¿Alguna vez habéis sentido ganas de poner un libro a dieta? No me he vuelto loca, es que algunos libros son más pesados que una maratón en agosto. Ni qué decir tiene que me gustan los libros gorditos, rollizos, bien alimentados, adictos a la gula y con muchas golosinas en su interior pero... mis muñecas se resienten, mis hombros tienen a imitar a Quasimodo y mi sangre se coagula en unas venas vueltas del revés.La última vez que he tenido el "placer" de soportar un libro mastodóntico ha sido con la lectura de La casa del viento, de Titania Hardie. Una gran lectura en muchos sentidos. ¿Y cuánto pesa el retoño? Comprobémoslo...
¿Alguna vez habéis sentido ganas de poner un libro a dieta? No me he vuelto loca, es que algunos libros son más pesados que una maratón en agosto. Ni qué decir tiene que me gustan los libros gorditos, rollizos, bien alimentados, adictos a la gula y con muchas golosinas en su interior pero... mis muñecas se resienten, mis hombros tienen a imitar a Quasimodo y mi sangre se coagula en unas venas vueltas del revés.La última vez que he tenido el "placer" de soportar un libro mastodóntico ha sido con la lectura de La casa del viento, de Titania Hardie. Una gran lectura en muchos sentidos. ¿Y cuánto pesa el retoño? Comprobémoslo...