Cuando se confia en el Eterno Dios.

Por Marmebe

¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable.  
Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil.
 Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán. Isaías 40:28-31

Confiar:   Esperar con seguridad y credulidad que algo suceda o que alguien se comporte como se desea. (Este es uno de los conceptos de la palabra confiar, según el diccionario de la lengua española).Confiar en Dios es esperar su providencia, es esperar su dirección. El pueblo de Israel no se movía sin la dirección de Dios: Cada vez que la nube se levantaba de la Tienda, los israelitas se ponían en marcha; y donde la nube se detenía, allí acampaban. Dependiendo de lo que el Señor les indicara, los israelitas se ponían en marcha o acampaban; y todo el tiempo que la nube reposaba sobre el santuario, se quedaban allí. No importaba que se quedara muchos días sobre el santuario; los israelitas obedecían el mandamiento del Señor y no abandonaban el lugar. (Números 9:17-19)Cuando nos adelantamos al tiempo de Dios, los proyectos no salen nada bien, nos toca pasar por momentos difíciles, porque todo lo estamos haciendo en nuestras fuerzas, hay que aprender a esperar el tiempo que Dios tiene para nuestros proyectos, y todas las cosas, porque todo tiene un momento (Eclesiastés 3) cuando las cosas vienen de Dios todo es perfecto, su Palabra no se contradice, el mundo sin Dios vive a la carrera, no importa la familia, las amistades, sólo importa alcanzar el objetivo cueste lo que cueste; el apóstol Pablo nos dice en Romanos 12:2: No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
Es muy importante entender que la comunión con Dios; es apartar un espacio y un tiempo a solas con Él, es allí donde aprendemos la paciencia, don que sólo se aprende en su presencia; es allí donde recibimos sabiduría y revelación a través de su Palabra; es allí donde aprendemos a entender y comprender la voluntad de Dios. Nuestro Eterno Dios merece de nosotros un tiempo de rendición, de entrega, de reverencia, que con la ayuda de su Santo Espíritu nuestro ser podrá adorarlo, tal como nuestro Dios y Padre anhela que lo adoren.
Bendiciones.