La campaña visual nos sitúa en una sala de espera donde han sido reunidos, sin saber bien por qué, varios padres desconocidos, y en otra, sus hijos. Después de un tiempo de espera, el film muestra dos reacciones radicalmente opuestas. En la sala infantil, el hielo se ha roto en el instante cero: los niños sonríen, saludan, empiezan a moverse y se relacionan; muy pronto se abren, dialogan entre ellos y quedan para jugar allí mismo. Mientras tanto, en la sala de los adultos el silencio continúa: nadie se ha atrevido a “invadir la intimidad” de los demás, y todos se han encerrado en sí mismos: con el móvil o con cualquier aparato que le sirva de parapeto. El resultado es que, cuando preguntan si ese día han hecho algún amigo, los adultos se quedan callados y responden que no, mientras que los niños gritan de entusiasmo y dicen: “¡¡¡Sí, muchos!!!”. El vídeo termina con una sugerencia muy estimulante: “Aprendamos de los niños”.
La directora de marketing de Mayoral, Osario Carillo, ha comentado: “Con esta campaña queremos lanzar a todo el mundo el mensaje de aprender de los niños a ser más felices. Para que esto ocurra hemos creado un contenido emotivo, pero también creíble. Además, hemos tenido en cuenta que nuestro público ha crecido con el eslogan ‘Mayoral hace amigos’, por lo que, cuando vean el vídeo, empezarán a aflorar todos los recuerdos de su infancia”.
La verdad es que me ha encantado esta campaña de branded content. Es un experimento sugerente que, más que vender un producto, nos “vende” sus valores. Y uno se llega a preguntar: “¿En qué momento perdimos a ese niño que todos llevamos dentro?”.