¿cuántas fundas me faltan?

Por Finproyectos @FinProyectos

"Yo tuve que empacar muchas fundas para llegar..." fue la frase que me llamó la atención mientras conversaba con una señora de 73 años de edad con la que coincidí en un vuelo comercial.

Al escuchar parte de su historia entendí que tenía que ser contada; y por esta razón esta entrada está dedicada al esfuerzo de esta mujer; con el fin de incentivar la importancia de las labores, más allá de la percepción social que esta pueda tener. Y el valor de enfocarse en alcanzar los objetivos, que solo con trabajo duro y esfuerzo se pueden hacer realidad.

Fue todo un encuentro fortuito. Coincidimos en los asientos contiguos del avión y, por las casualidades de la vida, interactuamos sobre algunas cosas vanas que luego se tornaron en serias.

En ese paso, me cuenta que es una empresaria, que tiene a su cargo varias personas y que se mantiene viajando constantemente hacia su país de origen, La República Dominicana, para supervisar las labores de sus diferentes compañías o emprendimientos.

Al preguntarle sobre cómo llegó a ser la empresaria que es hoy me contesta: " Yo tuve que empacar muchas fundas para llegar" al decir esto, llama mi atención y es cuando comienza a contarme la historia de su vida.

Ella inició su relato hablando de cómo había dado a luz a 8, entre hijos e hijas, y la manera en que les había criado forjando los valores que había adquirido de su padre y madre. Para luego entrar al tema de las fundas.

A temprana edad se casa y emigra a los Estados Unidos, luego de hacer labores informales, como cuidado de niños, limpieza, etc, hasta que logra obtener un empleo en una tienda de abarrotes en donde le permiten ser quien empaque las compras de los clientes. Y, con mucho esfuerzo, logran levantar una familia de profesionales universitarios en diferentes áreas del saber.

A todo esto, lo interesante es que la vida de esta mujer, junto con su esposo, presentó etapas de estrechez económica y lo que determinó el sustento fue mantenerse enfocados en producir para proveer a su familia. Sin importar cuál sea la fuente, si está era honesta y legal, ella y su esposo estaban dispuestos a asumirla.

Es en ese momento en donde empacar fundas se volvió la fuente principal de ingresos de la familia, a razón de haber sido afectados, ella y su esposo, de los cambios económicos y de los momentos de recesión financiera nacional.

Sin embargo la clave del éxito, según ésta mujer, fue siempre apartar una porción de sus ingresos y enfocarse en lo prioritario. Es decir, tener una gestión inteligente de sus gastos y la creación de los fondos de contingencia. Que luego de un tiempo, llegaron a ser el capital para financiar sus negocios actuales, de los cuales viven ella y parte de su familia extendida.

La historia de esta mujer trae consigo dos enseñanzas básicas vinculadas a la gestión financiera efectiva:

  • El valor del dinero y su manejo inteligente
  • Los fondos de contingencia y su importancia en la gestión del dinero.

Es decir, en la medida en que se esté consciente de las implicaciones, en tiempo, costo (monetario y emocional) y otras variables que tiene la producción de dinero; y lo relevante de forjar el ahorro continuo, entonces la gestión financiera será efectiva; porque se logrará tener una panorámica integral del manejo del dinero, y cómo este es un medio para alcanzar los objetivos de vida.

Las fundas son un mero simbolismo de la realidad que una persona tiene que asumir. En el caso de esta mujer eran literales, mientras que en otros casos puede ser cualquier otra cosa.

Lo importante es saber que ya sean literales o simbólicas es necesario mantener el enfoque. Centrarse en que hay que tener un flujo de efectivo, dentro de lo posible, constante y, sobre la base de este, tener una gestión inteligente en donde se prioricen las necesidades sobre los gustos de forma que se pueda generar valor.

Tomando lo anterior como punto de referencia, la pregunta que puede surgir es: ¿Cuántas fundas me faltan? La respuesta a eso se reduce a qué tan próximo se está a alcanzar el objetivo que se ha planteado. En la medida en que se esté más cerca de este, las fundas menguarán hasta llegar al punto en que solo serán un grato recuerdo del esfuerzo recorrido durante un tiempo determinado

En ese sentido, si esta entrada titulada ¿Cuántas fundas me faltan? Le ha sido de utilidad, le invitamos a que la comparta y comente. Sus opiniones y aportes son de gran importancia para esta comunidad y enriquecen el debate. Y, si le interesa profundizar en el tema del emprendedurismo, le sugerimos adquirir el libro Aguacates Juan, escrito por Lorenzo Vicens haciendo clic en la imagen más abajo.