos años se observe una mayor eficiencia científica y efectos positivos en el terreno internacional.”

Cristian Merlino-Santisteban es prudente cuando invita a esperar a que en el futuro se vean reflejadas las inversiones en el sector en mayor generación de conocimiento científico.

La idea que quiero compartir, por cierto tal vez algo trillada, es que el desempeño científico, no puede ser visto sólo a la luz de las cifras. Le precede la concepción que se tiene de “desempeño científico”.  Requiere de repensar nuestras propias concepciones sobre “desempeño” Para empezar, ¿qué encierra la palabra “desempeño”? ¿Cantidad de publicaciones o por caso la serie de supuestos que encierran las publicaciones? ¿Qué recortes se hacen del fondo de la cuestión cuando se habla de “desempeño”. No se discute aquí, que tal cual es comprendida hoy la ciencia, los estudios bibliométricos se hacen necesarios. ¿Pero son las únicas cifras a las que se pueden recurrir?

El contexto de I+D en Argentina es complejo. Por una parte es mayoritariamente financiado con fondos públicos. Por otro lado el sistema científico-tecnológico argentino tiene todavía una impronta liberal acentuada en Argentina a partir de los desarrollos en ciencia generados entre las décadas del 30 y el 50 de la cual Bernardo Houssay es uno de los referentes. Por liberal se entiende, que los científicos deciden o son los únicos con la capacidad y/o el derecho de decidir sobre qué se investiga.  Esta concepción sobre la ciencia en términos políticos se materializa entre otras formas, por un rechazo en algunos sectores (principalmente universidades) a la intervención del Estado en materia de políticas científicas. Así, la medición de la “producción” de manuscritos científicos (papers) y su utilización como indicador aparentemente indiscutido de “desempeño”, es en parte consecuencia de una concepción liberal de las ciencias. En este sentido, la luz de las cifras, hacen sombra sobre otros aspectos del fondo de las ciencias, del fondo de los procesos, del fondo de la política.

Se le suma a lo anterior que el gobierno nacional en algunas áreas hace un esfuerzo enorme por redistribuir, llegar, fomentar, propiciar con políticas inclusivas y en muchos casos lo logra y por el otro contrarresta su acción al vincularse directamente con capitales extranjeros, al no producir sus propias vacunas y medicamentos cuando tiene el potencial de hacerlo, al no desvincularse de empresas (Monsanto y Barrick entre otras) fuertemente cuestionadas en todo el mundo y rechazadas por un sector de la sociedad.

Podríamos pensar en otros “desempeños”. Por ejemplo, cuántos de los saberes generados en Argentina quedan encriptados, encapsulados, invisibles. ¿Cuáles son las cifras? Podríamos pensar en toda la investigación no hecha (Undone Science), no realizada y en las razones y lobbies por lo cual no se hace ciencia, no se abordan problemáticas sociales, y aquí también ¿cuáles son la cifras? Podríamos pensar en cuánto de lo dedicado en I+D se vuelca en beneficios directos a los sectores desprotegidos. ¿Cifras? Podríamos pensar en el desempeño, ahora sin comillas, de una comunidad científica en parte ajena a las problemáticas más profundas y medulares del país. Parece entonces posible pensar en otros desempeños.

A la par del aumento en la inversión en I+D, en el número de investigadores y becarios, es deseable continúe la discusión y el debate acerca de un cambio en nuestras concepciones sobre lo que es “producción”, “desempeño”,  y agrego otras palabras, cargadas de sentido y  a la vez abusadas, como “éxito”, “aventura” e “inclusión”. Debate que al menos uno, espera se de cada vez con mayor extensión y profundidad en los ámbitos científicos y académicos y también por cierto en el periodístico.