La indignante manipulación de la lucha contra la corrupción, tiene el propósito de desacreditar y criminalizar a un líder emblemático de Nuestra América, descalificar a una de las organizaciones políticas más combativas de la región, derrocar al gobierno legítimo de la presidenta Dilma Rousseff y liquidar al proceso progresista regional.
La conducción coercitiva de Lula y el intento de golpe parlamentario contra Dilma han levantado una ola de repudio en su país, desde el Gobierno y sus aliados, hasta organizaciones populares, sindicatos y movimientos sociales, que han salido a las calles de decenas de ciudades en todo Brasil. A la vez, se multiplican las expresiones de rechazo en numerosos países latinoamericanos y caribeños.
Con estos métodos sucios, sectores de los aparatos policiales, legislativos y judiciales de algunos Estados de nuestra región, en estrecha alianza con grupos transnacionales de la comunicación, las oligarquías y el imperialismo, pretenden imponer por la fuerza a los pueblos lo que no han sido capaces de ganar en las urnas.
Los compañeros Lula y Dilma Rousseff han demostrado una valentía y determinación admirables al enfrentar esta arremetida en su contra.
El Gobierno de la República de Cuba no tiene duda de que la verdad se abrirá paso y que el pueblo trabajador de Brasil cerrará filas en su defensa, así como en la salvaguarda de los avances políticos y sociales logrados por los gobiernos del Partido de los Trabajadores.
La Habana, 6 de marzo de 2016