Cuando lo accesorio es solo eso, inutil

Por Sam @CARandTRAIN


GOODBYE ‘SEGURIDAD’
Eso es lo que pasó con el manido, pesado y trillado tema del ‘halo’, además de los sensores para el control electrónico de los límites de la pista, sumado a la prohibición de las conversaciones vía radio. Menos mal que lo hicieron desde Ginebra, pues si los del Grupo de Estrategia llegan a reunirse en las islas británicas, por lo del patinazo del ‘Brexit’, regresan los V12, se autorizan los equipos privados en parrilla y se acuerda un reparto justo del dinero que corre como un manantial por la F1.

BMW V12 for McLaren. De: gearheadbanger

Todo de una tacada, como si de una partida de billar se tratase y solo quedara la bola negra sobre la mesa. Así aconteció con un buen número de decisiones en contra de medidas supuestamente necesarias para la F1 que llevaban tiempo sonando. Una calificada de imprescindible por alguno para la seguridad de los pilotos, y no por ellos, caso del ‘halo. Así que los protagonistas le dieron puerta a través de sus equipos, pues votaron en contra. Luego la FIA en plan martillo pilón, creo que enfurruñada como un niño tendente a las pataletas puso por escrito: "El 'halo' sigue como la opción más fuerte para su introducción en 2018". Lo de las conversaciones por la radio casi supera lo anterior, pues pasa de la nada al todo. Cómo calificar si no que desde Hockenheim y en adelante, salvo la vuelta de formación y la del arranque, sin limitaciones, a parlotear todo el mundo, sin descanso, como si no hubiera mañana. ¿Quizás esto indique que volverá poco a poco el raciocinio, la cordura, a la F1? Lo dudo, como Horner.

No recuerdo ningún deporte que tenga que sufrir unas normas de pon y quita, de vuelta e ida, fungibles como los guantes de un cirujano, ‘lavables’ como el delantal de un chef. No es extraño por tanto que Fernando Alonso, todo un bicampeón del mundo, más de tres lustros en la F1, dijera: "Paso de la normativa. Me doy por vencido. En cada carrera que nos digan lo que hay que hacer". Y precisando aún más lo anterior, pues todo esto parece algo muy poco serio, precario, inestable, efímero, añadió: “En Spa el año pasado cambiaron las normas de radio y todo parecía que iba a ser algo espectacular, pero han empeorado las cosas, al igual que lo de los límites de la pista, así que no perderé más el tiempo con eso". ¿Alguien puede imaginar que en el futbol se cambiasen cada seis meses el tamaño de las porterías? ¿O en el baloncesto las dimensiones de la cancha? ¿Y en la NFL jugar con un melón en vez de una pelota ovalada? Pues en la Fórmula 1 eso y mucho más, sin rubor, a piñón.
Para colmo de males, Charlie Whiting intentó explicar la marcha atrás en cuanto a las normas antes descritas. Y como suele suceder cuando alguien intenta recular para explicar los disparates, los desatinos, todo termina en tragedia. "Permitiremos todas las conversaciones por radio con la única razón de que el aficionado disfrute más de las retransmisiones", dijo de entrada. Es fácil preguntarse, ¿entonces por qué las prohibieron? ¿Por llevar la contraria? ¿O para que la afición se pasase al tenis de mesa? Seguidamente lo del tema ‘halo’ es aún peor pues Whiting confesó: “Tenemos que resolver primero lo de la visibilidad”. Bueno eso y menudencias cómo lo de extraer a un piloto de manera rápida en caso de vuelco, ver accidente de Alonso en Australia, que mejor no pensar de haber llevado semejante engendro alrededor del cockpit. Por último, lo del control de los límites de la pista, salidas en mojado y dobles banderas amarillas, para escribir un tratado de incongruencias extravagantes. 

