Quatriglio estaba rodando en el 2005 un documental sobre los inmigrantes que llegan a Italia sin recursos cuando conoció a Jan, un inmigrante afgano que se iba todas las tardes a la estación para ayudar a los recién llegados. Jan le confesó que lo hacía con la esperanza que alguien le reconociera y que le ayudara encontrar a su madre de la que le habían separado cuando tenía 8 años.
Así nació Sembra mio figlio en el que se narra la historia de una búsqueda, y del reencuentro entre una madre y un hijo al que la insensatez de una guerra los habían separado. La cinta es también un homenaje al pueblo Hazara, una minoría étnica con rasgos mongoles que habitan en el centro de Afganistán y que han sido perseguidos por el regimen Taliban a finales de la década de los 90.
Laura Luchetti al presentar su película ante el público de la FCIM indicó que esta fábula negra de dos adolescentes Anna y Basim estaba basada en dos historias reales, la de una chica del sur que se fuga de su casa ante un hecho que le ha traumatizado y la de un joven inmigrante clandestino que llega a Italia para buscar un futuro.
Son como indica el título Fiori Gemmeli, dos adolescentes destrozados por la vida que juntos caminan para reconquistar la inocencia perdida. Basim salva a Anna y juntos inician una huida por las tierras desiertas, los pueblos y los paisajes bellos y misteriosos de Cerdeña. Ella huye de su pasado, él persigue su futuro. Un inmigrante africano clandestino y la hija de un traficante de inmigrantes. No hablan el mismo idioma, vienen de mundos muy lejanos, ambos huyen de un pasado que quieren olvidar. Todas las circunstancias les son adversas. Es la la historia de un amor desesperado entre dos personas muy distintas entre sí pero que comparten el mismo destino.