Otro impensado paso a favor de la extrema derecha anticubana y latinoamericana acaba de dar el actual Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, al recibir en las oficinas de su organización, en Washington D.C., a un grupo de personajillos que plantean dedicarse –integrados en la llamada Justice Cuba o Comisión Internacional de Crímenes de Lesa Humanidad del Castrismo– a juzgar a los gobiernos progresistas de Cuba, Venezuela, Nicaragua, por supuestas violaciones de los derechos humanos e inventados actos de criminalidad, en un circo mediático cuya sede sería el venidero 24 de junio, en el auditorio del Ayuntamiento de la ciudad de Miami, según oportuno ofrecimiento del alcalde de esa ciudad, Tomás Regalado.
Lo interesante del caso es que Almagro no tuvo reparo alguno en recibir junto a este grupo de detractores a un renombrado provocador como Orlando Gutiérrez-Boronat, dirigente del Directorio Democrático Cubano (DDR) y de la llamada Asamblea de la Resistencia Cubana y a un connotado terrorista como Horacio Salvador García Cordero, vinculado a los planes de atentados realizados en Cuba en la década de los noventa, así como en planes de asesinato contra el fallecido dirigente cubano Fidel Castro, cuando era un prominente directivo de la FNCA y luego del Consejo por la Libertad de Cuba. Ambos son promotores de este remedo de “justicieros”.
El prontuario delictivo de este nuevo socio de Almagro ha sido ampliamente destacado por medios de prensa cubanos y, particularmente, por mi persona, al haber sido uno de mis jefes directos cuando infiltré el ala terrorista de la FNCA. Este individuo fue incorporado en las fichas que Cuba entregó al FBI en 1998 por estar vinculados a acciones terroristas contra esta nación. En mi caso particular he expuesto en varias oportunidades cómo Horacio Salvador García Cordero se entrevistó conmigo para revisar marcajes con GPS que supuestamente realicé para ellos de importantes objetivos políticos, económicos y sociales de Ciudad de la Habana y Varadero, los que posteriormente intentarían sabotear con explosivos. Asimismo ha sido denunciado como instigador de planes desestabilizadores dentro de Cuba y como traficante de obras de arte.
¿Ignorará Almagro la catadura de estos personajes o simplemente se limitará a aceptarlos como socios en su nuevo rol de papagayo de la contrarrevolución? Es una clara falta de pudor y dignidad.
Tomado de Mi Cuba por Siempre
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