Siempre me he preguntado ¿por qué nos corresponde de vez en cuando tocar fondo? He visto personas en el transcurso de mi vida con mucha prosperidad y hasta suerte se puede decir, aunque creo que vale más el esfuerzo y dedicación que esta; pero también he visto personas, algunas cercanas, y otras no, pero con testimonios de vida en los cuales relatan grandes dosis de sufrimiento.
Hoy quisiera compartir algunas de estas historias, esperando que al final se pueda resaltar lo más valioso a razón de estas experiencias.
Quisiera comenzar con mi madre, una joven de 17 años que queda embarazada de mi papá cinco años mayor que ella aún siendo solteros, en aquellas épocas la solución era el matrimonio y eso fue lo que paso, emprendió su viaje siendo casi una niña con una gran responsabilidad, nació mi hermana mayor y dos años después nació mi otra hermana, cuando mi madre me cuenta estas historias me conmueve mucho el corazón, pues fueron tiempos difíciles, mi padre trabajando y mi madre dedicada al hogar y sus dos hijas en ese momento; ella relata de ocasiones en que no amanecía nada en su mesa y mis hermanas aún siendo pequeñas preguntaban por lo que irían a comer ese día. No sé cómo se las arreglaba mi amado padre, pero siempre fue y ha sido un hombre responsable, trabajador y de bien, que a pesar de las carencias y necesidades siempre se esforzó de proveer lo necesario para mi mamá y hermanas.
Laura una hermosa joven que conocí en la universidad donde dicto clases compartió su bello testimonio conmigo, una niña de escuela a quién sus compañeros ofendían por su peso constantemente, causando en ella un serio problema de identidad y autoestima. Para Laurita-de cariño le digo así-fue un problema mayor, que la envolvió poco a poco en una enfermedad muy conocida, la anorexia; y fue así como sometió su cuerpo a dietas y grandes desordenes alimenticios, lo que ocasionó, se llegara a enfermar gravemente. Laura comparte conmigo de su gran pérdida de peso, de cómo su cuerpo fue perdiendo fuerza, hasta llegar a un punto en donde comía o se moría. Laura hoy es una mujer hermosa de 1.71m de altura con un peso ideal quien logró salir de su problema con el reconocimiento del mismo en primer lugar, y con ayuda de Dios y su familia.
Camila (nombre ficticio) una mujer ejecutiva, llena de vida, prospera y sana, fue abordada por tres sujetos en su vehículo, abusada físicamente por los tres, golpeada, ultrajada y abandonada en un lugar donde nadie entra ni sale. Debido a esta experiencia cae en grandes depresiones y tristezas, desarrollando temores que no tenían, mucho dolor, y constantes pesadillas. Hoy día Camila es una mujer que aún sufre espuelas de aquel suceso pero que se ha levantado con valentía, estima y lo hizo por su esfuerzo propio y con ayuda de personas que le atendieron y aconsejaron oportunamente.
Persys una hermosa mujer de origen chileno, emprendedora, profesional y empresaria, se casa con un buen hombre y empiezan a construir un matrimonio feliz, en muy corto tiempo se embaraza y su felicidad trasciende toda expectativa, pero una complicación hace que pierda su bebé y que además su salud se viera sometida a una cirugía dolorosa y con posibilidad de perder órganos. Mi querida Persys, recuerdo su dolor y su tristeza no había palabras que describieran tales sentimientos, como su amiga pude ser testigo de ese tiempo difícil, momento en que no había una respuesta para grandes preguntas, y no había un consuelo para tantas lágrimas. Hoy día Persys y su esposo son padres de dos preciosos niños, sanos y fuertes y ella una madre feliz.
No hay edad, estrato social, profesión o riqueza que defina el por qué algunas personas experimentan gran dolor, la vida se encarga de someternos a prueba, angustias, lágrimas y tristezas. Estas experiencias en mi humilde opinión lo que provoca en cada uno es que nos pasen por lima, es decir arranquen de nosotros caparazones, y nos pulan para que de esta forma nos “veamos más bonitos”, más sin embargo no se puede descartar la desesperanza, la frustración, el dolor, la depresión y las grandes soledades que se viven en cada parte de este proceso.
