¿Cuánto podemos acercarnos al Sol?

Por Quantum-Rd @Quamtum


En algún momento a partir del año 2018, una pequeña nave del tamaño de un automóvil se situará frente al Sol a la distancia más cercana a la que haya llegado jamás ningún vehículo humano. Si hubiera algún tripulante a bordo, podría contemplar un disco solar 23 veces más ancho que el que vemos desde la Tierra. La distancia será de seis millones de kilómetros, el equivalente a unos 8,5 radios solares y la temperatura estará por encima de los 2.000 grados centígrados.

La nave Solar Probe Plus cumplirá en parte un viejo sueño de la Humanidad, que viene fantaseando desde la noche de los tiempos con viajar a las proximidades del Sol. Revisando la historia de la exploración espacial, sin embargo, no se puede decir que nos hayamos acercado demasiado. El récord de proximidad lo tiene todavía la sonda Helios 2, que en 1976 se situó a una distancia de 43 millones de kilómetros (0’29 unidades astronómicas), en las cercanías de la órbita de Mercurio y unas siete veces más lejos de lo que se planea llegar ahora. Sigue siendo una distancia prudencial: la Tierra está a unos 150 millones de kilómetros.
“¿Hasta qué punto puede acercarse una nave al Sol sin vaporizarse?”, pregunta un lector en la web de la cadena pública estadounidense PBS. Obviamente, como le explican en la respuesta, la capacidad de acercarse sin arder dependerá de los materiales con que esté construida la sonda. En el caso de la Solar Probe, contará con un escudo protector fabricado en carbono-carbono reforzado que soportará una radiación 520 superior a la que recibimos en la órbita terrestre.

La nave Solar Probe Plus.

Naves en las proximidades del Sol
La mayoría de satélites y sondas que hemos enviado al espacio para estudiar el Sol (STEREO, SOHO, etc) se han situado en órbitas geoestacionarias o en los puntos de Lagrange, con el objetivo de observar la corona solar desde la distancia. Las misiones de aproximación al Sol son escasas y entre las que más cerca se han quedado se incluyen los vehículos que han viajado al planeta Mercurio (Mariner 10) y los que se dirigen hacia allí (Messenger). Más allá de la órbita de este pequeño planeta, la distancia al Sol es tan próxima que las temperaturas y vientos solares supondrán un desafío cuya superación nos puede suministrar valiosos datos.
Además de Solar Probe, otros proyectos se aventurarán en estos confines en los próximos años. La Agencia Espacial Europea (ESA), por ejemplo, tiene previsto enviar un satélite denominado Solar Orbiter (SOLO) para observar las regiones polares de la estrella a una distancia de 48 radios solares, unos 34 millones de kilómetros. Por su parte, la NASA baraja enviar seis satélites llamados Solar Sentinels que llegarían a una distancia de 37 millones de kilómetros del Sol.

El Sol observado al mismo tiempo por las sondas STEREO y SOHO.
Los rusos tampoco quieren quedarse fuera de esta carrera por acercarse al Sol y enviarán entre 2015 y 2018 la misión Intergeliozond, que pretende acercarse hasta 14 millones de kilómetros.
La ruta de aproximación al Sol no será nunca directa, sino que las naves seguirán sucesivas órbitas de aproximación y trazarán, en el caso de Solar Probe Plus, hasta 21 vueltas pasando por Venus hasta colocarse en el lugar deseado. Una vez allí, podrán realizarse mediciones de la corona y los vientos solares como nunca se ha hecho hasta ahora.
Fuente: Wikipedios.com

Posición relativa, respecto al Sol, de las sondas STEREO y SOHO.

Quantum opina:
Con este nuevo intento de aproximarse al Sol, la NASA quiere profundizar en el estudio de elementos que no han podido ser investigados hasta ahora. En el 2009 la agencia convoco a científicos de todo el mundo para que presentaran propuestas sobre nuevas investigaciones en torno al sol. Un panel de expertos estudió trece proyectos de los que han sido seleccionado cinco a los cuales la NASA dedicará 180 millones de dólares. La agencia espacial estadounidense NASA calificó el proyecto de "extraordinario e histórico".
Richard Harrison, físico solar del laboratorio británico Rutherford Appleton dijo: "Pensamos en naves espaciales acercándose a Venus o a Marte pero con el Sol todo es muy diferente" debido a las altas temperaturas y la distancia. La nave deberá estar dotada de un revolucionario escudo térmico compuesto de carbono que le permita soportar temperaturas superiores a 1.400 grados Centígrados y explosiones de radiación intensa.
No obstante, de acuerdo con Harrison, "la próxima generación de naves espaciales sí podrá acercarse" a zonas de muy altas temperaturas para el estudio solar. Lika Guhathakurta, quien integra el programa SPP, describió gráficamente el objetivo de la misión al decir que "por primera vez podremos tocar, probar y oler nuestro Sol".