“CUATRO AMIGOS” de David Trueba

Publicado el 23 septiembre 2022 por Marianleemaslibros

"Siempre he sospechado que la amistad está sobrevalorada. Como los estudios universitarios, la muerte o las pollas largas. Los seres humanos elevamos ciertos tópicos a las alturas para esquivar la poca importancia de nuestras vidas. De ahí que la amistad aparezca representada por pactos de sangre, lealtades eternas e incluso mitificada como una variante del amor más profunda que el vulgar afecto de las parejas.
No debe de ser tan sólido el vínculo cuando la lista de amigos perdidos es siempre mayor que la de amigos conservados.


Más de veinte años hace que David Trueba (Madrid, 1969), muy conocido también por su papel de guionista, director y actor en el cine español, publicó esta, su segunda novela. Segunda novela también que yo leo del autor. “Soldados de Salamina”, fue la primera, hace mucho tiempo ya, pero el recuerdo que tengo, la sensación que me dejó por aquel entonces es de satisfacción, de disfrute, de deseo por seguir leyendo su obra. He tardado, sí, pero “Cuatro amigos” me ha encantado, ha valido la pena.
La trama, mi trama sin spoiler.
Como el título nos adelanta, son cuatro los amigos que deciden alquilar una furgoneta con fuerte olor a queso (bueno, eso no lo deciden ellos, pero resulta que el dueño es quesero), para disfrutar de unas pequeñas vacaciones juntos, un viaje de tan solo quince días de agosto con sus quince noches, que llevan tiempo planeando, una aventura bautizada como "La gran ruta cochina Viaje al centro de las piernas La vuelta al culo en ochenta días Veinte mil leguas de viaje subnormal". La idea consistía en no establecer ruta alguna, sí una fecha de salida, pero no de regreso. 
¿Qué esperan del viaje Raúl, Claudio, Blas y Solo? Aunque ya son casi treintañeros, los cuatro amigos son en realidad muy inmaduros: solo quieren beber, bailar, conocer, seducir chicas y pillar cacho a ser posible, desparrame máximo, en definitiva, olvidarse del mundo disfrutando a tope de los placeres y privilegios que ofrece la buena compañía.
La amistad siempre me ha parecido una cerilla que es mejor soplar antes de que te queme los dedos y, sin embargo, aquel verano no habría podido concebir los días sin Blas, sin Claudio, sin Raúl. Mis amigos.

Y para allá que se van los cuatro en esa olorosa furgoneta, rumbo a Levante, hacia Valencia, la ciudad con más marcha nocturna de España, una ciudad “envilecida por la cateta ruta del bakalao, pero donde perduraba la alegría sexual desde los años del franquismo”.
Y suceden muchas cosas, más de las esperadas, ¿Tendrá la experiencia un resultado final satisfactorio para todos? ¿Saldrá más o menos reforzada su amistad, o por el contrario, se debilitará?
Los puntos fuertes de la novela
Los personajes, sus perfiles psicológicos, y la relación entre los cuatro amigos, son aquí lo más importante. Todos muy distintos, cada uno de su padre y de su madre:
Raúl, el feucho, inseguro, puntual, un tipo frío y desapasionado, que debe vencer innumerables obstáculos para poder apuntarse al viaje, ya que es padre de dos bebés mellizos de siete meses, y no quiere, o más bien sabe que no debe dejar a su mujer, a Elena, sola con ellos desentendiéndose de todo.
Nunca había entrado en sus planes inmediatos el ser padre, era algo que se había precipitado sobre él con un batacazo notable.

Blas, el gordito del grupo, ciento veinte kilos de acomplejada y pasmosa calma siempre conformista. No ha vuelto a tener pareja estable desde la ruptura con su novia de toda la vida, tan literal como que salía con ella desde los tres años. 
Claudio, el guaperas que siempre llega tarde "Esperar a Claudio era nuestro modo más habitual de estar con Claudio", que adora a su perro, Sánchez, un viejo y maltrecho gos d’atura. Un tipo que nunca le concede importancia a nada, quizás para evitarse sufrimientos, dispuesto siempre a imbuirse en el papel de cabecilla del grupo, del que toma las riendas de las decisiones. 
Claudio jugaba a la simpleza en sus relaciones, pero yo sabía que nada era tan cierto. Se cubría con un escudo antisentimental, pero yo conocía sus miedos, más de una vez me los había confesado: «Lo que trato de evitar es llegar a ese punto donde las mujeres pueden abandonarte, donde te destrozan cuando más enamorado estás. Sé que me pasará algún día, como a todo el mundo, pero lo único que intento es retrasarlo lo más posible». Y por ese sistema eludía complicarse la existencia. Su éxito con las mujeres le permitía no enamorarse.

