Cuba levanta retricciones para ingresar equipos eléctricos de altoconsumo en la isla

Publicado el 21 mayo 2013 por Jediloy @jediloy

Una amplia gama de enseres que van desde estufas, acondicionadores de aire y microondas hasta 

LA HABANA. AFP. Los viajeros que lleguen a Cuba podrán ingresar a partir de este hoy equipos eléctricos de alto consumo, como cocinas, acondicionador de aire y hornos microondas, tras ser levantada una prohibición vigente desde 2005, según una resolución de la Aduana General.  La importación sin carácter comercial por personas naturales, de los equipos electrodomésticos y ciclomotores eléctricos (es autorizada) siempre que su valor y cantidad se correspondan con los límites establecidos en la legislación vigente", dice la resolución, firmada por el jefe de la Aduana, Pedro Pérez.  "Resulta necesario actualizar (la norma de 2005), por ser de beneficio y ampliación de las posibilidades de los viajeros y demás personas naturales que importen mercancías", añade la resolución, publicada en la Gaceta Oficial.  Los viajeros o cualquier cubano o extranjero residente-- podrán ingresar al país hasta dos acondicionadores de aire cuya capacidad no exceda una tonelada; hasta dos cocinas eléctricas y hornillas de vitrocerámica cuyo "consumo eléctrico no exceda 1.500 Watt, por foco", según la resolución.  También, hasta dos hornos eléctricos o de microondas cuyo consumo no exceda los 2.000 watts, e igual número de duchas eléctricas, freidoras, calentadores de agua, planchas y tostadoras de pan.   Muchas familias cubanas reciben "remesas" en especies enviadas por parientes que viven en el exterior, principalmente en Miami (Florida, EEUU), que llegan por carga aérea o marítima.Se estima que estos envíos suman cientos de millones de dólares anuales, aunque no hay cifras oficiales.  La prohibición de la importación de esos equipos fue motivada por una aguda crisis energética que sufrió la isla en 2004, que motivó la reparación de sus principales centrales termoeléctricas. También se estableció en esa época un programa para reducir el consumo, que el entonces presidente Fidel Castro denominó "revolución energética", a partir de la sustitución de bombillos y viejos refrigeradores y acondicionadores de aire soviéticos, por modelos chinos de menor consumo.