Cuándo y cómo debemos poner límites a los niños

Por Patricia Patricia Manzano Gómez @lavidaentrebibe

A la hora de educar a nuestros hijos hay muchos retos a los que vamos a tener que enfrentarnos. El aprender a poner límites es uno de ellos.

Suele parecer una tarea fácil hasta que llega el momento. Muchas veces es difícil saber hasta el momento adecuado para empezar. Cuando nuestro hijo es un bebé de pocos meses lo que necesita es cariño y cuidados, la disciplina todavía no es necesaria pero ¿Cuándo empezar?

Normalmente los padres descubren cuando llega el momento pero suele ser cuando el pequeño ya empieza a hablar y a moverse él solito aunque sea gateando.

Ya desde ese instante vamos a tener que marcar unas reglas a seguir en el orden y rutina de la casa.

Como aligerar la dura tarea de decir no a nuestros hijos

Para que el resultado sea positivo es necesario que las reglas sean coherentes y se dicten con firmeza pero no con demasiada severidad. Un niño es capaz de distinguir cuando su padre le habla con firmeza o simplemente se ha puesto nervioso y ha salido de sus casillas. Es importante que lo segundo no suceda pues los pequeños dejarían de tomarnos en serio.

Hay varios consejos útiles que pueden ayudar a cualquier padre a sobrevivir mejor a la tarea de poner límites. A continuación nombraremos alguno de estos consejos.

Es necesario que seas concreto. Tu hijo está muy acostumbrado a oír que debe ser bueno o portarse bien, tanto que cuanto más lo oye menos caso hace. Si quieres que tu hijo se porte bien debes ponerle ejemplos concisos y dejarle claro que sabes que él aunque es pequeño sabe lo que tiene que hacer para portarse bien.

Como ya indicamos en el punto anterior la confianza es algo muy importante a la hora de poner límites. Los padres son los que ponen las reglas, los que marcan la dirección a seguir pero es importante que sepan hacer que sus hijos también se sientan escuchados y parte de esas decisiones, esto hará que su comportamiento sea mucho más adecuado.

Siempre mantener la calma

No te pongas nervioso. Si alzas la voz, desordenas tus frases hasta acabar diciendo cosas sin sentido o incluso terminas llorando cuando intentas ponerle límites a tu hijo éste va a ver que para ti es una tarea difícil y va a aprovecharse de eso, no porque sea malo sino porque quiere jugar.

Suele dar muy buen resultado el dar la opción de que nuestros hijos tengan la oportunidad de decidir. Si les ofreces una opción y ellos escogen van a sentir que no se trata de un límite sino de una decisión propia, y todos sabemos que es más fácil hacer algo que queremos que algo que nos mandan.

Confía en el poder del refuerzo positivo. Si tu hijo ha cumplido las normas y ha seguido la rutina establecida, ha recogido los juguetes o se ha ido a bañar sin rechistar debes recompensarle con palabras de ánimo. Es importante que vean que hacer bien las cosas tiene consecuencias buenas.

Por último si ves que tu hijo en algún momento no cumple tus direcciones procura no quejarte de él en concreto sino de su acción. Si el niño siente que sus padres le rechazan puede defenderse volviéndose más rebelde y entonces sería cada vez más difícil establecer disciplina.