Cuando uno miente lo suficiente, la mentira se hace realidad

Publicado el 11 abril 2010 por Xim

Ha muerto Malcolm McLaren, el ocho de abril en una clínica suiza, de mesothelioma, una forma extraña de cáncer en la que la mayoría de víctimas mueren por haber estado expuestos al asbestos...
El mánager de los Sex Pistols, el mayor comerciante de la transgresión premeditada. Una transgresión que cargó de demasiados explosivos y dinamitó: fíjense, ahora ya nada escandaliza, a menos que te enciendas un pitillo en un lugar público o vayas por la vida sin móvil. Si hoy día Amy Winehouse nos resulta algo payasa, es porque algún día existió McLaren. En los últimos tiempos, nadie se acordaba de Malcolm, quien recientemente se dedicaba a llevar conciertos de hip hop a Inglaterra. Poco más tras fracasar su plan de apoderarse de la alcaldía de Londres. Ignoro qué mentiras debió contar en la carrera por el poder. El caso es que era demasiado conocido para empezar en la política. Las hemerotecas y los Sex Pistols le chafaron el plan.

McLaren fue un estudiante frustrado de Bellas Artes, un artista-empresario que utilizó en los setenta a los Pixtols con dos fines: amasar dinero, provocar a la aburrida Inglaterra y perfeccionar las técnicas de manipulación de los medios de comunicación. El compromiso social, que sí existía en su persona, quedó encubierto por su afán de protagonismo. Montó una tienda (Let it Rock) en King´s Road con Vivienne Westwood, su pareja sentimental por aquel entonces. Y fue el ideólogo del movimiento punk a través de la moda ("No olvides nunca que en Inglaterra la ropa es lo que hace latir el corazón de la gente", decía un joven Malcolm). La gente aún se acuerda de aquella camiseta con las dos leyendas: Cosas que odio: Televisión/Mick Jagger/Bryan Ferry/Club Playboy/Chicos ricos que visten como chicos pobres/Zonas residenciales; Cosas que amo: Eddie Cochran/Látex/Cafés que venden whisky a escondidas/Jimi Hendrix/Marianne Faithful...

El ´padre´ de los Pistols se burló de las discográficas cobrando adelantos por un disco que no llegaba. Los chicos –"parecían una banda de jóvenes asesinos"– la armaban en el estudio y siempre eran expulsados. Luego Malcolm le vendía a la prensa que el grupo estaba siendo vetado por la industria. Reescribía la historia a su antojo. Incluso la suya propia: de joven utilizó nombres falsos para conseguir becas, se inventó que había estado en Mayo del 68. Si McLaren mitificó la transgresión y su fantasía (el punk) sucedió de verdad, era porque creía que cuando uno miente lo suficiente, la mentira se hace realidad. Pero eso sólo vale para una vez en la vida.
A mí no me gustaron nunca los Sex Pistols ni los New York Dolls, me quedo con su trabajo en solitario con esas esperpénticas recreaciones musicales, casi se podría decir que él inventó el scratching... Tengo el "Duck Rock" su primer trabajo, realmente innovador, cosmopolita y alocado; asímismo el "Fans" y esa colección de operas imposibles, inolvidable... R.I.P.
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Xim #10