Cuando miras atrás...

Por Estanjana @estanjana
En la hora del baño, cuando la luz del día empieza a menguar, estanjanito se intenta desvestir sólo para meterse en la bañera y al sacarle se ríe feliz, a esa hora, te vuelve toda la memoria, recuerdas todo lo que has pasado como madre primeriza, y ya no te sientes igual, ya no tienes un miedo atroz ni un agobio cruel, sigues preocupándote de muchas cosas y buscando mucha información, pero ya no te sientes tan sola, la experiencia te acompaña. Muchos obstáculos has saltado y te quedan muchos por saltar, pero ver que tu hijo crece sano y feliz es un gran alivio que te ayuda a continuar.
La memoria te devuelve esos días en los que te preocupaba que el niño estuviera bien atendido, esos días en los que casi se soltaba solito a andar, esos días en los que parecía no escucharte, esos en los que no sabías si podrías educarlo bien, y te das cuenta que algo bien debes estar haciendo porque aunque estanjanito no para quieto, sabe que cuando llega a casa debe quitarse la chaqueta y los zapatos (aunque los que lleva ahora le gustan tanto que hasta para dormir se los pondría), tu hijo sabe que cuando merienda debe sentarse en su silla (aunque haya días que le cueste más), tu hijo sabe que al suelo no se tiran las cosas y las recoge (aunque haya días en los que no se acuerde bien), y los días han dejado de ser una pelea continua, aunque ha aprendido mucho, muchas cosas más debes enseñarle.
Y te acuerdas de las veces que llegaste a decirle "el mando no se toca" o "se juega en el suelo" y que ahora hace tiempo que no debes repetir. Muchas otras frases tocan ahora pero tu hijo, tu estanjanito ya no es un bebé, es un niño que sabe mucho. Que habla mucho y que manda mucho!
Ese sentimiento de que algo bien haces te empuja hacia adelante con más serenidad y te reconforta, porque aunque te equivoques en algo, lo demás estará bien.