Cuando mi mano alcance la luna

Publicado el 14 septiembre 2014 por Selene2
La veo. La siento. Solo un poquito más y podré rozarla con mis dedos. Tan hermosa. Tan distante. Iluminando el cielo como la reina que es. Brillante. Increíble. Con su figura perfecta llego a preferir cuando sonríe a cuando aparece en su forma más bella. 
Mis ensoñaciones son eternas, al igual que el manto de mi majestuosa reina. Eterno y brillante; como mil luciérnagas acompañando a la hermosa dama del cielo. Las ramas son incapaces de contener su luminosidad. Perdida en el bosque amo el reflejo de la luna en el lago, bailando con las ondulaciones que producen mi presencia. Y no temo ser una intrusa. Yo sé la verdad. No soy una intrusa y me alegro por ello. Me voy adentrando en el agua, que ya me llega por la cintura. Mi vestido rojo empapado con una belleza enternecedora. Una lágrima se desliza por mi mejilla. ¿Cómo es posible contemplar tanta hermosura sin ser consumido? No es posible de hecho- me respondo interiormente. El agua me llega ya a la altura del pecho. Mis ojos bailan al igual que el reflejo de la luna en mi piel. Lo que daría por conservar un pedacito de luna...creo que uno sería suficiente para reconciliarme con el mundo. Y entonces las ola empiezan a rodearme alzándome hacia el cielo. Segura de lo que tengo que hacer, acerco mi mano hacia la luna. Retazos de mi niñez empiezan a aflorar. Un nuevo deseo surge en el fondo de mí, acercándose a la superficie. Veo a una niña. Una niña que se acerca al agua. "El agua es hermosa" -piensa la niña. Se acerca y la roza con los dedos. A la niña se le iluminan los ojos enamorada de esa superficie cristalina. Se acerca más de manera que sus labios rozan la superficie cambiante. Hermosa- piensa de nuevo. El recuerdo se desvanece. Vuelvo a estar a punto de alcanzar la luna. Mi mano casi la roza. ¿Y que haré con la luna cuando tenga un pedazo sino estropear su belleza?- me doy cuenta y empiezo a retirar mi mano. No necesito un pedazo de la luna mientras pueda observar su belleza todas las noches de su vida. Pienso en la niña del estanque. Ella se conformó con besar el agua. ¿Y qué daría yo por un beso de la luna? Por un beso de la luna -reflexioné- daría millones de estrellas.