Revista Opinión

Cuba, la Ciencia para el desarrollo económico y social

Publicado el 15 enero 2016 por Santamambisa1

Infografía: RHC

Tan temprano como el 15 de enero de 1960, nuestro líder histórico, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz afirmó: “El futuro de nuestra patria tienen que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, tiene que ser un futuro de hombres de pensamiento, porque precisamente es lo que más estamos sembrando; lo que más estamos sembrando son oportunidades a la inteligencia”.

A partir de los primeros años de la Revolución se crearon los primeros Institutos bajo la dirección de la naciente Academia de Ciencias de Cuba, a partir del año 1962. Uno de ellos, fue el Instituto de Meteorología, que se creó el 12 de octubre de1965, por lo que hace sólo unos meses cumplió 50 años.

Por estas razones, puede decirse que nuestro potencial científico-tecnológico ha sido obra genuina de la Revolución y producto del impetuoso y sostenido avance de la educación que abarca a toda la sociedad cubana y que constituye un estímulo a la motivación en el empleo de los conocimientos y la iniciativa creadora para la búsqueda de soluciones a nuestros problemas.

Ciencia vs Cambio Climático

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Durante las primeras tres décadas de poder revolucionario, se impulsó la formación de la infraestructura y el capital humano especializado en las esferas que hoy se definen como medioambientales, lo que permitió ir conociendo, en lo fundamental, el inventario y estado de los recursos naturales del país. Se crearon o perfeccionaron redes temáticas que fueron engrosando las bases de datos para diferentes servicios; tales como el meteorológico, hidrológico, sismológico, geodésico, oceanográfico, radiológico, los sanitarios, por solo citar algunos.

En cuanto a las evidencias científicas del cambio climático en el archipiélago cubano, los datos y las observaciones sistematizados apuntan que nuestro clima es hoy más cálido y extremo. La temperatura promedio anual aumentó 0,9 grados Celsius desde mediados del pasado siglo. El nivel del mar ha subido 6,77 centímetros, como promedio, en los últimos 40 años, de acuerdo a las mediciones de la red mareográfica nacional. Los análisis sugieren tendencias hacia el incremento de algunos eventos hidrometeorológicos extremos; por ejemplo: transitamos desde 1996 por una etapa ciclónica muy activa y en lo que va de este siglo nos han afectado 8 huracanes intensos; las sequías han sido más frecuentes desde 1961, especialmente en las provincias orientales donde se han medido significativos déficits en los acumulados de las precipitaciones; y en general, se observa una ligera tendencia hacia el aumento de las lluvias debido a eventos intensos ocurridos en el período poco lluvioso.

El 2015, año más cálido registrado en Cuba

La temperatura media anual de Cuba durante el año 2015 ha sido las más alta desde 1951, al alcanzar un valor de 1.06 °C por encima de la media histórica del período 1961-1990 de 25.49 °C. De tal forma el año 2015 contribuye a acentuar aún más la tendencia al incremento de la temperatura en Cuba. A este importante hecho ha contribuido el desarrollo del evento El Niño – La Oscilación del Sur, en combinación con el proceso de calentamiento global.

Ha sido un año sumamente caluroso, caracterizado por anomalías cálidas en todos los meses del año, principalmente en marzo, abril, noviembre y diciembre, con sólo la excepción del mes de febrero. Relacionado con dichas anomalías se registraron un alto número de nuevos records de temperatura máxima en las estaciones meteorológicas cubanas, a la vez que se registraban temperaturas máximas superiores a los 37 °C con una frecuencia poco usual. El mes de abril sobresalió por la ocurrencia de 28 nuevos records en dicho mes. En particular julio, agosto y septiembre fueron los más cálidos con temperaturas medias superiores a los 28 °C.

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Otras afectaciones se han estado observando o midiendo para enfrentar los posibles impactos actuales del cambio climático en los sectores de los recursos hídricos, agricultura, biodiversidad y la salud humana.

Asimismo, los principales problemas ambientales del país, heredados del período colonial y neocolonial están muy bien identificados desde el propio Triunfo de la Revolución. La degradación de los suelos, las afectaciones a la cobertura forestal, la contaminación, la pérdida de la diversidad biológica y la carencia de agua; son problemas acumulados que el cambio climático ha venido agravando y agravará en el futuro, convirtiéndose este en un factor determinante para lograr nuestro desarrollo sostenible.

En consecuencia, el Gobierno ha prestado atención especial a la ejecución de los estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgo de desastres, como parte de un programa de enfrentamiento al cambio climático aprobado por el Consejo de Ministros, con seis tareas de gran envergadura y que prioriza la adaptación, y ha aprobado Directivas para contrarrestar los efectos negativos en la zona costera.

La primera tarea de este programa tiene que ver con la actualización del inventario nacional de los gases de efecto invernadero, como herramienta para la toma de decisiones de las acciones de mitigación y su repercusión en el desarrollo económico y social a largo plazo. El Instituto de Meteorología coordina el equipo técnico conformado por las principales entidades de ciencia, tecnología e innovación del país, según los sectores, para la estimación de las emisiones y la aplicación coherente de las metodologías internacionales establecidas.

Para el año base 1990 considerado por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, y justo antes de la crisis económica que sufrió la nación producto del derrumbe del campo socialista y la desintegración de la Unión Soviética, la pérdida de sus mercados tradicionales y el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos; las emisiones totales de gases de efecto invernadero ascendían a 47,7 millones de toneladas de CO2 equivalentes.

De acuerdo al inventario más reciente del país, con cierre estadístico del 2010, las emisiones brutas de gases de efecto invernadero ascendían a 40 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalentes, de estas el 76 % correspondían al sector energía, el cual incluye todas las emisiones por concepto de consumo de combustibles (industrias, transporte, residencial y otros). El valor de las emisiones de nuestro país representa aproximadamente el 0,09 por ciento del total global. Las estimaciones demuestran que la contribución actual e histórica de Cuba al calentamiento global ha sido mínima.

No obstante nuestro país puede mostrar ejemplos exitosos en cuanto a la reducción de emisiones mediante el ahorro de energía y la elevación de la eficiencia en el uso de los combustibles fósiles; así como por el efecto positivo del programa sostenido de reforestación nacional, cuya contribución en cuanto a la remoción de los gases de efecto invernado se ha estimado en 14,3 millones de toneladas de CO2 de acuerdo a los datos del último inventario.

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Grupo de Cambio Climático

En el mes de febrero de 2013 el CITMA constituyó el Grupo de Cambio Climático, como parte del Apoyo de la Ciencia y la Tecnología para el desarrollo económico, social y ambiental. Participan en el Grupo representantes del CITMA (INSMET, AMA, CIEM), MINAG, MINEM, MES, MINDUS, MITRANS, INRH, MINED, MICONS, UH, IPF, entre otros instituciones.

Una de las tareas realizadas por el Grupo fue la recopilación de los resultados más importantes obtenidos en los últimos 15 años. Los 108 resultados recopilados se clasificaron en las 5 temáticas que siguen, como una indicación del alcance de su posible aplicación:

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Resultados investigativos y Vacíos de conocimiento

A pesar del gran avance de la ciencia en las últimas décadas en materia de cambio climático, todavía existen algunos vacíos de conocimiento. Los principales son:

  • Métodos de detección y atribución del cambio climático.
  • Factores de emisión de gases de efecto invernadero propios del país.
  • Reducción de incertidumbres y riesgos.
  • Evaluación económica de las medidas de adaptación y las opciones de mitigación.
  • Estudios sociológicos dirigidos a aumentar la percepción de los cubanos sobre el cambio climático.
  • Diagnóstico de la legislación cubana (con énfasis en la legislación costera, de agua, bosques, suelo y flora y fauna, e incluso de la propia Ley de Medio Ambiente), para determinar si da respuesta a las implicaciones del cambio climático y qué cambios o ajustes normativos pueden requerirse.

