Hasta hace bien poco, el número de divorcios crecía año tras año. En los últimos meses, los expertos en la materia, atribuyen la situación económica como causante de un descenso en el número de separaciones.
La reducción del número, no lleva implícito que las relaciones maritales muestren una mejora. Simplemente, les interesa seguir manteniendo una convivencia conjunta que tomar la decisión de disolver aquello que empezó cargado de altas expectativas, ilusión y esperanza de una vida conjunta.
Supongo, pues hablo desde la más absoluta ignorancia, que se realizará una alianza para “convivir” en un estado ficticio de pareja. Ambas partes, tienen claro, que lo único que les une es la imposibilidad de dar un paso hacia delante, por motivos exclusiv
amente económicos.
Quizás identificar y tener claro ese motivo, el económico, como motivo por el que sigue conviviendo o manteniendo una pareja, es (para ellos) suficiente para seguir con esa relación. La comunicación será la mínima pero cordial. La colaboración en las labores de la casa será la pactada. La educación de los hijos se realizará de forma conjunta. Los objetivos de cada uno serán distintos, aunque existirá uno común que es el que se mantengan las condiciones mínimas para poder seguir manteniendo esa relación ficticia y que ambos han decidido mantener provocada por la falta de medios económicos.
En la empresa, encontramos situaciones similares a esta. Hace unos años, el número de cambios de trabajo generado por los trabajadores era mayor que el que hoy existe.
Ante una “ruptura sentimental” por parte del trabajador, bastaba con moverse por el mercado y en breve espacio de tiempo encontrar una “mejor” oferta. A fecha de hoy existen numerosos trabajadores que se mantienen en su puesto de trabajo, simplemente por el motivo económico. “Por lo menos entra un ingreso en casa”.
Sin embargo, la diferencia con la pareja que decide no dar el paso de la separación es que no identifica que lo que le mantiene en esa empresa es simplemente el dinero, la nómina, el ingreso.
Identificar eso, puede ser un primer paso para desquitar de cierta carga estresante que impida desarrollar una vida más llevadera.
Tener claro que lo que te une a tu empresa es una nómina, es liberador. Por tu parte, realizarás la labor mínima que te lleve a “garantizar” ese salario.
Por parte de tu jefe, puede que él tampoco te despida por causas similares:
- Sabe que si te despide tu puesto desaparezca, lo que produzca una sobrecarga de trabajo en otros compañeros.
- Sabe que teniéndote, siempre le quedará una posible “bala” ante posibles reducciones futuras de personal.
- Prefiere contar contigo, aunque estés desmotivado, que con una persona nueva sin experiencia en el puesto.
Tu jefe y tú, tenéis objetivos diferentes pero hay algo que os une ¿quién no te asegura que tu jefe esté en la empresa por el mismo motivo que tú?
¿Cuándo quedas con tu jefe para realizar esa “Alianza” de convivencia?