La persona equivocada en el lugar equivocado=Regresión
La persona equivocada en el lugar correcto=Frustración
La persona correcta en el lugar equivocado=Confusión
La persona correcta en el lugar correcto=Progreso
Las personas correctas en los lugares correctos=Multiplicación
No es cuestión de qué clase de equipo se trata: los principios son los mismos para todos. David Ogilvy tenía razón cuando dijo: «Un restaurante bien administrado es como un equipo de básquetbol ganador. Saca lo mejor del talento de cada miembro del personal y se aprovecha de la mitad de cada segundo para que la espera del cliente sea la más breve posible».Algo que hice hace algunos años me hizo recordar la Ley de la Especialización. Me habían pedido que escribiera un capítulo para un libro titulado Destiny and Deliverance [Destino y liberación] que estaba vinculado con la película de DreamWorks The Prince of Egypt (El príncipe de Egipto). Fue una hermosa experiencia que disfruté grandemente. Durante el proceso de escribir, me invitaron a ir a California para ver parte de la película mientras aun estaban produciéndola. Eso me hizo querer hacer algo que nunca antes había hecho: asistir a un pre-estreno en Hollywood.Mi editor se las arregló para conseguirme un par de entradas para el pre-estreno. Asistimos, puntualmente, mi esposa Margaret y yo. Fue un evento en el que se hizo derroche de energía por parte de artistas de cine y productores. Margaret y yo disfrutamos inmensamente la película y toda la experiencia.Ahora bien, todos los que van conmigo a ver una película, un espectáculo o un evento deportivo conocen mis patrones. Tan pronto como estoy seguro de cómo terminará un partido, me dirijo a la puerta para evitar la aglomeración posterior. Cuando la audiencia en Broadway está brindando una ovación, yo me voy. Y en el preciso segundo en que empiezan a aparecer en la pantalla los nombres de las personas que intervinieron para hacer la película abandono mi asiento. En el caso de The Prince of Egypt, cuando iba a terminar, empecé a prepararme para pararme, pero me di cuenta que nadie en el cine se movió. Y entonces ocurrió algo que no me esperaba. Mientras los nombres de los que habían participado en la película pasaban rápidamente por la pantalla, el público iba aplaudiendo a cada uno, conocido o no, más importante o menos importante: como el diseñador del vestuario, el asistente del director y muchos otros. Fue un momento que nunca olvidaré y una tremenda referencia a la Ley de la Especialización: Cada jugador tiene un lugar donde dar lo mejor de sí. Cuando cada persona es puesta a hacer el trabajo que sabe hacer, todo el mundo gana.