En Cuba, se han obtenido algunos resultados científicos recientes relacionados con los impactos futuros del cambio climático en nuestro archipiélago, los principales peligros y vulnerabilidades; que han sido producto de la intensificación de los estudios desplegados por más de 18 instituciones de investigación pertenecientes a siete Organismos de la Administración Central del Estado y a Empresas Nacionales, durante los últimos nueve años; así como la participación de más de 350 expertos de las ramas y especialidades involucradas:

• Por vez primera, los pronósticos cubanos multidisciplinarios para la subida del nivel medio del mar, de 27 centímetros en el año 2050, y de 85 en el 2100, coinciden con las últimas estimaciones globales del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés).

• Se ratifica que la principal amenaza del cambio climático es el ascenso paulatino del nivel medio del mar y la pérdida de tierra firme debido la inundación permanente.

• El avance de la intrusión salina marina en los acuíferos costeros, estimado de las mediciones en los últimos años.

• El grado de certeza superior en cuanto al alcance tierra adentro de las inundaciones costeras temporales producidas por eventos meteorológicos extremos; con las correspondientes afectaciones al patrimonio natural y el construido; así como pérdidas potenciales en la agroproductividad de los suelos y los cultivos fundamentales.

Las evaluaciones actualizadas del deterioro de los elementos naturales de protección costera; como es el retroceso promedio anual de 1,2 metros de la línea de costa, medido para las playas arenosas, el estado de salud de los 5 mil 647 kilómetros cuadrados de manglares y el alto deterioro que presentan el 70 por ciento de las crestas de arrecifes de coral que bordean la plataforma insular del archipiélago. Todo esto mediante la interpretación y validación de imágenes satelitales para el monitoreo y la vigilancia de estos importantes ecosistemas.

• El estudio de los cambios observados en la dinámica costera de nuestras playas arenosas, relacionados con la pérdida irreversible de la arena y afectaciones en las lagunas y la vegetación costeras; lo que además indica que entre el 86 y el 89 por ciento de las 424 playas identificadas en el archipiélago tienen afectaciones por la erosión.

• La determinación, del grado de acidez de las aguas oceánicas y de la plataforma insular; demostrándose que en algunos puntos de la costa norte existe una tendencia hacia la acidificación.

• Utilización de modelos climáticos regionales para la construcción de escenarios futuros para las precipitaciones en Cuba y el Caribe.

• El uso de modelos biofísicos de cultivos para evaluar el impacto del cambio climático en la agricultura.

• Formación de capacidades en temas relacionados con el cambio climático para los países de Latinoamérica y el Caribe.

La Biotecnología cubana: de quimera a realización palpable

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La OSDE Biocubafarma fue fundada en el 2012 por la fusión de la antigua industria Químico-Farmacéutica tradicional y las empresas biotecnológicas del polo científico del oeste de la Habana. Esta nueva organización está hoy constituida por 32 instituciones con más de 20000 trabajadores y un fuerte potencial científico-técnico. En números cuenta con unos 7000 profesionales, de ellos 903 maestros en ciencia y 284 doctores en ciencia.

Las misiones de esta organización están ligadas de forma ineludible con la investigación científica y la innovación. La misma explota/aprovecha el enorme capital humano creado en el país, por la labor educativa de la revolución y nuestras universidades, poniéndola en función de mejorar la salud pública de nuestro pueblo y de crear activos económicos para la exportación.

Biocubafarma garantiza con sus producciones el 62% de los productos del cuadro básico de medicamentos del MINSAP (849 medicamentos en el cuadro básico, 531 producción nacional). El esfuerzo diario de nuestros investigadores y tecnólogos, garantiza el desarrollo/asimilación de nuevos productos. Los mismos son introducidos y escalados en nuestras plantas de producción. Garantizando con su producción y exportación el uso de forma gratuita y masiva en nuestro sistema de salud. UN ejemplo en el que estamos hoy enfrascados, es la introducción en Cuba de anticuerpos biosimilares para la terapia del Cáncer. Varios anticuerpos desarrollados por grandes multinacionales han demostrado un impacto muy significativo en la terapia de algunos tipos específicos de cáncer (anti-CD20 en Linfomas y anti-Her2 en cáncer de mama). Los mismos se utilizan hoy de forma rutinaria en países altamente desarrollados, pero por sus altos precios son inaccesibles a las mayorías en los países del Sur. El MINSAP gasta varios millones de dólares hoy en su compra, satisfaciendo solo parcialmente la demanda en Cuba. Nosotros, sin embargo, contamos con una industria biotecnológica, capaz de copiarlos y producirlos a bajos costos. Un trabajo coordinado de nuestra industria con el MINSAP podrá en el futuro próximo llevar los mismos al alcance de todos los cubanos que por desgracia lo necesiten.