● Y el narrador de la historia, Solo, como lo llaman sus cuatro amigos. Encara el viaje sabiendo e intentando olvidarse de que su ex, Bárbara, de la que sigue enamorado hasta los huesos, se va a casar durante el transcurso del mismo. En la familia de Solo, son todos periodistas, él acaba de dejar el trabajo en el periódico que le consiguió su controlador padre y todavía no ha tenido el valor para contárselo. Siente desde siempre que los defrauda, se siente el hijo de unos padres eternamente insatisfechos, la esperanza frustrada de papá y mamá.
Supongo que la soledad me acompaña desde el día en que nací. Está ahí, agazapada, esperando a que todos desaparezcan para significarse, para recordarte que ella nunca te abandona. Mis padres han conseguido provocarme muy a menudo la sensación de estar solo, especialmente cuando estoy con ellos. Me han permitido actuar de una manera libre, pero nunca han dejado de recordarme cuál era la manera correcta. El resultado es que poco a poco le fui cogiendo miedo a la vida, a la responsabilidad. Mi padre extiende sobre mí un manto de pavor, su mera existencia me aplasta.

Solo (personaje) se plantea constantes y múltiples reflexiones sobre la amistad, eso tan valioso de adquirir y tan complicado de mantener. Se hace preguntas, y hace que te las preguntes tú. ¿Sobrevalorada? Él piensa que sí lo está, pero os cuento que para mí no, para mí un amigo puede resultar más importante en la vida que muchos miembros de esa familia forzosamente acatada, que la sangre te impone sin opciones, sin preguntas. Por mucho que no sean perfectos, ninguno lo somos. Para mí, un amigo es un verdadero tesoro. ¿Llegarán a la misma conclusión estos cuatro al final de su viaje?
Piensas que los amigos son una segunda familia, pero una familia que has elegido tú, que no te ha caído encima por obra y gracia del destino genético, una familia seleccionada cuidadosamente y resulta que no, que ellos tampoco son perfectos, que pueden resultar tan entrañables y tan odiables como la familia que te es impuesta al nacer.

Claudio está convencido de que para los amigos, las parejas de los demás son una amenaza, de que las mujeres vienen a inmiscuirse en la amistad entre los hombres. Me pregunto si en la vida real muchos hombres tendrán esa absurda sensación, lo desconozco (siempre he pensado que la amistad entre los hombres difiere mucho de la nuestra, no tiene nada que ver), pero intuyo que probablemente bastante más que las mujeres puedan tenerlo con las parejas de sus amigas.
El amor es el enemigo. Tener pareja significaba renunciar a ellos.

● Y las típicas preguntas que no solo se plantea uno con los amigos, aunque yo lo tengo claro: ¿está también la sinceridad sobrevalorada? ¿hay que decir las verdades, aunque duelan? ¿mejor callarse y no decir nada, para no herir sin ser hipócrita?
Pensaba que la amistad le daba derecho a decir las verdades, a las seis de la mañana, camino de ninguna parte. Se sentía con licencia para decirle lo que pensaba, consideraba su actitud un gesto de nobleza, brutal, como casi siempre resulta la sinceridad no solicitada, pero necesario. Los amigos creen que quererte es admitirte como eres: es así, pues vale, cuando lo que uno necesita es gente que te grite que estás equivocado, que te transforme.

✔ Recordaba de David Trueba y corroboro con esta lectura, sobre todo que escribe muy bien, su magnífica prosa, de las buenas, bonita, esmerada, de las que da gusto leer. Y que escribe con humor y un cierto tono irónico que me encanta. 
Yo, que nunca he sabido qué decir para no decir lo que quiero decir, dije: «Estupendo, espero que me invites a la boda», mientras pensaba que a su boda no asistiría jamás, no porque me fuera indiferente, sino porque odio las bodas en general y muy en particular la boda de la chica a la que amo con otro tío. Yo tengo esas rarezas.
Resumiendo: “Cuatro amigos” narra el road trip de cuatro seres adultos con almas adolescentes, que buscan el desparrame durante unas vacaciones estivales y se suben a una furgoneta con olor a queso, enfilando una ruta con comienzo, pero sin un destino ni un final establecido. Cuatro amigos que inician una especie de huida disfrazada de vacaciones porque necesitan sentirse libres y eludir las rutinarias responsabilidades del día a día.
Os la recomiendo, me ha gustado sobre todo el tema, la amistad de la buena, la relación entre amigos, esos que solo se pueden contar con los dedos de una mano pero que siempre están ahí, que nunca te abandonan, y que, aunque difíciles de encontrar, haberlos aylos.
Comprendí, en cierta medida, lo que significaba la amistad. Era una presencia que no evitaba que te sintieras solo, pero hacía el viaje más llevadero.
Mi nota esta vez es la máxima, para variar, dicho sea irónicamente: