Cuando un publicista esta triste

Publicado el 16 octubre 2013 por Arispiq @arispiq
Twittear ¿Qué sucede cuando un publicista esta triste? En la carrera siempre nos habían dicho que habíamos escogido una profesión difícil. Nos advirtieron que los primeros años se aprovecharían de nosotros y apenas remunerarían nuestro trabajo, pero que luego, todo ese esfuerzo habría valido la pena y que llegaríamos a tener un puesto de trabajo digno. Sí, no puedo decir que nunca me lo advirtieron, pero yo, enamorada de este sector quise meterme de lleno a estudiarlo con la ilusión de que algún día podría vivir de lo que me gusta, ¡cómo si quisiese ser una cantante o actriz famosa! ¡Qué ilusa fui! Al terminar la carrera le puse todas mis ganas y llamé a todas las agencias de publicidad de Alicante, también llamé a varias de Murcia, Valencia, Madrid y Barcelona entre otras ciudades. Mandaba mi CV procurando siempre añadirle algo creativo que le diese valor, que mi hiciese destacar y gracias a ello conseguí “algunas oportunidades” de hacer más prácticas no remuneradas, con la esperanza de que al terminarlas pudiese quedarme luego en la plantilla, pero de nuevo, ¡Qué tonta fui!  Entre toda esta odisea el destino me tenía guardado un gran regalo y ese fue el periodo de tiempo que trabajé en la Agencia Local de Alicante como Técnico Publicista. Solo puedo tener buenas palabras para ellos. Desde el principio me sentí valorada, contaban conmigo y cada iba a trabajar con una sonrisa de oreja a oreja, pero como llegó el monstruo al que todos llaman crisis ese regalo finalizó. Creí que nunca llegaría a escribir estas palabras, pero empiezo a sentirme cansada de ser publicista. Ahora mismo me siento como si estuviese rompiendo con una pareja de muchos años. Después de tanto tiempo luchando, llamando puertas, poniendo en marcha ideas… quiero rendirme y tirar la toalla, pero cuando llevas la publicidad en la sangre, en el ADN, te morirás y tu fantasma seguirá siendo publicista. Sé que algunos compañeros del sector se sentirán identificados con estas palabras y otros hasta lo habrán pasado peor que yo. Lo malo de todo esto es que ya no sé a quién acudir, ni qué hacer ¿hay algún psicólogo en la sala especializado en tratar a publicistas tristes? ¿Qué podemos hacer cuando perdemos la esperanza? ¿Cuándo solo quieres llorar? A lo mejor me equivoqué de carrera.
Publicado por Dámaris. M.P. en 03:40 Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook Etiquetas: personal