Biocubafarma es además un gran aportador de recursos para nuestra economía. La exportación de nuestros productos a más de 40 países, reporta numerosos recursos para nuestra economía. Nuestras exportaciones en el 2015 cumplieron con lo planificado y suman varios cientos de millones de dólares. Esta labor exportadora también requiere de la investigación científica y la innovación. Muchos de nuestros productos, en particular los biotecnológicos, son fruto de investigaciones originales de los laboratorios científicos. Los mismos están protegidos por patentes concedidas en casi todo el mundo. Estos y otros que son resultado de la asimilación tecnológica, requieren de mucha innovación en el escalado de sus procesos productivos y en las técnicas de control de calidad que garantizan los estándares regulatorios requeridos para su exportación a terceros países. Un ejemplo de producto innovador de nuestro sector es el Heberprot-P, desarrollado por el CIGB. Este es un producto único en su tipo, para el tratamiento de las úlceras del pie diabético, con un alto impacto en la prevención de amputaciones. En el 2015 este producto, protegido por patentes cubanas, fue el de mayor venta de toda Biocubafarma.

La investigación-innovación en nuestra industria puede en muchas ocasiones generar recursos para la economía, aún antes de haberse convertido en un producto terapéutico potencialmente exportable. La negociación temprana de activos intangibles (piezas de conocimiento), protegidos por patentes, son también una fuente significativa de ingresos. Estos pueden ser invertidos en desarrollar más rápidamente los productos, acelerando y reproduciendo así un ciclo económico que genera más y más riqueza para todos los cubanos, que son a la larga los 11 millones de accionistas de nuestras empresas socialistas. Un ejemplo de esto ha sido la negociación de intangibles en el Centro de Inmunología Molecular. Un estimado reciente dice que más de 40 millones de dólares se han ingresado a nuestra economía, en los 20 años del CIM por este concepto. Pero también los intangibles han sido parte del aporte cubano en la creación de algunas empresas mixtas en el exterior. El CIM puso varios de sus productos novedosos en la capitalización de una empresa Chino-Cubana en Beijing. Esta empresa produce con tecnología cubana anticuerpos monoclonales para el mercado chino. Fue en su fundación la primera empresa China que produjo anticuerpos monoclonales. Sus ventas derivan de un producto con patente cubana y por varios años han generado dividendos significativos que son repatriadas anualmente a Cuba.

La historia de Biocubafarma y de la industria biotecnológica cubana en general, son un ejemplo de cómo nuestro país, pequeño y con pocos recursos naturales, puede y debe vivir de la creatividad de sus habitantes. Tal y como dijo e imaginó Fidel en los años 60, cuando pocos estadistas en el mundo comprendían bien el papel de la ciencia y la innovación en la economía. Fue de hecho Fidel quien en los años 80 -90 y aún en pleno período especial decidió invertir recursos en la idea de una industria biotecnológica, de la que hoy recogemos buenos resultados. Muchos dentro y fuera de Cuba creyeron entonces que era una locura. Como esta industria, otras muchas industrias del conocimiento podrían formarse y desarrollarse en nuestro país, explotando así el enorme potencial científico técnico que aún existe en nuestras universidades. Sólo debemos ser audaces, ágiles y revolucionarios en las formas de organizarnos para rescatar todo este potencial científico creado y hacerlo lo más fértil y productivo posible. Necesitamos arriesgarnos e invertir en ciencia, si queremos recoger de ella sus frutos, no en beneficio de unos pocos privilegiados sino en beneficio de todo nuestro pueblo.

