Cuba es, sin dudas, un país de emprendedores. Pero estos hombres y mujeres cubanos que crean nuevos negocios poco o nada tienen que ver con los emprendedores a nivel mundial, pues en esta Isla del Caribe la economía es muy diferente al resto del cuando se habla de iniciativas, startup y emprendimiento.
Emprendedor es un término derivado de la palabra francesa entrepreneur, y que es usado para referirse a un individuo que organiza y opera una o varias empresas, asumiendo cierto riesgo financiero en el emprendimiento, tales como: la administración de empresas, la contabilidad y temas compatibles.
Pues en Cuba es parecido, solo que influye mucho la cuestión de la familia, pues aquí cuando se va a comenzar un negocio innovador en lo que primero se piensa es en la familia: mi tío me prestará una parte del dinero necesario para invertir, mi hermano trabajará conmigo y llevará las cuestiones de finanzas, mi primo buscará la materia prima, y mi esposa y yo seremos los vendedores, y después repartimos todo la ganancia según los aportes de cada cual. Así piensan los cubanos cuando van a crear un nuevo negocio, desde una simple guarapera hasta un hostal.
Historias de éxito: Maní Bormey
Por supuesto que el emprendedor de Villa Clara no tiene un pelo de tonto: lo primero que hizo fue inscribir su marca en el Registro Cubano de la Propiedad Industrial y organizar el negocio de tal forma de que estuviera implicada toda la familia para que fuera más fácil de administrar, al pagar menos por trabajadores externos contratados y se pudieran aplicar técnicas de microeconomía que había estudiado en sus estudios universitarios y de Maestría, que van desde buscar un nicho de mercado sin competencia hasta garantizar la materia prima y la mercadotecnia.
Sencillamente encontraron que había poca diversidad de productos hechos a base de maní, y los que existían en el mercado eran muy caros, así que crearon una gama de productos que pueden competir con los del mercado “oficial”, pero a menores precios, llevando así adelante una iniciativa de emprendimiento que pronto llegará a gran parte del país, a pesar de tener todavía su “sede central” en la ciudad de Santa Clara.
Un detalle interesante en este negocio es que partieron de materias primas y prácticas tecnoproductivas que estaban en la familia desde hacía varias generaciones: sus abuelos y sus padres siempre cosecharon el maní en esas tierras así que tenían las herramientas, los conocimientos y la materia prima garantizada. Orelvys Bormey solo requirió de un pequeño crédito bancario y de sus ahorros, pues en Cuba nadie opta por el crowdfounding, ya que son opciones alejadas de los cubanos por la poca penetración digital que tiene el país.
Sus resultados como emprendedor fueron tan importantes que fue la primera, y única hasta el momento, iniciativa particular cubana que ha obtenido el Premio de la Oficina Cubana de la Propiedad Industrial 2014 a la “Creatividad y la Innovación Tecnológica en la categoría de Signos Distintivos”, un Premio que siempre se ganan grandes empresas asentadas en el mercado.
Emprendedores en el mundo
El fenómeno de los emprendedores es una cuestión global y muchas escuelas de negocios y centros de investigación han determinados su características fundamentales. Por ejemplo, está el emprendedor especialista: Es el que va sobre seguro, que está entre los 25 y 35 años, que ha trabajado en un sector distinto al de su iniciativa, pero que aplica sus conocimientos en el negocio propio con el objetivo de penetrar en un sector y permanecer en él durante los próximos 15 a 30 años.
También existe el emprendedor innovador. Estos ven en las situaciones de crisis nacionales una oportunidad para la renovación económica y para poner nuevos productos o servicios en el mercado. Parte de proyectos e ideas nuevas.
Existe además el emprendedor constructor. Este es el tipo de emprendedor que apuesta siempre al seguro. Los emprendedores constructores son calculadores y buscan estar dos o tres pasos por delante de la competencia. Conocen bien el mundo de los negocios en el que se mueven y son motivados, determinados e implacables.
