Cuatro trucos para tenerlo todo bajo control

Publicado el 18 febrero 2016 por Jose Salgado @exelisis

Si las siglas KPI o Milestone seguro que ya sabes de lo que estoy hablando, tener controladas todas las variables que pueden afectarnos, para adelantarnos de forma proactiva y tomar medidas correctoras. Para conseguir estos objetivos tenemos diseñada una planificación con fechas, responsables y cargas de trabajo, tenemos unos indicadores que nos informan del estado de la empresa y que nos ayudan a conocer si estamos alineados con los objetivos, o directamente, alineados con el desastre más absoluto.

Para dar soporte a esta necesidad vital, tenemos software de todo tipo, CRMs, ERPs, y otras tantas empresas que ofrecen estos productos en sus más variopintas versiones, que si escritorio, que si en la nube, que si por licencias, que por recurrencia, que si son más sencillos, que más complejos, que se integran con tus aplicaciones, y otros tantos que desintegran tu presupuesto.

En resumen, que si realmente necesitas tenerlo todo controlado, tienes métodos, empresas, y software para dar y vender, y para controlar hasta el tiempo que tus empleados emplean en sus necesidades fisiológicas. Y si esto no funciona, puedes aplicar el efectivo método del micromanagement, que tan buenos resultados ha dado, sobretodo para los psicólogos que se han especializado en el Burn-Out.

Pero si vas a lanzarte a navegar en las procelosas aguas del control absoluto, deberías ser consciente de un par de puntos que quizás te sorprenda, pero que es conveniente tener en mente.

  1. Todo el control que tu exijas te será exigido. No puedes pedir que la gente apunte todo lo que hace y que entregue los proyectos en fecha si tu mismo no cumples esta expectativa.
  2. No por mucho insistir vas a conseguir que la gente vaya más rápido. Para que la gente vaya más rápido necesita tener un ambiente propicio para estar concentrado, las herramientas para poder trabajar, y que nadie le venga a preguntar si ya ha acabado o si le falta mucho cada cinco minutos.
  3. Para gustos los colores. Si lo que quires es que los proyectos salgan exactamente como tu quieras, sin aceptar sugerencias, consejos o desviaciones, que no afectan al producto final y que en ocasiones lo mejoran, dedícate a otra cosa. Es imposible, y esto es una verdad tan absoluta como el principio de identidad. Nadie va a hacer las cosas exactamente como tu dices del mismo modo que ningún cocinero prepara de la misma forma, quizás sigan los pasos, pero los tiempos y proporciones son obra y gracia de cada uno.
  4. Hombre precavido cotiza en bolsa. Antes se decía que valía por dos, pero he optado por modernizar el lenguaje. Sea la fecha que sea la que han dado para la entrega, prográmate un variable de error. Si ha de estar para dos días, piensa que serán tres. De este modo tendrás margen para los imprevistos, que por la reiteración con la que ocurren, deberían llamarse previstos y dejarnos de eufemismos.

En resumen, el control absoluto requiere de una inversión infinita. Acepta y abraza el caos y la impredictibilidad. Con esto no digo que no tengas un control, pero que no pierdas más energía en el proceso que en el resultado. La mayoría de genialidades que han aparecido en el mundo se deben a errores, así que ten presente que esa desviación o ese error, puede ser una nueva línea de negocio.

No intentas convertir a tu equipo en tu copia, cada cual es diferente, con sus virtudes y defectos, y aprende a juntar sus talentos dispares para conseguir objetivos tangibles sin tener ataques de ego. Si, ellos pueden hacerlo sin tu ayuda, pero si les ayudas irán más rápido, más seguros, y aprenderán mucho más.