Se dice pronto, pero hoy 23, este blog cumple cuatro años de existencia. Él es muy diferente a cuando comenzó aunque en realidad tengo más o menos la misma sensación de escribir al vacío. Al comenzar te preguntas si a alguien le interesará tus opiniones, tus lecturas o los debates que crearás. Publicas las entradas con la incertidumbre que a algún lector le despierte el interés por comentar sobre el tema o leerlo y pensar en ello. Me hubiese gustado conseguir más de lo que llegué a conseguir una vez. Hubo un tiempo en que este blog estaba rebosante de comentaristas que debatían sobre edición y libros, pero lamentablemente el tiempo de los blogs, tal y como los conocimos una vez, pasó a la historia. O quizás es que aquello solo fue algo fortuito que tuvimos el placer de vivir. Aprendí algunas cosas sobre los temas que pusimos sobre la mesa pero sobre todo recogí experiencias personales.
También tengo la sensación de que una vez pequé de ingenua, pensando en que las letras podrían unir a personas que no se conocían, diferentes y de lugares muy lejanos, con el único propósito de aprender y compartir lo que cada uno sabía sobre el tema de la edición. No fue así. Descubrí, muy por el contrario, el mar de tiburones que se esconde también en este mundillo al que nunca he pertenecido y nunca pretendí hacerlo.
Es curioso porque en general, aquellos que viven los libros desde lejos, los aman más que aquellos que están dentro. Y en este blog ocurrió un poco lo mismo. Se creó un micromundo donde ha habido tiranos ansiosos de fama y donde ha habido héroes y pueblo humilde que han sabido combatir desde la palabra. Disfrutando los libros y viviéndolos como algo maravilloso sin pretensiones. Sin tratarlos como mera mercancía que ofertar y vender.
Me equivoqué, que le vamos a hacer. Pero esta experiencia me ha enseñado muchas cosas. Sobre el mundillo por supuesto. Sobre las personas y sobre los valores que tienen o de los que carecen estos. ¿De qué sirve ser un escritor si no tienes principios? Para conseguir fama, dinero, estar en los primeros puestos de ventas, ¿y? ¿Y qué más? ¿Es eso lo que significa ser escritor; ser famoso, escribir dedicatorias y ganar dinero? Cada vez pienso más en que quien verdaderamente siente el gusto por la escritura, es quien escribe en su casa sin decírselo a nadie, ahí es donde está claro que lo haces porque te gusta, porque solo te va a reportar los beneficios puros y duros que tiene escribir. Por eso, puestos a elegir, prefiero ser “aquel proyecto de” que escribe sus novelas o lo que le da la gana en el ordenador de su casa y que nunca publicó, a que me llamen escritora, y que conlleve esas características. Como dijo aquel, creo que en cualquier lugar, no sobrevive el más fuerte, ni el más válido ni el mejor, sino aquel que sabe o consigue adaptarse al medio que le rodea. Y creo que por eso sigo aquí. Escribiendo en un rincón de Internet como quien escribe en el aire. Sin tener claro quien recogerá lo que dices, si es que hay alguien que lo haga.
Puedo decir que todas las metas que me he ido proponiendo en el blog las he conseguido. Desde que lo abrí hasta ahora. Esos propósitos han ido variando porque como decía antes, tienes que ir adaptándote, además de que el blog es un compañero de viaje de su autor y como sabemos, las personas somos continuos cambios, por lo que el blog tiene que serlo igual. Si se estanca, es cuando muere. Yo sé que en algún momento terminaré el blog. Nada es eterno, pero borrarlo no significará que muera, sino más bien que muta en otra cosa. ¿Qué es mi blog sino un conjunto de mis ideas? y ellas, siempre estarán en mi.
Creo haber encontrado una nueva utilidad para el blog por lo que de momento quizás pueda hacer otro balance el año que viene. Ya veremos. Por el momento me siento orgullosa de mantenerlo, otros muchos blogs no llegaron tan lejos. Pero si de algo me ha servido el blog, por encima de todo, es para sentirme orgullosa de mi misma y solo por eso, ha merecido la pena.