Cuba: Los impuestos visibles y los invisibles

Publicado el 18 septiembre 2016 por Yusnaby Pérez @yusnaby

Recientemente, el gobierno cubano aprobó un nuevo “código fiscal” mediante el cual, los cubanos se enfrentarán a pagar impuestos después de varias décadas sin pagar nada en teoría porque los cubanos han estado pagando un impuesto invisible sin darse cuenta.

¿Cómo es esto? Pues muy fácil. En Cuba el único patrón era el estado ya que no se permitía ninguna actividad privada legal. Todas las personas, fueran peluqueros, barberos, ingenieros, médicos, bailarines en un cabaret o meseros eran empleados del estado.

Y bajo un principio erróneo de igualdad, todos ganaban lo mismo. Un sueldo irrisorio e insuficiente para lo que se considera mantener un nivel de vida que obligaba a muchos a buscarse ingresos adicionales “por la izquierda”, para poder vivir.

Cuando se cuestionaba al gobierno cubano el pago de esos sueldos tan bajos, se justificaba diciendo que el resto lo recibían los cubanos en servicios que proporcionaba el estado “gratuitamente” como servicios médicos, medicinas, educación gratuita y servicios sociales básicos.

Pero, aunque muchos cubanos sintieran que recibían servicios gratuitos, nada es gratis, todo cuesta. Por ejemplo los servicios médicos cuestan porque alguien tiene que invertir en construir y mantener un hospital, pagar energía eléctrica para que tenga iluminación, funcionen sus equipos y pueda tener aire acondicionado. Hay que comprar equipos de diagnóstico y de análisis, equipar las salas de hospitalización y las salas quirúrgicas, etc.

Aparte un hospital requiere muchos empleados, desde los que reciben a los enfermos, los que administran los recursos, los enfermeros, camilleros, médicos y cirujanos, las enfermeras, los empleados de limpieza, los terapeutas, etc. y todos ellos tienen que percibir un sueldo para vivir que en teoría tiene que ser proporcional a su conocimiento, especialidad y habilidad.

Pero independientemente de cuanto se les pague, proporcionar un servicio médico cuesta dinero, y en muchos casos para ciertos padecimientos, mucho dinero. O sea, no es gratis, y alguien lo tiene que pagar.

Por muchos años la revolución ha venido presumiendo que el estado proporciona gratuitamente los servicios de salud, pero ¿Con qué dinero paga el estado el costo de esos servicios? Muy fácil, a través de los impuestos invisibles que los ciudadanos han venido pagando sin darse cuenta.

Por ejemplo, una persona recibe $25 pesos cubanos por hacer un trabajo. Pero por hacer ese trabajo, debería recibir mucho más. Sin entrar en detalles, todos sabemos que $25 pesos cubanos es muy poco, aún como un salario mínimo, y que las personas debían ganar mucho más dependiendo de lo que hagan: $100, $200, $500, o más pesos al mes. Pero reciben $25 pesos. Por lo tanto el estado se queda con la diferencia de $75, $175, $475 o más pesos que los trabajadores debían recibir pero que nunca los ven. Esos son los impuestos invisibles y que de acuerdo a las tasas de otros países son altísimos y desproporcionados.

El estado ha obtenido dinero de los trabajadores cubanos a través de esos impuestos invisibles y con eso ha pagado los servicios que dice que proporciona gratis, por eso hay que entender bien: Esos servicios no son gratis, sino que han sido y son pagados por los trabajadores a través de ese dinero que debían ganar, pero que no reciben: Los impuestos invisibles por los que el estado no rinde cuentas sobre su uso.

Y es importante ese rendimiento de cuentas, porque el estado no tiene recursos propios para hacer nada sino que recibe dinero de las tarifas, derechos, costo de documentos y de los ingresos por impuestos, tanto los invisibles como los visibles.

Y hay más impuestos invisibles cuando el estado cobra las cosas a un precio excesivo. Pagar una hora de servicio Wi-Fi a Dos CUC’s es un robo comparado con lo que cuesta el mismo servicio en otros países. Ese también es un impuesto invisible, y todo esto sucede porque en Cuba no solo no hay libertad ni democracia ni pluralismo, sino que en Cuba no hay transparencia en el manejo del dinero por el gobierno y de ahí la corrupción y el enriquecimiento de la familia Castro, de los generales, la compra de yates como el de Fidel, etc. Todo eso se ha hecho con dinero del pueblo, a través de los impuestos invisibles.

Eso es parte del cambio que queremos para Cuba. Transparencia en el manejo de los fondos públicos, salarios realistas de acuerdo a la oferta y la demanda, empresas privadas que generen riqueza y que los impuestos invisibles se vuelvan visibles para que las personas sepan cuanto están pagando por los servicios que reciben.

Y libertad y pluralismo para escoger a quienes queremos que administren nuestro dinero y nuestro país.