Se acabó el tiempo. Ha muerto el perro, pero los cubanos siguen arrastrando la misma soga. Son víctimas de una rabia que nos e agota, porque las vacunas no pueden contra las carencias. Los aliados se deshacen y caen en una lista que para muchos hace unos años hubiese sido imaginaria. Venezuela no respira. Brasil se detiene. EE.UU ofreció señales pero perdimos un tiempo dorado, dos años es mucho tiempo cuando se quiere aliviar el dolor de muchos.
Ahora no es mucho lo que queda por hacer. Con Venezuela apenas si se puede contar porque la crisis que vive esta nación nos hace recordar que son ellos los más necesitados en medio de la falta de estabilidad y de recursos de todo tipo.
Brasil envía avisos de recesión marcados por una trama de corrupción que no cesa. La idea de Lula Da Silva de hacer un nuevo mandato desde 2018 no parece tener color. Si la fiscalía lo procesa ahora no tendrá derecho ni siquiera a postularse.
4 años republicanos desde la Casa Blanca garantizarán a todas luces la estabilidad del bloqueo contra Cuba y la cancelación de ciertas flexibilizaciones. No será Trump quien ayude a Raúl Castro.
Por lo tanto, de frente a este panorama, tendrá el General que tomar decisiones si es que en realidad desea retirarse en 2018, acelerando las reformas que muchas veces se ha dicho están en su cabeza pero que no cobraban cuerpo por la persistente nebulosa de su hermano y mentor Fidel Castro, el cadáver dictador que se fue sin pedir perdón.
La situación es apremiante. Mucho pudiera avanzar el país si se le diera alas a la economía nacional y libertad de acción a las pequeñas y medianas empresas como sucede en todas partes del mundo.
Levantar, por ejemplo, la prohibición de que profesionales como abogados o arquitectos puedan emplearse o emprendan en el sector privado, además de permitir a los negocios la importación de productos, sería una excelente válvula de escape y le quitaría responsabilidades innecesarias al estado.
El General tiene que resucitar la economía privada. Sólo de este modo los cubanos querrán vivir en su país. Esta es la única manera de que la emigración no siga disparándose.
Sólo en el primer semestre de 2016 llegaron ilegalmente a EE.UU unos 50 mil cubanos. Unos 10 mil más que en todo 2014 y casi 30 mil más que en 2012.
La fuga de cubanos en edad laboral agrava la crisis en Cuba. Pero el General está como adormecido. Todas las cartas están sobre su mesa. Las sesiones del parlamento así lo demuestran. Literalmente no se discute nada. Ni una sola voz se levanta y dice, que ya no queda PATRIA sólo hay MUERTE.
El General se ha quedado sin tutor y sin neuronas.
Con información de El País.
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