Vemos esta noticia en Bitelia: “SyncBox: Cómo y por qué crear tu propio servicio de alojamiento en la nube“.
Pone de manifiesto el creciente interés de los usuarios por el control de su información en la nube… a más demanda de algo, más oferta.
Ponen el ejemplo de SyncBox, una aplicación en la que tú pones el servidor en el que se guardará la información. Consta de una aplicación que iría al servidor (por ahora sólo para Windows, un importante punto flaco) y luego los clientes, que están disponibles para las plataformas habituales (iOS, Android, Windows, Mac y Linux).
Supongamos que lo instalamos en el ordenador de nuestra casa. ¿Cuál sería el problema? El ancho de banda de subida de nuestras conexiones lo haría muy poco práctico. Es cierto que las conexiones cada vez tienen más capacidad de subida, pero todavía nos intentan deslumbrar con la velocidad de bajada y no suelen publicitar la otra (que también es importante).
¿Qué opción tenemos? Contratar un servidor a alguna empresa de alojamiento. De este modo, los anchos de banda serían lo suficientemente aceptables para poder usar el servicio con normalidad. Un servidor virtual básico viene a costar unos 300 euros al año… ¿estaríamos dispuestos a pagarlo? ¿Merecería la pena?
El principal handicap de administrar nosotros mismos nuestro servidor es que seremos nosotros los que tendremos que solucionar los problemas del mismo (y creedme, siempre los hay
Otro problema, ¿seremos capaces de mantener nuestro servidor seguro? Cifrado, solución de agujeros de seguridad, contramedidas a posibles ataques…
En resumen, creo que no merece la pena meterse en tanto berenjenal.
Porque, al final, ¿para qué? La pega que se le suele achacar a Dropbox, por poner un ejemplo, es que el Gobierno de EE.UU. podría acceder a nuestra información si lo solicitase. ¿Y qué? ¿Acaso creemos que aquí no sucedería lo mismo si alquilamos nuestro propio servidor? Si un juez necesitara acceder a nuestra información, por lo que sea, la empresa con la que tuviéramos contratado el servidor le daría acceso con total seguridad.
Pero, si no estamos haciendo nada malo, ¿qué podría ocurrir? ¿Acaso algún gobierno puede estar interesado en las fotos de mi hija o mi trabajo de doctorado? Lo dudo mucho. Y, si quieres tener algo verdaderamente protegido… ¡no lo pongas en la nube!
Otra cuestión serían los ataques ilícitos a nuestra información, es decir, aquellos que no vienen amparados por alguna legislación. En ese caso, sí debemos proteger nuestra información de la mejor forma que podamos. Para esto, tenemos gran cantidad de herramientas (muchas de ellas de software libre) que nos permitirán cifrar nuestra información. Una vez cifrada, podemos ponerla en la nube con más tranquilidad… aunque nunca será completa, pues todo código se puede romper; es cuestión de tiempo.
Cuando vayamos a proteger nuestra información, debemos seguir la siguiente regla: “Que el tiempo y los recursos necesarios para romper la clave que lo protege supere con mucho el valor de la misma“. Si lo hacemos así, iremos por el buen camino.
Para terminar, ¿os habéis parado a pensar en lo siguiente? Solemos ponernos muy exquisitos con los servicios de alojamiento de ficheros en la nube pero luego nos relajamos mucho con otros servicios que manejan mucha más información sensible sobre nosotros. ¿A qué me refiero? Por ejemplo, con Facebook:
- usamos una contraseña muy débil para proteger la cuenta,
- aceptamos cualquier aplicación que se nos cruce, por peregrina que sea, sin mirar a qué información accede.
- aceptamos amistades que no lo son y nos apuntamos a grupos a los que nunca entraremos.
La seguridad de nuestra información en la nube es un asunto de vital importancia y al que hay que dedicarle mucho tiempo… no hay soluciones fáciles ni rápidas, tenedlo siempre en cuenta.