Desde hace algún tiempo, el presidente Donald Trump aduce ser “perseguido” por una supuesta “cacería de brujas”; sin embargo, quien padece desde hace 60 años esa persecución implacable, es el pueblo cubano ante una despiadada guerra económica, financiera y biológica, unida a la guerra de subversión política estructurada para intentar destruir el sistema que soberamente posee la República de Cuba.
Los datos no mienten y los miles de millones de dólares que Estados Unidos ha gastado en esa guerra sucia contra la Revolución lo confirman.
El incremento de la cacería de brujas contra Cuba se palpa en varios ámbitos y uno de los más activos en los últimos tiempos es el Parlamento Europeo, donde eurodiputados de derecha reciben instrucción del Departamento de Estado para sus campañas anticubanas.
El propósito perseguido es el mismo desde 1959, ahogar económicamente a la Revolución para culpar al socialismo de las carencias que sufre el pueblo cubano, a partir de esa guerra que constituye el arma principal de los yanquis en su diseño anticubano.
En días recientes parlamentarios europeos repitieron sus espectáculos contrarrevolucionarios, al convocar un evento ideado por la CIA, para sustentar la matriz de opinión de que Cuba “viola los derechos humanos”, sirviéndose de su asalariada Rosa María Payá, convertida en “refugiada política” sin historia en la Isla, ni participación alguna en las acciones contrarrevolucionarias de su padre, Oswaldo Paya.
Para darle amplificar sus falsas denuncias, la CIA mediante la USAID y la NED, organizaciones para enmascarar su actuación, reparte cientos de millones de dólares en programas de subversión política y el sostenimiento de otros engendros, como el llamado Observatorio Cubano de Derechos Humanos, con sede en España, encargado de redactar acusaciones para la cacería de brujas contra Cuba.
El tema para demonizar a la Revolución cubana son las apócrifas “detenciones arbitrarias”, ejecutadas contra asalariados yanquis, creados el 17 de marzo de 1960 según el plan de Acciones Encubiertas de la CIA aprobado por Eisenhower.
Al analizar la cruzada mediática se comprueba quienes son los colaboradores principales, pues todos hablan el mismo lenguaje y sus líneas de mensajes son idénticas.
Lo que expone la agente española Elena Larrinaga, directora del llamado Observatorio Cubano de Derechos Humanos, es repetido textualmente por Virginie Battu-Henriksson, portavoz de la Comisión Europea, por Anders L. Petersson, director ejecutivo de Civil Rights Defenders, y eurodiputados del partido español Ciudadanos.
El contenido de la presente campaña es la liberación de José Daniel Ferrer, delincuente en proceso judicial acusado de secuestro y agresiones contra personas, sufragado por los yanquis para ejecutar acciones provocativas en Cuba.
Ante las pruebas presentadas en su contra, donde se demuestran sus mentiras respecto a las violaciones de los derechos humanos, suman otras detenciones “arbitrarias” de elementos contrarrevolucionarios.
Esos son los casos de Berta Soler, Ángel Moya, Manuel Cuesta Morua y Guillermo Fariñas, todos respaldados por Marco Rubio, senador y miembro de la mafia terrorista de Miami.
La realidad es que en Cuba no hay un solo “opositor” asesinado o desaparecido, a diferencia de Colombia, donde solo en enero 2020, asesinaron a 30 líderes sociales y cinco excombatientes de las FARC.
Esos muertos no cuentan con padrinos en la CIA para reclamar justicia por ellos, ni el gobierno colombiano recibe acusaciones y sanciones del parlamento europeo, la OEA y otras ONG dedicas al tema de los derechos humanos contra Cuba.
Julián Assange, fundador de WikiLeaks, detenido en una prisión de alta seguridad en Reino Unido, nunca ha recibido apoyo del Parlamento europeo, ni se proyectan denuncias contra las autoridades británicas por negarle durante 7 años el salvo conducto, mientras permaneció asilado en la embajada de Ecuador en Londres, acción violatoria del derecho diplomático y humanitario.
A diferencia del delincuente José Daniel Ferrer, Assange corre el riesgo de ser condenado a 175 años de prisión, por darle a conocer al mundo que Estados Unidos engañó a la opinión pública sobre sus actividades en Afganistán e Irak, sus crímenes de guerra, abusos y delitos, todos de importancia histórica.
Es un preso político que Estados Unidos pretende condenar por su contundente denuncia que representa un interés público, reconocido mediante el Premio Walkley por contribución destacada al periodismo, Premio Martha Gellhorn de Periodismo, Premio Índice de Censura, New Media Award de The Economist, New Media Award de Amnistía Internacional y el Premio Gavin MacFayden de 2019, todos de alto reconocimiento internacional.
Datos oficiales de la USAID y la NED exponen el presupuesto que destina Estados Unidos contra Cuba, proveniente de los millones de dólares aprobados para programas de subversión.
Un artículo publicado por el sitio web Cuba Money Project, afirma que 22 millones 93 mil 43 dólares, se emplearon por el Departamento de Estado y la Agencia para el Desarrollo Internacional, en ese período contra la Revolución. Algunas partidas se distribuyeron así:
Fundación Panamericana para el Desarrollo 1 millón 740 mil 784 usd; Grupo de Apoyo a la Democracia 1 millón 442 mil usd; Directorio Democrático Cubano 1 millón 300 mil usd; Evangelical Christian Humanitarian Outreach for Cuba 1 millón 3 mil 674 usd.
Solamente en el año fiscal 2017-2018, la NED distribuyó dinero a las dos manos en sus programas contra Cuba, entre ellos:
Observatorio Cubano de Derechos Humanos 125 mil usd; Plataforma Internacional de Derechos Humanos en Cuba 85 mil usd; Documentar e informar violaciones a los derechos humanos en Cuba 100 mil usd; Lucha contra la impunidad y violaciones de los derechos humanos en Cuba 90 mil usd; Asistencia legal a la sociedad civil cubana 24 mil usd; Apoyo a los defensores de los derechos humanos en Cuba 95 mil usd; ONG People in Need Eslovaquia 98 mil usd; CubaNet News Inc. 225 mil usd.
La USAID gasta otras sumas plasmadas en sus programas:
Promover una “primavera cubana” en su Programa Cuba constan 316 proyectos, que entre los años 2007 y 2013 recibieron 120 millones 639 mil 795 dólares.
La Fundación Panamericana para el Desarrollo, FUPAD, desde 2003 hasta 2019, recibió de USAID 32 millones 904 mil 899 dólares, para ejecutar proyectos subversivos principalmente contra Cuba, Venezuela y Nicaragua. Su director John Sanbrailo, declaró que solo entre 2013 y 2017, el presupuesto de FUPAD excedió al presupuesto regular de la OEA.
Esto si es una cacería que Cuba resiste y vence estoicamente, porque como expresó José Martí:
“Las batallas se ganan entre ceja y ceja”
Por Arthur González