Éride · 525 · 9788415160953Goodreads · BookDepositoryMary Mantley recibe el encargo de viajar a Kenya para realizar un reportaje fotográfico. Lo que ella no sabe es que esto sólo es una excusa para alejarla del peligro que amenaza su vida. Alguien ha descubierto los diarios privados de su padre, el coronel Jonathan Mnatley, en los que relata las hazañas de un grupo de ególatras que tienen en su mano el destino de toda la humanidad.David Silkford es el único hombre capaz de protegerla. un duro ex agente secreto, orgulloso,
machista y manipulador.Mary derribará todas sus barreras superando cada reto que él pone ante ella. Pero el camino a seguir supone un alto precio y ahora, además, están en peligro sus corazones...OPINIÓNOs traigo una novela romántica adulta que me ha sorprendido bastante.Mary está tutelada por Thomas Silkford tras la muerte del padre de la niña, por lo tanto, Thomas ha adoptado el papel de padre para ésta. Thomas además tiene otro hijo con el que no tiene una buena relación, David. Ante el peligro que acecha a Mary y a Thomas, decide enviar a Mary a Kenya supuestamente para realizar un reportaje fotográfico sobre caza ilegal, aunque el verdadero motivo es alejarla de ese gran peligro. Thomas planea todo tras recibir los diarios de Jonathan Mantley, el padre de Mary, que al parecer murió en una misión, pero el verdadero motivo de su muerte se encuentra en esas páginas en las que relata la corrupción de los círculos de poder, sus planes contra la humanidad.Allí, Mary se reencuentra con David, que será su guía por Kenya. Las personalidades de ambos chocan en continuas situaciones pero son capaces de superar esos momentos con algunos altibajos. Mary lleva unos documentos importantes a David de parte de su padre en los que deja claramente escrito que debe proteger a Mary. A pesar de que los dos sienten un odio interno desde la infancia lleno de recelos, deben colaborar esta vez.Por lo tanto yo distingo dos partes en el libro, la historia de amor entre los protagonistas y el peligro que los rodea. Aunque ambas partes se mezclan.David usará su egocentrismo y sus comentarios jactanciosos para retar a Mary durante el safari, demostrando que es una niña consentida. Pero Mary tiene las ideas claras y no se dejará amedrentar por él, intentará por todos los medios superar esos desafíos que la impone para demostrar que él está equivocado.
Me ha enamorado la historia de amor que se va formando lentamente pero sin pausa, dejando que disfrutemos cada segundo. Sus sentimientos van emergiendo y el deseo se impone en sus cabezas. También veremos cómo superan sus miedos, sobre todo Mary, que esconde un secreto que la impide tener contacto íntimo con los hombres, hasta que David se cruza en su camino y todo a su alrededor cambia.
Si os tengo que hablar de los personajes os diré que son magníficos, con sus defectos y virtudes. Mary es una chica fuerte y decidida, aunque en su interior la inseguridad se manifiesta. David es un hombre irónico y mujeriego que despierta la desconfianza en Mary.Me ha encantado el estilo de la autora, consigue que viajemos a África y disfrutemos de los hermosos amaneceres, paisajes naturales, elefantes, cocodrilos, hipopótamos... ¡realmente como si paseáramos por allí! Pero si tengo que poner un pero, diré que hay momentos que no me ha conmovido, situaciones importantes o diálogos sobre el pasado que deberían contener más sentimiento y no he conseguido conectar con esos momentos.En definitiva, Lucía de Vicente se ha documentado bastante y se refleja en la novela, la cultura en Kenya, la civilización, el ambiente... Como primera novela que leo de la autora, me ha encantado. Es una lectura amena y ágil, la acción durante toda la novela hace que se lea rápidamente. Os animo a conocer a estos personajes y a adentraros en los paisajes africanos. (:Pero no se engañaba.No era la pena lo que le movía. Él nunca había sido un ser compasivo, ése era un sentimiento que nadie agradecía y que rara vez solía ayudar al depositario de semejante esfuerzo. Cada cual debía de superar, a solas, sus propios fantasmas; no necesitaba además bregar con actitudes bienintencionadas de nadie que pretendiera hacer méritos ante la corte celestial. En cambio, el acicate y el incentivo, solían ser revulsivos que ayudaban al final, aunque parecieran mucho más mortificantes. Lo hacía porque, haciendo gala de su egoísta comportamiento, para él era mejor así. Estaba acostumbrado a hacer felices a sus clientes. Por otra parte, la presencia de Mary ya no le incomodaba tanto como lo había hecho tres días atrás y estaba descubriendo en ella a una buena aventurera.