Por otra parte la historia de nuestra industria biotecnológica es sobretodo la de miles de hombres y mujeres simples, de su pueblo. Que aman la ciencia y han decidido compartir sus alegrías y tristezas con su pueblo, poniendo todo el fruto de su trabajo en función del bienestar de nuestra nación.

Ciencia y producción de alimentos

Fidel visita el CENSA el 1 de septiembre de 1980 para inaugurar el centro. Al frente de izquierda a derecha. Rosa Elena Simeón, Fidel y Álvarez de la Nuez. Foto: Archivo de Cubadebate

Fidel visita el CENSA el 1 de septiembre de 1980 para inaugurar el centro. Al frente de izquierda a derecha. Rosa Elena Simeón, Fidel y Álvarez de la Nuez. Foto: Archivo de Cubadebate

Cuba ha desarrollado un alto potencial científico con instituciones de primer nivel nacional e internacional vinculados con el sector agroalimentario.

– Los centros de investigación pertenecientes o no al MINAG y las Universidades (estas últimas no solo generando y aplicando conocimientos sino en la formación de capital humano) han logrado desarrollar e introducir tecnologías y productos que han sido utilizados con resultados positivos que incluso han sido reconocidos a nivel internacional (Ej. Obtención y mejoramiento de variedades de diferentes especies vegetales para consumo humano y animal por métodos tradicionales y biotecnológicos, desarrollo y aplicación de novedosos bioproductos para diversos fines, diferentes tecnologías, entre ellas la vigilancia de enfermedades basada en análisis de riesgo, y los ensayos diagnósticos para la detección temprana y precisa de plagas y enfermedades que afectan los animales y plantas, entre otros).

Sin embargo, aún existe una gran potencialidad y en estos momentos es un imperativo perfeccionar el vínculo o conexión entre la agricultura y la ciencia e innovación donde quiera que esta se genere pues se necesita una producción abundante y de calidad en cualquiera de las formas productivas actuales (estatal y no estatal) y ante el reto de los efectos del cambio climático, disponibilidad de agua y recursos naturales, cuidado del suelo y la situación demográfica de nuestro país, entre otros.

Es necesario en la actualidad generalizar la cultura de cierre de ciclo de la agricultura con la ciencia. La competitividad y el desarrollo deben apoyarse en la innovación. Si se quiere avanzar en un modelo de desarrollo sustentable e incluyente, el conocimiento, la innovación y el aprendizaje son decisivos; esto implica la implementación de acertadas políticas de innovación, perfeccionamiento de mecanismos, gestión del financiamiento, inversiones, infraestructura, formación constante del capital humano, fortalecimiento de la capacitación, comunicación, articulación y conexión de los diferentes actores en función de mejores prácticas productivas.

La innovación es siempre un proceso social, interactivo y sistémico, donde intervienen múltiples actores, empresas y formas no estatales de producción, gobiernos, centros de investigación, universidades, mecanismos regulatorios, entre otros. Es necesaria la acción concertada de Ministerios, Empresas, formas no estatales, gobiernos locales e instituciones, entre otros.

Los lineamientos del VI congreso del PCC y los debates más recientes que han tenido lugar en algunos espacios nacionales nos llaman a actuar sin dilaciones en estos aspectos esencialmente vinculados a la producción de alimentos.

Es importante citar las ideas expresadas por el Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros en la comisión de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de la Asamblea Nacional del Poder Popular el 28 de diciembre de 2015 que señaló:

“Tenemos que cerrar el ciclo y agregar valor a lo que producimos. El tema de la inocuidad de los productos es esencial, deben ser garantía, para los alimentos que se importan hasta los que se producen y se exportan, desde la semilla y la siembra hasta el mercado, si no lo hacemos así nuestros productos no tendrán ni calidad ni repercusión en el mercado. Todo esto se vincula con el precio, la oferta y demanda”.

