La última celebración fue el segundo cumpleaños de Pequeña Foquita. Se me ocurrió pedirle a uno de los invitados un kit de limpieza de juguete, por aquello de que la escoba de mamá es demasiado larga y más de un jarrón ha peligrado en los momentos de limpieza hogareña. Al desempaquetar el regalito en cuestión tuvo que salir el "gracioso" comentario: ¿no es un poco machista...?
Pues mira, no. Porque no se me ocurrió en el cumpleaños de mi hijo dos meses atrás, sino lo habría pedido igual, entre otras cosas porque ahora es uno de los juguetes estrella de la casa. Tú coje la escoba que yo limpio con el mocho. Venga, tu barres que yo recojo. Y así se pasan largos ratos de juego mis hijos.
Los juguetes son sexistas porque la publicidad y los prejuicios de padres y regalantes así los hacen. Es cierto que en la publicidad de coches y Gormithis aparecen mayormente niños y las muñecas tienen como acompañantes a preciosas niñas. Pero eso no son más que estereotipos que continúan existiendo en el márketing y la publicidad porque reflejan una realidad que aun existe, nos guste o no, la reconozcamos o no.
Yo tengo la suerte de tener niño y niña por lo que he podido comprovar sobre el terreno que a los pequeños les da igual que un juguete sea para ellos o para ellas. Además del kit de limpieza conflictivo, a la hoja meneada le regalaron también un precioso carro rosa para pasear a una reluciente muñeca vestida también de rosa. Los paseos que le da Bebé Gigante son como para marearse, pobre muñequita. Mientras, Pequeña Foquita disfruta estampando los coches de su hermano contra la pared. Y no creo que eso signifique nada malo, ni bueno tampoco. Simplemente juegan.