Y por último está el emprendedor oportunista. Este el que más se preocupa por los números ya que su objetivo es conseguir el mayor dinero posible en el menor tiempo posible. La mayoría de los emprendedores cubanos son innovadores y oportunistas, pues se aprovechan de la situación económica desfavorable del país para obtener grandes dividendos en poco tiempo.
Agentes de telecomunicaciones
Uno de los servicios más rentables que presta una gran parte de los Agentes de Telecomunicaciones, pero que no es de amplio conocimiento público es la recarga doble desde el extranjero del saldo de la telefonía móvil.
La Recarga Doble desde el extranjero representa una gran entrada de divisas a la empresa en muy poco tiempo, y a la que solo acceden aquellos que tienen familiares y amigos en el extranjero que le pueden recargar su móvil. Ese es uno de los nichos que han descubiertos los emprendedores cubanos, que han creado sitios en internet desde donde hacer estas recargas y servicios físicos en Cuba, mediante los cuales pagas aquí 23 ó 25 CUC y desde el extranjero te recargan con 20 USD, que aquí en Cuba se te convierten en 40 CUC; es un negocio WIN WIN donde todos ganan.
Supuestamente este oficio está respaldado legalmente por una Resolución del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de Cuba, lo que no dice esta resolución es que también pueden gestionar Recargas Dobles a líneas de telefonía móvil en Cuba; es que es uno de los resquicios legales por donde han encontrado su ganancia los emprendedores oportunistas.
Financiamiento de los emprendedores
Como había dicho anteriormente, en Cuba la financiación de proyectos emprendedores muchas veces cuenta con ayudas familiares, y en otras ocasiones con “inversiones extranjeras” de familiares y amigos que residen en otros países, aunque los encargados del negocio en Cuba nunca reconozcan que recibieron ayuda económica desde el extranjero, que es algo todavía gris en la legalidad cubana.
Otra de las opciones que tienen los aventureros y emprendedores cubanos es pedir un crédito bancario, pero al parecer no es una oferta muy bien vista entre los cubanos, pues recientes informes del Banco Central de Cuba dan a conocer que durante el año 2014 solo 658 de los llamados “cuentapropistas” pidieron créditos a las entidades bancarias estatales. Fueron 75 en la capital y 583 en el resto del país; esto representa el 0,1% de los más de 347.000 trabajadores privados registrados, que son lo que se considera emprendedores en Cuba.
Estos datos, publicados por la Revista Bohemia, también dicen que el valor de los créditos otorgados fue de 13 millones de pesos cubanos (unos 520.000 dólares). De las cooperativas no agropecuarias (CNA), 38 recibieron financiamientos por 18 millones de pesos (720.000 dólares). En ambos casos, la mayor parte del dinero fue destinada a inversiones iniciales.
En definitiva, Cuba sí es un país de emprendedores. Solo que los emprendedores cubanos no siempre se comportan como en el resto del mundo, pues aquí las condiciones socioeconómicas y la economía de mercado (estatal, privado, negro, ilegal o como quiera que se le desee llamar) son muy diferentes. Y de que hay emprendedores, los hay, y muchos, y si no lo quieren creer pregunten por el Callejón de los Peluqueros o la Paladar La Guarida, ambos en La Habana, o por Villa Lagarto y Casa Prado, en Cienfuegos.
Todos estos son emprendedores cubanos que han sabido llevar adelante sus pequeños negocios privados en medio de una economía estatal compleja y marcada por el burocratismo, pero sobre todo han demostrado que los cubanos pueden encontrar nichos comerciales y posibilidades de negocios donde otros solo verían problemas, pues como dice la frase popular cubana: “El cubano es capaz de venderle hielo a un esquimal”.
PD: por favor, si usan o referencian la Infografía pongan el crédito y el enlace a la original, es decir, la mia.