Una empresa como Apple, tan asociada a la figura de Jobs, tenía en él su mayor fortaleza, pero también su mayor debildidad. ¿Cómo será el futuro de Apple sin Jobs? No pocos pronosticaban la pérdida de valor por su muerte.
Hasta ahora Apple no perdió valor significativo en las acciones después de su partida. Dos días después de la muerte de Jobs la acción solo había perdido 0,23 % de su valor. Probemos algunas razones.
Con este final en mente, Steve Jobs, trabajó en dos pilares: El primero fue crear una cultura fuerte sustentada en valores claros y seguidos por sus ejecutivos. El segundo, formar a sus sucesores y darles una estabilidad en la compañía (desde que se conoció su enfermedad en el 2004, Apple tuvo una muy baja rotación de sus altos potenciales) y así también realimentar el primer pilar.
Una compañía valiosa tiene gente talentosa, y si es la mejor en su especialidad, creativa, humana e innovadora, tendrá un plus distintivo ante su competencia.
Steve Jobs apuntaba a los mejores en sus especialidades, y resultaba irresistible a la hora de convencerlos a que dejen sus viejos empleos. El testimonio de John Sculley, ex vicepresidente de Pepsi es muy significativo al respecto. Sculley recuerda que Jobs le dijo: “¿Quieres cambiar el mundo, o prefieres seguir vendiendo agua azucarada como hasta ahora?”
Darles una visión y un propósito significativo, respaldado por su ejemplo, resultaba más que suficiente para atraer a los mejores.
Otro pilar importante en esta estrategia fue la Universidad Apple orientada a generar aprendizajes a partir de situaciones de aplicación concreta. Fue creada en el 2008 con la ayuda de Joel Podolny, ex decano de la Universidad de Negocios de Yale. Este es un elemento fundamental que ayuda a fomentar y consolidar los principios y acciones a seguir de acuerdo a los lineamentos de Jobs.
No sorprende que un líder genial y humano como Steve Jobs haya pensado en preparar las cosas para luego de su muerte. Esto era un pretexto para dejar su legado y hacer una compañía que lo trascienda, porque sus valores y propósito son los que marcaron y marcarán a toda una generación.
Como escuché de un prestigioso coach de football americano, Bobby Bowden, “Hay dos cosas de las cuales nadie se salva: de los impuestos y de la muerte”. Tal vez por eso, rescato, entre otras, la enseñanza que Jobs nos deja sobre la responsabilidad de todo gran líder, consciente de su impermanencia, para con las generaciones por venir.
Por Víctor Raiban