¿De qué depende el éxito de un equipo de nueva creación? Gran parte de este éxito está en las conversaciones internas que cada uno de sus miembros tiene en su cabeza. Cuando un equipo se pone en marcha, todas las personas albergan una serie de preguntas que necesitan ser respondidas.
La primera de ellas se podría formular en términos de ¿por qué estoy aquí? Desde antes del momento cero del equipo, cada miembro tiene una historia personal llena de éxitos y de fracasos. Por ello necesita conocer desde qué rol participará en el grupo, cuáles serán sus funciones y qué tiene que hacer para ser aceptado como miembro del mismo. Las respuestas a esta pregunta definirán su pertencia al equipo, así como su contribución al proposito general. Aquél por el que todos los miembros están dedicando sus esfuerzos.
En segundo lugar, cada miembro necesita conocer ¿quiénes estarán en el grupo? Para trabajar con sus compañeros cada persona necesita tener información sobre ellos, sobre sus responsabilidades y sobre las tareas y los resultados que todos los componentes pueden exigirse entre sí. La respuesta a esta pregunta es fundamental para la generación de confianza en el equipo pues, cuando no existe respuesta cada uno de los integrantes será cauto a la hora de compartir información con los demás. El resultado será un grupo de personas que se limitan a tomar decisiones a nivel superficial sobre temas de escasa importancia para los resultados globales del equipo.
La tercera pregunta es ¿qué va hacer el equipo para conseguir sus metas? Cuando hay una respuesta a esta pregunta es posible pasar de las declaraciones de misión, visión y objetivos a un trabajo creativo para definir acciones concretas a desarrollar para conseguir las metas. De no existir puede que sus miembros se queden enredados en estas declaraciones para pasar a comportamientos competitivos entre ellos o para caer en la apatía.
La última pregunta que necesita ser respondida es la de ¿cómo lo vamos a hacer? Su respuesta pasa por la definición sobre cómo se van a repartir las tareas entre el líder y los diferentes integrantes del equipo. Un mal reparto de estas tareas dará lugar a situaciones de dependencias, de luchas de poder o de baja participación por parte de sus miembros.
En cualquier momento de la vida de un equipo, cualquiera de estas cuatro preocupaciones pueden bloquear su evolución. Sólo cuando tienen respuestas es posible que el equipo avance. Por ello es tarea del lider dar las respuestas o facilitar el entorno para encontrarlas.
Y recuerde que un equipo nuevo no es sólo aquel que acaba de ser creado. También lo es aquel que acaba de incorporar a un miembro nuevo, aquel que ha experimentado bajas o aquel que lleva tiempo sin reunirse. En cualquier caso, su capacidad de alcanzar sus objetivos dependerá del trabajo que el líder realice para dar respuesta a estas preguntas. Interesante.
NOTAS
El modelo de las cuatro preguntas para la construcción de un equipo está desarrollado por Jack Gibb, Marvin Weisbord y Alan Drexler.