Cuando regresemos, que no seamos los mismos
Cuando llegué a Gambo
las cifras me miraron a los ojos,
y mi corazón les prometió
no permanecer jamás indiferente
al sufrimiento ajeno.
Una vez abres los ojos,
no los puedes volver a cerrar
El hambre me quitó el apetito,
el dolor me despertó,
entonces,
Me hicieron ver
que se puede ser
luz en la oscuridad
Alegría en la tristeza
y coraje en la adversidad
Cuando regresas del desierto,
no puedes ver el agua del mismo modo,
cuando regresas de la hambruna,
no puedes ver la comida igual
Cuando al fin podamos volver a abrazarnos,
a mirarnos,
que no seamos los mismos