Cuba: unos cuantos culpables y millones de inocentes

Publicado el 05 marzo 2015 por Yusnaby Pérez @yusnaby

Regresé y vi mi casa. Hoy vive una señora con dos niñas pequeñas en ella. Todas vinieron de Holguín luego de un ciclón. En esa casa yo crecí, hasta mi perro favorito está enterrado en el jardín. Incluso las huellas marcadas en el concreto de la entrada son mías.

Pero lo se, esa señora no me conoce por mi nombre y no sabe quien soy. Tampoco sabe que en ese banco del patio me sentaba a hacer mis tareas. ¡Justo ahí aprendí a tocar la guitarra! Apuesto a que ella no se imagina que en esas escaleras yo jugaba todo el día.

Así como la canción un día mi casa dejó de ser mía, alguien se adueñó de ella porque yo me iba. Me contaban hasta los vasos y las cucharas. ¡Cuidado si algo desaparecía!

Treinta años después regresé a La Habana y me sorprendí al ver que muchos de mis amigos ya no quedaban. Ahí estaba, mi casa, muy deteriorada, sucia, pero era mi casa. ¡Cuatos recuerdos imborrables en un minuto!

Castro me quitó hasta el sitio que más amé en mi infancia.

Arlén Sánchez