Cuando un músico se quita el corset que lleva aparejado el violín (smoking, sala de cámara, seriedad, aburrimiento...) aparece un instrumento versátil, maravilloso y desconcertante.
El libanés Ara Malikian rompe, solo con su look, los estereotipos de los violinistas clásicos. A partir de ahí nos descubre que el violín es un instrumento mágico y lo eleva a otra dimensión sobre los escenarios. Nos desconcierta y nos atrae de inmediato. Todo es cuestión de darle una nueva vuelta. Un artista atípico.