– Por último quiero destacar la necesidad de continuar perfeccionando los mecanismos de extensión agraria, relación contractual donde ambas partes reconozcan las contribuciones, derechos y deberes, y que el productor necesariamente aprecie el incremento de sus rendimientos con mayor eficiencia y por tanto beneficio económico y lograr también la retribución de los centros de ciencia, sus investigadores y técnicos.

Es evidente que existe la voluntad, la potencialidad y nuestro pueblo merece de forma rápida que se adopten los cambios para contrarrestar las problemáticas que lo están afectando y por otra parte disminuir las elevadas erogaciones que el estado realiza en la importación de materias primas y alimentos.

Reordenamiento de las entidades de ciencia, tecnología e innovación.

Foto: Orlando Durán Hernández

Foto: Orlando Durán Hernández

El reordenamiento está dirigido a dar cumplimiento a los Principios de Políticas aprobados por el Consejo de Ministros y tiene el objetivo de elevar el impacto económico, social y ambiental de los resultados de las Entidades de Ciencia, Tecnología e Innovación (ECTI) en correspondencia con la proyección estratégica para el desarrollo, propiciando una mayor articulación del potencial científico con que cuentan las ECTI con las entidades de producción de bienes y servicios a las cuales tributan sus resultados, teniendo como principios la integración, racionalidad y la sostenibilidad.

Al inicio del reordenamiento, el país contaba con un total de 232 ECTI, de ellas 132 se clasificaban como centros de investigación, 49 como centros de servicios científicos y tecnológicos y 51 como unidades de desarrollo científico y tecnológico. El 29,3% de dichas entidades dirige las investigaciones al campo de las ciencias médicas; el 26,3% a las ciencias naturales y exactas; el 15,1% a las ciencias técnicas; el 12,1 % a las ciencias agropecuarias; el 9,3% a las ciencias sociales y a las humanidades el 7,3%.

Existen los instrumentos jurídicos que regulan y norman este proceso establecidos a través del Decreto Ley 323/2014 para el “Reordenamiento de las ECTI” y la Resolución 164/2014 del CITMA, “Reglamento para la organización y funcionamiento del Registro Nacional de Entidades de Ciencia, Tecnología e Innovación”.

Por la complejidad de este proceso se ha considerado necesario realizarlo en dos etapas: la primera en el contexto de perfeccionamiento institucional de los OACE y EN, quedando para una segunda etapa el análisis de las implicaciones en los sectores de la economía y los campos de la ciencia y la tecnología, en función de los objetivos del programa de desarrollo económico y social a largo plazo.

Primera etapa.

El alcance de la primera está dado por la necesidad de determinar en primer lugar la clasificación, es decir, el tipo de entidad según los indicadores establecidos en la política, su forma de funcionamiento económico y financiero y la forma en que se integran a las cadenas productivas y a los procesos de toma de decisiones de los OACE y EN.

Con la implantación de la primera etapa se producirá un uso más eficiente de los recursos financieros, al lograrse un predominio de formas no presupuestadas en el funcionamiento de las ECTI. Ello requerirá adoptar los procedimientos que permitan la captación de la ejecución de los recursos financieros que se destinen a las actividades de ciencia, tecnología e innovación. Esta etapa culmina con la actualización del registro de entidades de ciencia, tecnología e innovación.

Segunda etapa.

En la segunda etapa se prevé la realización de movimientos organizativos, de la posible integración de ECTI que mejoren su gestión por dedicarse a actividades similares o complementarias y que sea favorable el traslado entre OACE y Entidades Nacionales siempre que se asegure una mayor correspondencia entre los objetivos del programa de desarrollo a largo plazo y el potencial científico y tecnológico nacional, sobre la base de principios de racionalidad y eficacia.

Las transformaciones en curso en el sistema empresarial, junto a otras acciones relacionadas con la actualización del modelo económico y social, contribuirán a un mejor funcionamiento y racionalidad de las ECTI. No se trata de reducir los gastos desde el presupuesto del Estado, sino cambiar la forma de su gestión, bajo la premisa que la forma más ineficiente de funcionamiento es la Unidad Presupuestada pura, sin que ello signifique un enfoque economicista de la ciencia, la tecnología y la innovación. Siempre serán aseguradas el desarrollo y potenciación de capacidades de los sectores que se mantendrían presupuestados como pudieran ser los destinados a las ciencias básicas y a las ciencias sociales, entre otras líneas priorizadas que se determinen.

