Todos sabemos que los partidos NBA duran 48 minutos, pero algunas veces sólo hace falta una cuarta parte de esos minutos para decidir -o al menos decantar- el choque a favor de uno u otro equipo. Anoche, en los dos encuentros que se disputaron, vimos como en ambos el partido se resolvió gracias a la actuación de dos jugadores en un espacio de doce minutos.
En Boston, Celtics y Cavaliers disputaban el tercer encuentro de su serie de semifinales, con la eliminatoria empatada (1-1) y con los locales disfrutando del factor cancha. Sin embargo, Cleveland salió al parquet dispuesto a recuperar la ventaja, y su victoria final se gestó en un primer cuarto de auténtico lujo. Los Cavs se llevaron el primer parcial por 19 puntos (17-36), de la mano de un LeBron James estratosférico, que terminó los primeros 12 minutos con 21 puntos en su haber. La estrella de los Cavaliers -que juega con molestias en su codo derecho- anotó 28 puntos antes del descanso y terminó con 38 tantos, 8 rebotes y 7 asistencias. Boston no tuvo respuesta ni para LeBron ni para el resto del equipo (Cleveland terminó con casi el 60% de acierto en tiros y una superioridad en el rebote de 45-30), y cosechó la peor derrota como local de su historia en un partido de Playoffs (29 puntos, 95-124).
Pocas horas después se veían las caras en el AT&T Center de San Antonio los Spurs y los Suns, en el tercer partido de una serie que dominaban claramente los de Arizona (2-0). San Antonio empezó el partido consciente de que ganar anoche era imprescindible, y arrolló a unos Suns descolocados hasta alcanzar una ventaja de 18 puntos en el segundo cuarto. Sin embargo, Phoenix empezó poco a poco a desatarse y a remontar, y llegó al último periodo con el marcador igualado (72-71). En los últimos doce minutos, y con un Steve Nash exhausto, apareció un jugador con quien nadie contaba. Goran Dragic se convirtió en el auténtico protagonista del partido, anotando 23 puntos en el cuarto decisivo y conduciendo a su equipo a una victoria fácil (96-110) que parecía imposible pocos minutos antes. El base esloveno sólo necesitó 17 minutos para anotar 26 puntos (5-8 en tiros de dos, 5-5 en triples, 1-3 en libres) y poner a su equipo a un pequeño paso de la final de la Conferencia Oeste.
Dos actuaciones memorables -una más o menos esperada, la otra totalmente sorprendente- que condujeron a sus equipos a la victoria y les acercaron un poquito más a avanzar a la siguiente ronda. A veces un partido se puede decidir en sólo doce minutos.