Cuatro paredes
Mi niñera fue un artefacto de bits.
Pasé la infancia entre cuatro paredes con un teclado en la mano, y unos padres ausentes.
Tiempo después, llegó lo mejor. Una subcontrata de una contrata del ejército de un lejano país me subempleó para seguir haciendo lo que ya hacía gratis.
Sin salir de mi habitación, conseguí que el mundo fuera un juego mortal perfecto en el que yo no tenía nada que perder.
Luisa L. Cortiñas