He escuchado miles de historias difíciles, he vivido en carne propia momentos duros, pero la dicha de escribir sobre esto es no dar mayor relevancia a la situación como tal, sino en cómo acaban estas historias, y siempre determino que como seres humanos ávidos de emociones intensas siempre escribiremos mejores relatos, de los cuales ganamos más a razón de las vivencias experimentadas.
Que vi y determiné en cada una de estas historias:
Valentía, de una mujer joven que no desistió, acompañada de un hombre que su peso valía en oro y en medio de la impotencia de no tener, sacó su mejor actitud y fue responsable. Valentía de una madre que a pesar de las preocupaciones amó, acarició y consoló a sus hijas, además, brindó apoyo incondicional a su pareja y no desistió de su matrimonio a pesar de las pruebas. ¡Cuánto amo a mi madre y mi padre!, siguen siendo personas que brindan apoyo incondicional a quién lo necesite, soy testigo de eso, y uno de los más hermosos lugares en donde mi espíritu y emociones hayan calma, es en los brazos de mis amados padres.
Decisión, de una joven que al verse agredida por una sociedad, y con grandes problemas emocionales y de autoestima, decidió por ella y votó a favor de su cuerpo, su mente y su salud; se apoyó de la fe en Dios y de su familia quién le apoyó, y salió adelante. Decidir no seguir más igual sino buscar cambiar y mejorar no es fácil, es de personas con carácter y emociones fuertes que saben que están primero ellas. Encontrarse consigo mismas hace que sean completas y llenas de fuerza y gran entereza para avanzar y salir de una situación.
Esfuerzo, que duro fue para mí escuchar la historia de Camila, tengo que confesar que lloré ampliamente con ella y cuando venía para mi casa después de escucharle, y no puedo decir que imagino lo que vivió porque nunca he vivido algo similar, más sin embargo, si puedo decir que admiro y respeto a mi querida amiga porque si algo he aprendido de ella es sobre el esfuerzo. Esfuerzo a levantarse cada día, esfuerzo por querer aunque la mente y el cuerpo no quieran, esfuerzo por vivir y buscar ser feliz, esfuerzo por volver a tener una vida normal. Tan valioso es esforzarse aunque no sintamos fuerzas, levantarse y seguir, aunque por dentro lo que se viva nadie lo sepa.
Buscar la felicidad, la felicidad solo la logramos conseguir cada uno, nadie tiene la responsabilidad de hacernos felices, aunque creo que algunas personas que amamos contribuyen grandemente con sus acciones a que tengamos momentos de felicidad. Pero si he determinado que el ser feliz es un estado que solo se logra con nuestra propia dedicación, y el trabajo es arduo, pero cada día se debe construir en sumar dosis de felicidad a nuestras vidas. Conozco a los hijos de Persys y sé que han sumado grandes dosis de felicidad a su vida.
Tocar fondo significa pasar por una de las peores crisis de la vida, o experimentar un momento sumamente difícil, hay casos en donde surge la resistencia a salir adelante, y para otros es el momento en donde lo único que queda es avanzar hacia arriba. Por lo regular es una etapa en donde reconocer se convierte en el primer avance de salir de esa situación, pero generalmente es difícil entender el momento y nos frustramos más al ver que no surgimos en medio de esta.
El tocar fondo es necesario para aprender y ser mejores, limar las asperezas solo traerá como resultado personas más firmes emocionalmente, con más experiencias que compartir y con gran sentido de entender la vida y a las personas, son más humanas, y más sensibles. Lo más importante de tocar fondo no es la situación en sí, sino que decidimos hacer en el momento de estar allí, mi recomendación es sal del hoyo, pues la vida continua y como siempre me gusta decir, los tiempos malos son momentáneos dependerá de nosotros el tiempo que transcurramos en ellos, pero siempre la decisión estará en nuestras manos, la asimilación del problema, el reconocimiento y el buscar el camino más apropiado nos dará motivos para seguir adelante y entender que nadie está exento a esto, pero que siempre vendrán tiempos mejores.
Quiero agradecer a mis amigas y mi madre por sus experiencias, son tan valiosas como la vida misma.
“La esperanza hace que agite el náufrago sus brazos en medio de las aguas, aún cuando no vea tierra por ningún lado.” (Anónimo).
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