Cuatro sonetos acuícolas para una canción asabinada

Por Cristóbal Aguilera @CAguilera2

Ilustración: Susón Aguilera ejerce de corifeo.

I.Ante la parada del pescadero producto de nuestros mares saladoszonas puras de ríos indicadosapenas un distingo marinero.
La franca inmensidad del cultivoque rememora crianzas añejasde chinos, romanos prácticas viejasemula a la vid y el olivo.
Cofrades y cocineros reputadosandan descubriendo la esenciadel sabor y gustos recuperados.
Así, sin atisbo de imposturafundamentada en la vera cienciaos presentamos la acuicultura.

II.Ay, si pudiera la Santa de Ritaquitar aquello que no se ha dadomoriría por dejar fundamentadoque la dorada es hermafrodita.

Siempre elegante, de piel finavívida, ejemplar, sofisticadaSelene devuelve a su moradaa la migradora y veloz lubina.
Con un comportamiento tarugosensiblero, extremo y caprichosotenemos al glorioso besugo.
Y de singularidad plateadaque jamás encontramos en reposola anguila es dulce o salada.
III.Como cual alma pura y viejaque vive tranquila en soledaddentro de su notoria equidadobservamos a la simpar almeja.
Ajena a la marina virulenciaprotegida el alma en su costradormita sosegada la ostray se ríe de toda ocurrencia.
Anclado y fijo sobre un mojónávido de pilosas insinuacionesdisfruta del meneo el mejillón.
Bajo los caminos compostelanosdando unos saltos de proporcionesla vieira se nos va de las manos.
IV.Una naturaleza olfatoriaayuda con caprichoso agradoal poco insinuante lenguadoen sus finas artes amatorias.
Con estructura desmembradaojos de perfección milimétricacerebro con una mente tétricael pulpo es amo de la morada.
Para acabar raudo el sonetorecuerdo un pez de lo más principalno quiero menospreciar al sujeto.
Enmiendo, quizá, el posible fallo que fue el delegar para el finala mí preferido, el rodaballo.Gracias por seguirnos. Disfruta y comparte