Revista Cultura y Ocio

Cuando sopla Sur...El naufragio del vapor 'Alfonso XIII' en nuestra bahía

Por Dapalo

El 5 de febrero de 1915, el vapor 'Alfonso XIII' se hundía en Santander, víctima de una surada que le abrió una vía de agua en su costado y provocó el anegamiento de sus bodegas

Cuando sopla Sur...El naufragio del vapor 'Alfonso XIII' en nuestra bahía

DONATA BUSTAMANTE | EL DIARIO MONTAÑÉS

Las suradas en Santander siempre han sido temibles y no sin razón. El viento huracanado que convirtió a Santander en una pavesa ardiente el 14 de febrero de 1941, fue también el causante del naufragio del vapor 'Alfonso XIII' en la bahía el 5 de febrero de 1915. Un suceso del que ayer se cumplió su noventa y cuatro aniversario.Este buque de la Trasatlántica Española, la compañía fundada por el primer Marqués de Comillas, el comillano Antonio López, en 1861, fue construido como otros tantos de la flota en Escocia en los astilleros de Willian Denny&Bross de Dumbarton y entregado al armador a principios de 1889. Enlazaba Santander con Cuba y México.La estampa primitiva de este correo antillano era bien bonita. Tenía proa de violín y cuatro palos o mástiles cuyas velas se desplegaron muchas veces durante las travesías de una a otra orilla del charco. Con buen viento y motor, alcanzaba casí 17 nudos. El correo que medía algo más de 124 metros de eslora y casi 15 de manga, disponía de una sola hélice movida por una máquina de vapor de triple expansión, según consta en la pagina web de la Trasatlántica.Muchos años después de que comenzasen sus travesías, el barco fue objeto de una profunda modernización. Corría el año 1906 cuando su cambio de estampa fue clara: perdió dos de sus palos. El buque que había visto la luz en las frías aguas de Escocia tuvo un denso historial. Cuando la guerra con Cuba estuvo adscrito a la Armada como crucero auxiliar. Se le dotó de cuatro cañones Hontoria y dos ametralladoras y participó en diversas misiones de transporte de tropas y patrullaje. Después de perdidas las colonias de ultramar, fue encargado de la evacuación de los militares españoles que se encontraban en el Caribe y Filipinas.El 20 de marzo de 1899 reinició el servicio en el puerto santanderino de la línea regular a La Habana. El 'Alfonso XIII' podía transportar 164 pasajeros en camarotes de primera, otros 15 en segunda, además de 42 en tercera y 1.343 en los sollados que eran las cubiertas inferiores del barco, unas salas dotadas con hamacas donde los emigrantes viajaban juntos.Unos quince días duraba más o menos la travesía a la isla de Cuba. El vapor correo zarpaba el día 19 de todos los meses del año a las tres de la tarde del puerto santanderino. Admitía pasaje y carga para La Habana y el puerto mexicano de Veracruz. También embarcaba carga para Acapulco y Mazatlán. La travesía a La Habana costaba en tercera clase 235 pesetas, más 11 pesetas de impuestos y 2,50 de gastos de desembarque y a Veracruz, 250 pesetas, más 5 de impuestos y otras 2,50 pesetas de gastos de desembarque.Una sibila hubiera tomado por un mal presagio para el futuro de este vapor correo, bautizado con nombre real, la explosión del 'Cabo Machichaco'- Precisamente, el 'Alfonso XIII' acababa de regresar de su primer viaje de América y coincidió en el puerto con el incendio del vapor español que llevaba un cargamento de dinamita y explotó causando medio millar de muertos y otro tanto de heridos. Más de una treintena de hombres de su tripulación que habían acudido a colaborar en la extinción del fuego perecieron en ese fatídico día del 3 de noviembre de 1893. Entre ellos su capitán, Francisco Jaureguizar Cagigal. Fueron unos momentos muy duros para los santanderinos.Agua a bordoEl 'Alfonso XIII' era un compendio de historias. Cuántas lágrimas, cuántas despedidas de emigrantes, casi niños, vio a un lado y otro de la mar antes de su final. Un suceso que recogió en su portada EL DIARIO MONTAÑES en su edición del sábado 6 de febrero de 1915.Eran las nueve de la noche cuando muchos santanderinos se echaron a la calle alertados por la sirena insistente de un barco. "En pocos minutos se cubrieron los muelles de multitud de personas que a medida que llegaban se iban dando cuenta de que el barco que llamaba sin cesar con su sirena era el magnífico vapor correo de la compañía Trastlántica española 'Alfonso XIII". Al barco que estaba amarrado a la boya de la compañía se le había abierto una vía de agua hasta el punto que se hundió. No hubo víctimas.


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