Sus comienzos en Nueva York no son del todo halagüeños en un primer momento. Finales de los 60 y ella apenas una veinteañera recién estrenada, su primer contacto con la ciudad lo toma desde abajo, desde la indigencia. Conoce a un compañero con el que recorre la ciudad de día y del que se separa para pasar la noche. Aunque su verdadero compañero, inseparable desde casi el primer encuentro, será Robert Mapplethorpe. “Éramos unos niños”, la autobiografía de Patti Smith, es un claro homenaje a ese compinche de vida con el que ha compartido momentos irrepetibles: los de unos jóvenes buscando su lugar, pero sobre todo buscandose a sí mismos, a su propio arte.
Patti y Robert se hacen inseparables compañeros. Desarrollan y buscan su verdadera vocación y se convierten en actores de una era artística salpicada por nombres como Allen Ginsberg, Janis Joplin, Jim Morrison, Dalí o Andy Warhol. Ellos en ese momento sólo se ven como testigos, meros observadores que aspiran a formar parte de esa bohemia neoyorquina, y nos son conscientes de que también estan construyéndola.
“Éramos unos niños” es un homenaje al arte como forma de vida y al personaje de Mapplethorpe como reencarnación de la manera de conseguirlo. Una Patti Smith ante todo honesta que en este libro desnuda su alma y se la ofrece al lector en forma de historia personal, de crónica de un interesante periodo artístico y, sobre todo, como ofrenda al que fue una de las personas más importantes de su vida.
“Jesús murió por los pecados de alguien, pero no los míos” (Patti Smith)
Para conocer la obra de Mapplethorpe: The Robert Mapplethorpe Foundation
Escuchar el primer disco de Patti Smith, “Horses”, en Spotify
VANESSA PASCUAL