Ferrari. Halo. De: carscoops

Hasta Kimi Raikkonen habló casi profusamente de las normas, del reglamento actual, con su gesto característico, mezcla de hastío y también de cansancio. Así respecto a lo sucedido en la carrera de Hungría entre él y Max Verstappen, bajando ‘ligeros’, a todo tren, hacia la curva 2, dijo: “Existen las reglas y se deberían seguir, eso es todo. Pero en diez carreras, diez interpretaciones diferentes. En F1 tenemos con frecuencia estas discusiones estúpidas”. Seguidamente al tratar el tema de la seguridad, palabra clave en cualquier competición de motor, emanó de inmediato el accidente de Sergio Pérez en Austria, última vuelta, para confesar: "Muchas cosas en la Fórmula 1 no tienen sentido". A este último ha aludido Christian Horner recientemente, más Toto Wolff no hace tanto y otros muchos antes. Parece mentira que en un circo de bólidos donde todos van en la misma dirección casi volando, unos pocos pretendan embarullarlo tanto, por encima de la opinión generalizada, la justa.

Al ex piloto de Ferrari, Gerhard Berger, el tema de la salida de James Allison, director técnico de la Scuderia, le pareció muy raruno, fundamentalmente, por el empeño del equipo en negar unos rumores que tenían visos de hacerse realidad. Por ello el austriaco opinaba que era imposible que no supieran nada, ergo, “mintieron”. Más tarde Fernando Alonso decía: “James es un ingeniero sobresaliente, como demostró en Renault con mis dos títulos en 2005 y 2006”. Apuntar que también coincidieron en la última etapa del asturiano en Ferrari, aunque los resultados como los de ahora, no fueron los esperados. Precisamente por ello me pregunto las razones por las que el brillante palmarés de Allison, recordar la victoria en Abu Dhabi 2012 de un Lotus-Renault, no pudo seguir con los cavallinos, contando con una mayor estructura, mucho más presupuesto. ¿Quizás las prisas dictadas desde una autoridad superior? ¿No tener claro desde allí a donde ir, como llegar, la forma optima de lograr vencer? 
Es de todos conocido aquello de ‘la unión hace la fuerza’. El problema del aforismo popular es que no aclara con que fuerza cuenta la unión, que talla o peso tienen sus integrantes. Pero lo que no pongo en duda es que de ser pocos y subidos a un carro modelo Leopard 2E, respeto asegurado. Quizás lo contrario le sucedió a Bob Fernley, de Force India, cuando propuso un campeonato paralelo e independiente a varios team de la F1 actual. Bob contactó con Haas, Manor, Sauber, Toro Rosso y Williams, proponiéndoles un tope de gasto de entorno a 90 millones de euros al año. Estas escuderías estarían en el Campeonato de Constructores y lucharían contra los fabricantes, es decir, los grandes. Los de Faenza y los de Grove enseguida se descolgaron, solicitando ‘time’ para pensarlo, aunque parece ser que el economizar no va con ellos. Desde Haas, Guenther Steiner, habló de “mera idea”, pues no se habló con “ninguna de las autoridades”. Lo dicho, poca fuerza, ninguna unión.

Haas F1. Romain Grosjean. Bahréin 2016

Como en la tan pinchada en su momento canción, aquella titulada ‘Diva’, de Dana Internacional, Lewis Hamilton, casi entonó lo siguiente tras el Gran Premio de Alemania, con una pequeña adaptación por mi parte: “Vivo la vida, viva victoria, afrodita”. Y es que son ya cuatro carreras consecutivas, y seis de siete, las que el británico se ve en lo más alto del podio. Para remate, siempre le ‘come el bocadillo’ a su compañero de equipo a las primeras de cambio, sea cual sea el trazado, aunque este arranque desde la pole. No es raro que a continuación añadiese: “La vida es demasiado corta para no estar contento y las cosas que hago son las que me hacen feliz”. Imagino que cuando Nico Rosberg sepa de estas optimistas reflexiones de su compañero, pueda pensar en otros cánticos, tipo ‘Pobre de mí’. De sumar el campo cinematográfico, hablaríamos entonces “Desde Rusia con amor”, ya que una vez pasada esa carrera, todo fuera de línea, de trazada, sin saber donde girar el volante…


© Sammas