Oportunidades para la implantación de la política aprobada

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La experiencia derivada de la preparación para la primera etapa ha permitido identificar aspectos del contexto económico y social, determinantes en la efectiva implantación de la política aprobada entre los cuales están:

1. La aprobación de las bases del programa de desarrollo económico y social a largo plazo, que reconocen el papel clave de la ciencia, la tecnología y la innovación en todas las esferas de la sociedad y por lo tanto demandan la atención priorizada de estas actividades como parte del fortalecimiento organizativo e institucional de los OACE, OSDE y otras entidades.

2. El desarrollo del perfeccionamiento organizativo al que están sometidos los OACE, EN y otros órganos, que ha posibilitado compatibilizar los objetivos de mejora funcional y eficiencia económica y organizativa de este proceso con los objetivos de la política de reordenamiento aprobada.

3. Las transformaciones en curso en el sistema empresarial y la formación de los OSDE, aún cuando se encuentran en fase de desarrollo y consolidación, constituyen una oportunidad para considerar a la ciencia, la tecnología y la innovación como una fortaleza para mejorar e incrementar la eficiencia y demandar estas capacidades a las ECTI.

4. El paso de centros de investigación a empresas de ciencia y tecnología, propicia la adopción de un tratamiento laboral y salarial de los investigadores para asegurarles el beneficio que les reportaría estar vinculados al sistema empresarial.

5. Las ECTI, incluyendo las que funcionen de forma presupuestada, se integran a las cadenas productivas, añadiendo valor, basado en el conocimiento. Esta integración puede lograrse de manera funcional, sin que se requiera pasar a las estructuras administrativas propias del sistema empresarial y en aquellos casos que se demuestre que sea conveniente y en el momento oportuno de existir las condiciones favorables, pudieran pasar a formar parte de las estructuras del sistema empresarial (OSDE).

6. Los centros de investigación que pasan a integrarse a los OSDE como empresas de ciencia y tecnología, además de financiarse con sus resultados por la demanda del sistema empresarial podrán ser respaldados por el presupuesto del estado para atender prioridades nacionales.

7. Se asegurará como máxima prioridad que los cambios tanto estructurales como en los de reorganización de los procesos no se afecten el potencial científico, las capacidades instaladas, ni las líneas de investigación que se desarrollan en las ECTI. Sin dejar de observar el fuerte matiz político que entraña este proceso.

Adicionalmente, está propuesta y en proceso de aprobación la Política de Reorganización del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, que de conjunto con la de Reorganización tiene la proyección de lograr insertar de manera efectiva la CTI en las cadenas productivas del país en todas las sectores de la economía y los procesos sociales y políticos del país transformando la dirección del sistema en un proceso que facilite la interacción de los actores e integrando de manera efectivas sus actividades; perfeccionando los sistemas de planificación y financiamiento de la CTI en correspondencia de la naturaleza y objetivos de estas actividades

Además, promoviendo el crecimiento selectivo, escalonado, proporcionado y sostenible del potencial científico y tecnológico, con metas claras que combinen el desarrollo del potencial humano con las inversiones necesarias para garantizar su productividad y logrando formas más flexibles y efectivas de conexión del potencial científico y tecnológico con la producción de bienes y servicios, los órganos de dirección y de la defensa, para incrementar el aporte económico y social de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación

Fuente: Intervenciones en la Mesa Redonda “La ciencia cubana: Realizaciones y Desafíos”, del 12 de enero de 2016, en la que participaron el MSc. José Fidel Santana Núñez, Viceministro del CITMA, Dr. Celso Pazos Alberdi, Director General del Instituto de Meteorología, Dra. Ondina León Díaz, Directora General del Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA) y Dr. Kalet León Monzón, Vicedirector de Investigación y Desarrollo del Centro de Inmunología Molecular.

Cubadebate


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